El
clamor de los cristianos es “Señor aumenta nuestra fe”. Es que sentimos
que nuestra fe nunca alcanza, es frágil, escurridiza. Y la fe es el elemento
central de nuestra FE. Es la forma o método de conocimiento que nos permite
relacionarnos con Dios de una manera razonablemente permanente.
No podemos encontrar a Dios a través de nuestros sentidos porque es
alguien sobrenatural.
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A lo sumo podemos concluir que ‘por acá pasó Dios’ cuando vemos la estela que deja.
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A lo sumo podemos concluir que ‘por acá pasó Dios’ cuando vemos la estela que deja.
Siendo tan
central, entonces trataremos en este artículo de desmenuzar los diferentes conceptos de la fe, poniendo énfasis en el
Carisma de Fe, que es algo poco considerado.
Empecemos
por el Catecismo de
la Iglesia Católica que dice que la fe es Un acto
personal, la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela.
Y por su revelación, el ‘Dios invisible
habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con
ellos para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía’. La respuesta adecuada a esta invitación es la
fe. Y dirá San Pablo en Hebreos 10:11 que “la fe es la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve”. Sin embargo
existe la dificultad a través de nuestra idea preconcebida de que debemos sentir sensiblemente a Dios y a las
cosas divinas.
Aunque sabemos especulativamente que Dios no se deja sentir,
prácticamente sostenemos lo contrario.
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Creemos que la verdadera historia de nuestra vida espiritual está formada por todas esas cosas que hemos experimentado sensiblemente.
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Y nada es más erróneo.
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Creemos que la verdadera historia de nuestra vida espiritual está formada por todas esas cosas que hemos experimentado sensiblemente.
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Y nada es más erróneo.
LA
VIDA ESPIRITUAL NO ES PERCIBIDA POR LOS SENTIDOS
¿Sentimos un sacramento produciendo su efecto
adecuado?
¿Sentimos
el aumento de la gracia en nuestra alma?
¿Sentimos
la muerte del alma por el pecado y su resurrección por la absolución
sacramental?
¿Sentimos
la presencia real de Jesús en la Eucaristía?
Sin duda, hay momentos en que nuestro Señor se deja sentir
sensiblemente.
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Sin embargo, no es la gracia, precisamente lo que se siente, sino a menudo algo más que lo acompaña.
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Sin embargo, no es la gracia, precisamente lo que se siente, sino a menudo algo más que lo acompaña.
Por ejemplo, vamos a la confesión con un sacerdote parco que simplemente escucha nuestros pecados, da una penitencia
y nos absuelve; y no sentimos nada. Vamos
al otro que nos entiende y dialoga con nosotros, que nos ayuda en
nuestras búsquedas, que nos da consejos útiles. Y sentimos esa paz refrescante
que al levantarse, parece que somos otra persona. ¿Fue la gracia del sacramento lo que sentimos? No. Fue la experiencia
provechosa que tuvimos con el segundo sacerdote.
Sin duda también hay etapas en la vida espiritual en el que uno se da
cuenta, al menos momentáneamente.
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Pero ser consciente de una cosa y sentirlo sensiblemente, no son la misma cosa.
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Tampoco es la vida espiritual toda una cosa de conciencia continua.
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Pero ser consciente de una cosa y sentirlo sensiblemente, no son la misma cosa.
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Tampoco es la vida espiritual toda una cosa de conciencia continua.
¡Hay tantas cosas, incluso los materiales, que no
sentimos!
¿Sentimos la
sangre que circula por las arterias? ¿Sentimos el misterioso funcionamiento del
cerebro? ¿Nos damos cuenta de la maravilla por la cual la comida digerida es
asimilada y transformada en nuestra propia sustancia? ¿Cuando éramos niños y
jóvenes, nos sentimos el crecimiento de cada día? Y si no nos sentimos estas cosas materiales, ¿cómo es que queremos sentir
lo que es espiritual?
HAY
QUE BUSCAR A DIOS CON LOS OJOS DE LA FE
En resumen, el primer secreto en la búsqueda de nuestro
Señor es la fe. Él no se esconde de la mirada de la fe, ni puede eludirla.
La fe nunca tiene obstáculos, penetra en todos los recovecos; atraviesa
todos los velos.
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¡Si tan sólo pudiéramos comprender el secreto de vivir por la fe, de ir a Dios por el camino de la fe oscura!
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¡Si tan sólo pudiéramos comprender el secreto de vivir por la fe, de ir a Dios por el camino de la fe oscura!
