Dos
institutos de investigación italianos avalan que las manchas pertenecen a una
persona que sufrió «un polilitraumatisco severo, como la tortura»
La Sábana Santa, el trozo
de lino que según la tradición envolvió el cadáver de Cristo después de la
crucifixión, no pudo ser una pintura medieval, pues las manchas halladas en el
tejido son sangre humana real.
Son las conclusiones de un nuevo
estudio realizado sobre el Lienzo, por dos institutos de investigación
italianos: el Istituto Officina dei Materiali (IOM-CNR) de Trieste y el
Istituto di Cristallografia (IC-CNR) de Bari, junto al Departamento de
Ingeniería Industrial de la Universidad de Padua.
El artículo, que ha estudiado las
partículas del Lienzo mediante estudios de resolución atómica, muestran, según
Elvio Carlino, director de la investigación, que «la fibra de lino está llena de creatinina, de dimensiones entre
20 e 90nm (un nanometro equivale a una millonésima de milímetro), ligada a
pequeñas partículas de hidrato de hierro de dimensiones entre 2nm y 6nm,
típicas de la ferritina».
Según el profesor Giulio Fanti,
dela Universidad de Padua, las partículas observadas, «por
dimensión, tipo y distribución, no pueden ser una obra realizada siglos después
en el tejido de la Sábana Santa».
Al contrario, según las
investigaciones, el tejido realmente
entró en contacto con la sangre de un hombre muerto que había sufrido múltiples
heridas graves. Según Fanti, «la amplia
presencia de partículas de creatinina unidas a partículas de ferrihidrita no es
una situación típica de suero sanguíneo de un organismo humano sano».
«De hecho – añade– un alto nivel de creatinina y ferritina se
relaciona con pacientes que padecen un politraumatismo severo, como la tortura.
De ahí que la presencia de estas nanopartículas biológicas halladas durante
nuestros experimentos señale a una muerte violenta para el hombre envuelto en
el sudario de Turín».
El artículo que detalla los
hallazgos y las medidas en el descubrimiento se publicó en la revista
científica estadounidense PlosOne, con el título New Biological Evidence from
Atomic Resolution Studies on the Turin Shroud [Nueva evidencia biológica a
partir de estudios de resolución atómica sobre el sudario de Turín].
Este estudio confirma lo que
otros estudios habían ya descubierto hace décadas: dos estudios, llevados a
cabo paralelamente en 1978 por Baima Bollone en Italia y Heller y Adler en
EE.UU. demostraron la presencia de bilirrubina en las huellas de la Síndone.
Aleteia /
Vatican Insider
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