Nos acercamos al tabernáculo y no sentimos nada, al igual que si estuviéramos
cerca de un tabernáculo vacío. Decimos: “Jesús está aquí” pero es como si estuviéramos
pronunciando palabras en un idioma desconocido, porque ellas no mueven una sola
fibra de nuestro corazón. Pero la fe
nos asegura que Dios está ahí, y si hemos de comportarnos en armonía con
lo que la fe nos dice, ¡qué diferente sería nuestra oración! Hablamos con Jesús, pero no sentimos que Él
nos escucha, ni que Él nos responda; y nuestro coloquio languidece, y
pronto no sabemos qué decir. Pero la fe
nos dice que Jesús nos escucha y que Él nos habla, y que Él no necesita
ni sonidos externos ni medios extraordinarios para hablar con nosotros.
Él es el Maestro divino, que habla y ordena sin el ruido de las
palabras.
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Y si la fe me asegura que Jesús me escucha, me habla y me ama, entonces las delicias y los consuelos no son necesarios; nada en absoluto.
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Y si la fe me asegura que Jesús me escucha, me habla y me ama, entonces las delicias y los consuelos no son necesarios; nada en absoluto.
La oscuridad de la fe no se acomoda a
nuestros gustos sensibles.
Nosotros la
desearíamos sentir por encima de todo lo demás y la fe no es para sentir y saborear, sino para conocerla.
“Yo no encuentro a Dios” puedes decir. Tú no lo encuentras a él de acuerdo a tu manera, es decir, de una manera
sensible. Pero, ¿tú crees? Si tienes
fe, ya sabes que Dios no está lejos de ti, porque en Él vivimos, nos movemos y
somos. Porque Él nos rodea
a la derecha y a la izquierda, arriba y abajo. Porque Él nos penetra y vive por la gracia en lo más íntimo de nuestra
alma. Porque Él está presente en
una flor, en la fragancia, en ese rayo de luz en ese glorioso cielo, en todas
partes. En
consecuencia, si supiéramos cómo sacar
provecho de la fe y vivir por la fe, de siempre encontramos a Dios,
tendríamos resuelto nuestro problema. Habríamos
descubierto el gran secreto de la vida
interior. Teniendo en
cuenta que la fe es el elemento central para buscar a Dios hicimos un trabajo taxonómico sobre cuáles
son los distintos tipos de fe de las que se habla habitualmente en los
textos católicos, poniendo énfasis en al Carisma de fe.
QUE ES LA FE PARA UN CRISTIANO
DON
GRATUITO DE DIOS Y DECISIÓN DE LOS HOMBRES
La Fe es un
don gratuito de DIOS accesible a
cuantos la piden humildemente y con un corazón sincero.
Lo que mueve al creyente a creer es su voluntad de creer, pero siempre como
consecuencia de un acto de bondad de DIOS: la gracia.
El
responsable último en la Fe del creyente es DIOS porque la Fe es siempre
sobrenatural, viene de arriba.
No es un sentimiento sino una decisión del hombre.
Es la
respuesta que cada uno le da a DIOS. “Yo estoy
junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa
y cenaremos juntos” (Apoc. 3: 20).
Oigo su voz,
tomo la decisión abriendo la puerta, y él entra en mi corazón transformando mi
vida. Por lo tanto el acto de Fe es un acto humano, y no es contrario a la libertad ni a la inteligencia del hombre depositar
la confianza en DIOS, como tampoco adherirse a las verdades por Él
reveladas” (Catecismo, 154).
La Fe es
tanto un reconocimiento personal a DIOS que se revela. Como también es un acto
eclesial que se manifiesta en la expresión «creemos».
Es la Iglesia quien cree con la
gracia del Espíritu Santo, y precede, engendra y alimenta la Fe de cada uno.
Por Fe cada hombre camina en una
realidad que es invisible, pero cuando la confiesa y siente la Fe, esta Fe se
hace realidad.
CREENCIAS DE LA FE
La profesión de Fe comienza con la afirmación «Creo en DIOS» porque es la fuente de todas
las demás verdades sobre el hombre y el mundo.
Creer en
DIOS significa adherirse a DIOS mismo, confiando
plenamente en Él y dando pleno asentimiento a todas las verdades reveladas por
Él. Significa creer en un solo DIOS y en tres personas: Padre, Hijo y
Espíritu Santo. Es la certeza de lo que
no se ve y de que lo visible proviene de lo que no se ve.
No basta la razón para abrazar la verdad revelada, es necesaria la Fe. Pero para que el acto de Fe fuese conforme a
la razón, DIOS ha querido darnos motivos de credibilidad que muestran
que el asentimiento de la Fe no es un movimiento ciego del espíritu.
Los motivos de credibilidad son señales ciertas de que la
Revelación es palabra de DIOS:
–
la gloriosa resurrección de Cristo
es signo definitivo de su divinidad y prueba de la verdad de sus palabras;
–
los milagros de Cristo y de los santos
(Mc 16:20; Act 2:4) (Catecismo 156);
–
el cumplimiento de las profecías
(Catecismo 156), hechas sobre Cristo o por Cristo mismo, por ejemplo las
profecías acerca de la Pasión y sobre la destrucción de Jerusalén, etc..;
–
la excelencia y elevación de la
doctrina cristiana;
–
la propagación y la santidad de la
Iglesia, su fecundidad y su estabilidad, son signos ciertos de la
revelación, adaptados a la inteligencia de todos (Catecismo 156).
LA PROMESA DE DIOS
La Fe se da cuando mantienes la seguridad en la promesa de DIOS, no por la esperanza que DIOS
haga lo que pides sino porque tienes convicción de que DIOS te hizo la promesa.
Es esperar a recibir lo que Jesús te prometió; es lo que tienes en tu corazón
antes de que llegue la promesa. Es una
certeza que supera la lógica y una total seguridad de que DIOS va a
actuar a través de una palabra o una acción. Por lo tanto Fe es confianza en DIOS, en su palabra, en sus promesas,
en su provisión, en el carácter moral correcto de sus avisos y mandamientos,
hasta tocar la piedad y la santidad. Debes
creer que DIOS está presente en tu vida en todo momento, que quiere
hacer cosas buenas para ti, que DIOS puede hacerlo y que DIOS lo hace y lo
hará.
“Sin
Fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a DIOS ha de creer que existe
y que recompensa a los que le buscan”.
Jesús nos
dice: “Tenéis que buscar la recompensa divina”.
Cuando DIOS ve el compromiso radical en tu Fe y ve tu dedicación total, entonces él te proveerá del “carnero”, de la bendición y de una vida plena.
CÓMO SE
VIVE LA FE
Si le
preguntásemos a Abel qué es la
Fe nos diría “la Fe es una ofrenda a DIOS” y así podremos
medir nuestra Fe en términos de cuanto más ofreces más recibes. Si le
preguntásemos a Noé qué es la Fe
nos diría: “es la obra, es trabajar por DIOS. La Fe significa edificar una barca arriba,
en las montañas”. Para Abraham
la Fe sería: “salir a lo desconocido, permitiendo que DIOS me lleve más allá de
mi comprensión y mi conocimiento”.
La Fe es una realidad espiritual y una forma de vida que toca cada dimensión de la existencia del
creyente. La Fe es estar dispuesto a un
constante cambio de decisiones, a que creamos en la liberación del alma.
Y a que como embajadores de Cristo podamos ejercitarla con nuestros hermanos,
ya que es un don que se puede transmitir, como en las Bodas de Caná (Juan 2:
1-11).
Quien está en Cristo vive en seguridad aunque las circunstancias sean adversas (Salmos 46:1-3 y 27:1-3);
porque
-la Fe siempre ve posibilidades (1Juan 5:4-5);
-produce esperanza (Romanos 5:2);
-produce confianza (2 Corintios 5:7);
-testifica al incrédulo.
Hace que seas audaz y realices cosas que en otro momento no hubieras hecho. Te moviliza a buscar las bendiciones del Señor, como la enferma que
toco el manto de Jesús. Porque con
nuestra Fe podemos conseguir lo que queramos, siempre y cuando sea para
nuestro bien y esté en la voluntad de DIOS (Hebreos 11:32-34).
La Fe obra por el amor (Gálatas 5:6) y hace que te unas a otros hermanos en la Fe. Es el elemento necesario para la oración
eficaz (Mateo 21:22); y la paz es el fruto de dicha oración.
CRECIMIENTO
DE LA FE
La Fe general crece de la semilla original de la Fe salvadora que DIOS
ha plantado en nuestros corazones (Romanos 12:3). El grado de la Fe general varía con la etapa del desarrollo del creyente
(“poca Fe”, “mucha Fe”, etc.) (Mateo
14:29-31 y Lucas 7:2-9).
Crece como resultado del ayuno y la oración (Mateo 17:17-21) y por
escuchar su Palabra (Romanos 10:17). Nace
y crece por la predicación y la predicación se realiza en virtud de la
Palabra de Cristo. La Fe crece con
pedirla: “los Apóstoles dijeron al Señor:
auméntanos la Fe”; los
testimonios refuerzan la Fe. El Espíritu
Santo produce Fe (1 Corintios 12, 9): “el
Espíritu Santo….da a otro la Fe…”.
Los sacramentos son una fuente inagotable de la acción del Espíritu Santo en los que Jesús se hace presente. Y el
estar unido a una comunidad orante
también ayuda a crecer en la Fe.
En cambio la Fe se debilita por tribulaciones y persecuciones (Mateo 24:9-12). Por el amor al mundo (2 Timoteo 4:10). El descuido de la salvación (Hebreos
2:1-3). Por no congregarse
(Hebreos 10:22-25). Por no obrar
de acuerdo a la Fe, porque la Fe sin obra es Fe muerta (Santiago 2:20).
EXPECTACIÓN
Y DUDA
Hay una diferencia clara entre expectación y Fe.
Cuando quieres hacer algo y dices sólo con tu convicción “el
Señor me lo va a dar”, es
expectación. En cambio la Fe es cuando
tú oras y llegas a la convicción de que DIOS te va a dar lo que pides.
¿Y cómo
diferenciar y llegar a la convicción de lo
que es de DIOS y lo que no lo es?.
En primer lugar, en el silencio interior, en la
oración, en los signos exteriores coincidentes. En el abandonarte a los hechos y oportunidades que “misteriosamente”
se van generando para ti, sentirás interiormente que algunas de las cosas que
te suceden, y no otras, son la voluntad de DIOS. Y al identificarlas sabrás cual es el camino que Él quiere para
ti.
En segundo lugar, todo lo que viene de DIOS es coherente
con el mensaje de Cristo, las escrituras, irradia amor y caridad, y
aumenta tu Fe.
La gran dificultad de la Fe es la duda o inseguridad, es cuando preguntas ante
DIOS: “Señor, ¿cómo hago..?”.
No hay nada
perverso en dudar.
Cuando
Gabriel se acercó a María le dijo: “Concebirás
un hijo, el hijo de DIOS “… Y
ella dijo: “Pero, ¿cómo?. Yo no he conocido a
ningún varón”.
No es malo dudar, pero la cuestión es qué hacemos con la duda. La duda y la inseguridad son
reacciones humanas, pero el problema
viene cuando la duda se convierte en incredulidad.
LOS
TIPOS DE FE CRISTIANA: FE TEOLOGAL Y FRUTO DE FE
Obviamos
hacer un análisis de los distintos tipos de Fe que existen, desde la natural y
humana hasta las distintas creencias de Fe religiosas que no son cristianas, en
obsequio a la brevedad.
En términos
generales podemos distinguir 3 tipos de
Fe cristiana: la Fe que Salva, la Fe como Fruto y
el Carisma de Fe.
La Fe que Salva o Teologal sucede primero en el tiempo de conversión de una persona y no podemos
tener Fruto ni Carisma de Fe sin tener la Fe de Salvación. Hasta se puede ver como una gradación entre ellas,
o sea que en la medida que la Fe
Teologal y el Fruto se hacen más robustos y firmes, se está más disponible para
lograr una Fe Carismática que puede mover montañas y hacer caminar sobre
el agua.
FE
QUE SALVA O FE TEOLOGAL
Es la Fe por la que se aceptan las verdades reveladas por DIOS y que son
definidas por la Iglesia. Por las que se cree en los dogmas y que exige que el espíritu atienda
y la voluntad adhiera a ellas; esta Fe
es útil al alma. Dicha Fe la
recibimos desde el bautismo como regalo de DIOS (aunque inicialmente no
nos demos cuenta). Se manifiesta en un
corazón que cree que DIOS levantó a Jesucristo de entre los muertos para
nuestra justificación. Y éste inmediatamente se convierte en un corazón dispuesto a confesar fiel y
constantemente a Cristo como Señor y Salvador personal (Efesios 2:8; Juan 1:12;
Romanos 10:9-10; 5:1; Gálatas 3:6; Filipenses 3:9; Romanos 4:25; 10:9, 10).
Es confianza personal en el Señor Jesucristo y que cree en el mensaje de
Jesús “el que escucha mi palabra y cree en aquel
que me ha enviado tiene vida eterna y no incurre en condenación”. Es la Fe
que viene al hombre que no conoce al Señor y a través de la Palabra es
salvo. Cuando se predica la Palabra el Espíritu Santo obra y el incrédulo cree
en Jesucristo como su Salvador. Es la Fe que causa que una persona se vuelva Cristiana y nos hace parte de la
familia de DIOS.
La Fe salvadora proviene de la gracia de DIOS. (Efesios
2:8-9)
Se puede decir que la virtud teologal es “nuestra Fe”, que nos ha sido dada permanentemente, en
comparación con el Don Carismático que es la “Fe de
DIOS”. Y que fluye por medio nuestro en un momento dado cuando DIOS
quiere actuar para realizar hazañas especiales y maravillosas (Mt. 18.19s; 1
Co. 13.2; He. 11.33–40).
FE COMO FRUTO
La Fe como Fruto del Espíritu Santo es una lealtad producida por el mismo Espíritu Santo y cultivada por el
creyente. Que genera fidelidad y
constancia. Lleva al hombre a
experimentar la viva presencia de DIOS en su vida, independientemente de
las circunstancias del momento. Le ayuda a vivir de acuerdo a su creencia y le
lleva a experimentar una vida abandonada a la providencia de DIOS. Este tipo de Fe se aumenta, crece y madura
en la medida que confiamos en Él cada día de nuestra vida. (1Ts.3:10). La Fe
como fruto del Espíritu es una demostración de fidelidad a DIOS y su Palabra
junto con una actitud de completa
obediencia y sumisión a su voluntad. Es la Fe Servidora que nos permite seguir a DIOS y hacer lo que Él nos
pide. Nos permite vencer los obstáculos en el camino de la vida. Y como
resultado obtenemos la promesa de que todo
lo que pidamos al Padre en el nombre de Jesús nos lo dará siempre y cuando esté
en su voluntad. (Juan 14:12-14)
EL CARISMA DE FE
COMO SE INSERTA EN EL CONCEPTO DE FE
El Carisma de Fe o Don de Fe está considerado
dentro de los Carismas de Poder; por
medio de ellos el Espíritu Santo manifiesta el poder divino (Hch.2: 22). A veces se refieren a él como “Fe especial”
que indica alternativamente:
-que es una Fe otorgada
por el Espíritu Santo para satisfacer una necesidad en circunstancias
especiales;
-que es una Fe
superior a la Fe general; y
-que no
necesariamente reside permanentemente en el creyente.
A veces se le menciona como Palabra de Fe
haciendo referencia a que actuó por una palabra que se profirió. La Fe como Don es la base de todos los
carismas, una forma para medir cualquier carisma y para regular su
ejercicio. Por eso a medida que crece nuestra Fe carismática, crecemos en otros carismas. Con frecuencia hay superposición en el uso de
los Dones de Poder. Por ejemplo, en la resurrección de Lázaro, además
del Don de Fe que puso en práctica Jesús, también actuaron los de Sanidad y de
Milagros, pues no sólo fue resucitado sino curado (había estado enfermo antes
de morir) y volvió a la vida sano. Este
don es espontáneo e inmediato en su manifestación aunque los resultados
no siempre son inmediatos, pero sí seguros. La impresión de que el Don de Fe
funciona pasivamente se debe a que a
menudo opera en cooperación con dones más dramáticos (la Operación de Milagros,
los Dones de Sanidades). Y
muchas veces se manifiesta en secreto. Sin embargo requiere del involucramiento activo del
creyente para discernir, orar, conocer los riesgos, aceptar lo que el
Señor le pide, aplicar.
QUE COSAS HACE
Es una operación sobrenatural que sostiene la confianza íntima en DIOS en situaciones imposibles en cuanto
a lo natural (Lucas 17:6), de que el poder de DIOS va a intervenir, y de
que DIOS quiere y puede usarnos para obrar maravillas. No opera en el plano de lo posible y por tanto comienza donde el
poder del hombre termina. El Don de Fe
es la confianza ferviente en DIOS que da valor para emprender y vencer en cosas
que exceden las fuerzas humanas y aun en circunstancias cuando todo
parece estar en contra de uno. Es la Fe que describió Jesús en Mateo 17:20 “Fe como un grano de mostaza”. Una Fe
que puede mover las montañas de dificultad, puede hacer o recibir
milagros, creer lo imposible y provocar Fe en otros. (Hechos 28:3-5, Marcos
16:18, Juan 14:12). Es la confianza de
haber percibido la voluntad de DIOS que lo capacita a uno para actuar
como si el hecho hubiese ocurrido ya, (1 Reyes 18:30-46, Hebreos 11), expulsar
demonios (Mateo 17:19-20) y hacer cara a los más crueles martirios sin
titubear. Es una súbita oleada de Fe
para creer confiadamente que lo que hagamos o hablemos en el nombre de
Jesús, sucederá, que el Señor hará lo que nos ha mostrado que hará, confiar en
ello y hacer las cosas que le permitan a Él realizar lo que quiere hacer. Es la Fe que “espera” y que nos alienta a “creer
sin ver” que DIOS hará lo
que promete que va a hacer, y que nos permite actuar como vehículos suyos para
hacer cosas asombrosas.
A QUIENES SE DA
El don de Fe es una habilidad especial que DIOS da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo, para
discernir con extraordinaria confidencia la voluntad y el propósito
sobre el futuro de su obra. Es una de
las capacidades mayores que cada uno de nosotros debería “procurar” (1
Corintios 12:30) y pedir. Recordemos que Él dijo que los que tengan Fe harán
las obras que Él hizo y aún mayores. (Juan. 14,12). Esta Fe marca la diferencia entre un carismático y un mentalista. El primero desarrolla su docilidad para hacer
lo que DIOS quiere y el otro desarrolla sus propios poderes, con peligro
de excitar su ego y creerse invulnerable o capaz de manipular a los otros. Sin una Fe carismática fuerte, las
cosas que realicemos, aún cuando sean extraordinarias a la vista de los
hombres, serán fenómenos psicológicos o ritos mágicos. Solamente cuando nos sentimos llevados por el Señor tenemos derecho a
actuar en su nombre. (2Cor 3,3s) La
gente con el don de Fe está interesada más bien en el futuro que en lo
ya acontecido. Son pensadores positivos,
centrados en objetivos, que soportan los sufrimientos y las adversidades. Siempre
desean proyectarse y permanecen
inmutables ante el ridículo y la crítica. Tienen grandes reservas de valor. Los llaman visionarios, soñadores o promotores y
ven donde DIOS quiere que ellos vayan aunque no tengan idea de cómo van a
llegar allí. El que está dotado de ese carisma sabe, en un momento determinado, que una situación sin esperanza no lo es
en absoluto. Que DIOS va a intervenir y que todo va a ser cambiado para
honra y gloria de su nombre.
PERSONA E IGLESIA
Es un carisma para protección y provisión
personal y de mucha bendición para la Iglesia. Hombres
con el Don de Fe son las chispas necesarias para avivar el fuego en la Iglesia
de Jesucristo. Quizás recuerde usted alguna ocasión en que el Espíritu Santo
usó un testimonio, un canto, una oración un mensaje para impartir esta Fe. A medida que aumente el Carisma de la Fe,
se multiplicarán también las manifestaciones del poder y del amor del Señor en
beneficio de la Iglesia y del mundo.
DIFUSIÓN, USO Y RIESGOS
Como todo Don es gracia y
regalo de DIOS, y Él lo distribuye según su voluntad, pero podemos colaborar:
-siendo personas de oración
y estudiosas de la Palabra;
-estar disponibles
y entregados al trabajo de DIOS (“He aquí la esclava del Señor”);
–conocer la voluntad
del Señor (María escuchó antes al ángel); aceptar su voluntad y actuar
en Fe (“Hágase en mí…”);
–glorificar y alabar
al “responsable de nuestro actuar” (Magníficat).
Para su difusión se sugiere abrir a los hermanos
a este Don, distinguir qué problemas pueden resolverse con
recursos humanos y cuales no. Discernir lo que viene de la naturaleza humana y
lo que viene de DIOS. Lograr que todos reconozcan cómo DIOS responde siempre a
toda oración. Fomentar relatos de Fe (testimonios. Demostrar a los hermanos que
hace falta la Fe carismática, Predicar la absoluta dependencia de DIOS.
Pregunta lo siguiente…
¿Te sientes positivo y optimista aun cuando hay
circunstancias negativas? ¿Es fácil para ti confiar en las promesas de DIOS? ¿Puedes
animar a otros para estar más confiados en
el Señor? ¿A ti le gusta tomar riesgos en el Señor y ver como el Señor le
respalda? ¿Sientes una confianza cuando oras por sanidad o provisión
financiera? ¿A ti te gusta orar específicamente para poder celebrar las
respuestas?
Para poder usar nuestra Fe debemos tener una
clara visión de nuestros objetivos, poseer un deseo ardiente por ellos (Proverbios
10:24-b), esperar delante del Señor todo el tiempo necesario hasta adquirir la
seguridad, dar muestras de nuestra Fe. No
obstante hay riesgos como caer en un tipo de “Fe
irracional” por falta de discernimiento. Caer en la
autosuficiencia y no escuchar a DIOS; caer en el desaliento y el temor. Improvisar
descuidando la planificación y la preparación practica; regañar a los demás por
no tener suficiente Fe
EJEMPLOS Y MENCIONES DE CARISMA DE FE
EJEMPLOS NOTABLES DEL DON DE FE OBRANDO A TRAVÉS DE LA PALABRA HABLADA
a) Josué
ordenó al sol y a la luna que se detuvieran. (Jos 10:12-14).
b) Elías controló
el tiempo con su palabra. “no habrá lluvia ni rocío
en estos años, sino por mi palabra… y no llovió sobre la tierra por tres años y
seis meses” (1 R 17:1; Stg 5:17).
c) Pablo obra
un Milagro contra Elimas: “y serás ciego y no verás
el sol por algún tiempo” (Hch 13:8-11).
d) Pedro habla
del juicio de DIOS contra Ananías y Safira. (Hechos 5).
e) Las Escrituras
enseñan el principio de la Palabra de Fe: “lo que diga le será hecho” en
relación con el mandato de “tened Fe en DIOS”
(Mr 11:22, 23) y “Determinarás asimismo una cosa y
te será firme” (Job 22:28).
PASAJES BÍBLICOS Y TEXTOS
a) Hebreos 11:1 La Fe
es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. 2 Por ella fueron alabados nuestros mayores. 3 Por la Fe, sabemos que el universo fue formado por
la palabra de DIOS, de manera que lo que se ve resultase de lo que no aparece.
b) Mateo 17:18 Jesús
increpó al demonio y este salió del niño, que desde aquel momento quedó
curado.19 Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en
privado: “¿Por qué nosotros no pudimos
expulsarlo?”. 20 “Porque ustedes tienen poca
Fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran Fe del tamaño de un grano de mostaza,
dirían a esta montaña: “Trasládate de aquí a allá”, y la montaña se trasladaría;
y nada sería imposible para ustedes”.
c) Hechos 3: 4 Pedro
fijó en él la mirada juntamente con Juan, y le dijo: “Míranos.”.
5 Él
les miraba con fijeza esperando recibir algo de ellos. 6
Pedro le dijo: “No tengo plata ni oro; pero lo que
tengo, te doy: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, ponte a andar.” 7 Y tomándole de la mano derecha le levantó. Al
instante cobraron fuerza sus pies y tobillos, 8
y de un salto se puso en pie y andaba. Entró con ellos en el Templo andando,
saltando y alabando a DIOS.
d) Romanos 10: 17 Por
tanto, la Fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de
Cristo.
EL DON DE FE, COMO TODOS LOS DONES, ES TRANSITORIO; ES PARA
TIEMPO Y LUGARES ESPECÍFICOS
DIOS la da para una ocasión especial, aunque pueda repetirse
otra vez.
a)
Esta vez viene por el
oír la Palabra de DIOS: Romanos 10:17.
b) Puede manifestarse como un acuerdo entre dos (o
más) personas: Mateo 18:19.
c) Puede manifestarse para atar o desatar a una
cosa o a una persona: Mateo 18:18.
d) Para hacer las obras que Cristo hizo y prometió que
los creyentes harán: Juan 14:12; Marcos 16:17-18.
e) Esta Fe viva en la Palabra de DIOS es la
que siempre traerá resultados: Juan 14:13-14; 15:7, 16.
f) Fe que moverá las montañas:
Mateo 17:20; Lucas 17:6; Mateo 21:21-22.
PASAJES BÍBLICOS DEL DON DE FE EN OPERACIÓN DE LOS
PATRIARCAS, PROFETAS Y APÓSTOLES
a) Abraham obedeció a DIOS y salió de Ur:
Hebreos 11:8.
b) Abraham ofreció a su hijo Isaac como
un sacrificio vivo: Hebreos 11:17.
c) Noé preparó el arca en
obediencia a DIOS: Hebreos 11:7.
d) Caleb y Josué no hicieron caso a la evidencia
palpable de los gigantes y creyeron que podían tomar la tierra prometida:
Números 13:17-33.
e) Elías habló palabra de Fe que no llovería: I
Reyes 17:1.
f) Moisés obedeció al llamado de DIOS:
Hebreos 11:24-28.
g) David venció a Goliat por la Fe: I
Samuel 17:26, 34-51.
h) Pedro ante el concilio de
los sacerdotes: Hechos 4:8-13.
i) Esteban ante el Concilio:
Hechos 6:8-10; 7:2-56.
j) Ananías recibe Fe por la visión de DIOS
acerca de Saulo de Tarso: Hechos 9:10-18.
k) Pedro lo ejerce para la sanidad de
varias personas: Hechos 3:4-8; 9:34.
l) Pedro recibe dirección divina por una visión de
DIOS: Hechos 10:9-23.
m) Pedro habla acerca de los Gentiles en el plan
de DIOS para la salvación de ellos: Hechos 15:6-12.
n) Pablo ciega a Elimas el encantador:
Hechos 15:6-12.
o) Pablo recibe dirección divina por una visión de
DIOS: Hechos 16:9-10; 27:23-25.
p) Timoteo recibe Fe por la imposición de las
manos: I Timoteo 3:14-16; II Timoteo 1:5-8.
PASAJES BÍBLICOS DEL DON DE FE EN EL MINISTERIO DE CRISTO
JESÚS
a) Rehusando las ofertas de Satanás:
Mateo 4:3-11.
b) El agua transformada en vino: Juan
2:9.
c) La pesca milagrosa:
Lucas 5:6.
d) Palabra de Fe para sanar a la suegra de Pedro:
Mateo 8:14; Marcos 1:31; Lucas 4:38.
e) Palabra de Fe para sanar al leproso:
Mateo 8:3; Marcos 1:41; Lucas 5:13.
f) Palabra de Fe que sanó al paralítico:
Mateo 9:2; Marcos 2:3; Lucas 5:18.
g) Curación del hombre que estaba enfermo por 38
años: Juan 5:5.
h) Curación del hombre con la mano seca:
Mateo 12:10; Marcos 3:1; Lucas 6:6.
i) Curación del mozo del centurión de Capernaúm:
Mateo 8:5; Lucas 7:2.
j) El hijo de la viuda de Naín, resucitado:
Lucas 7:11.
k) Los demonios echados del endemoniado:
Mateo 12:22; Lucas 11:14.
l) Jesús calma la tempestad:
Mateo 8:26; Marcos 4:39; Lucas 8:24.
m) Los endemoniados de Gerasa, liberados:
Mateo 8:28; Marcos 5:1; Lucas 8:26.
n) La hija de Jairo resucitada:
Mateo 9:18; Marcos 5:42; Lucas 8:41.
o) Curación de la mujer con flujo de sangre:
Mateo 9:20; Marcos 5:25; Lucas 8:43.
p) Curación de dos ciegos:
Mateo 9:27-30.
q) Curación del mudo endemoniado:
Mateo 9:32-33.
r) La multiplicación de los panes y los peces para
las 5,000 personas: Mateo 14:15; Marcos 6:41; Lucas 9:12; Juan 6:5.
s) Liberación del hombre endemoniado:
Mateo 12:22
t) Jesús anda sobre la mar:
Mateo 14:25; Marcos 6:49; Juan 6:19.
u) Liberación de la hija de la mujer SiroFenisia:
Mateo 15:22; Marcos 7:25.
v) Multiplicación del pan para los 4,000:
Mateo 15:32; Marcos 8:8.
w) El sordomudo sanado:
Mateo 7:32-35.
x) Curación del hombre ciego:
Marcos 8:23-25.
y) Liberación de un muchacho:
Mateo 17:14-18; Marcos 9:17-27; Lucas 9:38-42.
z) El dinero para el impuesto:
Mateo 17:24-27.
z1) Los diez leprosos limpiados:
Lucas 17:12-19.
z2) El ciego sanado: Juan
9:1-7.
z3) Lázaro levantado de la muerte: Juan
11:1-44.
z4) La mujer con espíritu de enfermedad sanada:
Lucas 13:11-13.
z5) El hombre hidrópico sanado:
Lucas 14:2-4.
z6) Curación de dos ciegos:
Mateo 20:30-34.
z7) Cristo maldijo la higuera:
Mateo 21:19-22.
z8) La segunda pesca milagrosa: Juan
21:4-6.
MENCIONES DE CARISMA DE FE CONCEPTUALES
La Fe como Carisma es la que posee María en el momento de la Anunciación y que fue loada por Isabel. Es
la que mantiene firme a la Cananea,
a pesar de las aparentes negativas que recibe. Es la de Pedro cuando camina sobre las Aguas en busca de Jesús. Es la de Marta y María que llaman a Jesús
cuando está enfermo su hermano Lázaro. Es la de Pedro cuando sana al paralítico: “En
nombre de Jesús, anda”. Aquí
Pedro no se limita a creer que Jesús puede curar, sino que lo va a hacer
inmediatamente. Es la Fe de Abraham,
“nuestro Padre en la Fe”. Es la de quienes como Pedro dicen: “en tu nombre echaré las redes”, y las sacan llenas de peces.
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