En general se llama
celoso a aquel que quiere ser el único en la posesión y disfrute de un bien o
persona.
Por: P. Miguel A. Fuentes, IVE | Fuente: TeologoResponde.org
Por: P. Miguel A. Fuentes, IVE | Fuente: TeologoResponde.org
Preguntas:
Estimado Padre: Unas pocas líneas para pedirle
luz y aclaración respecto del tema de los celos, modo para curarlos, métodos
eficaces, remedios, y a qué causas se deben, y en definitiva si pueden ser «curados». Desde ya, muchas gracias.
Respuesta:
Estimada:
En general se llama «celoso» al que quiere ser
solo y único en la posesión y disfrute de un bien que es lícito también poseer
a otros. Hay, pues, una gran diferencia entre el celoso y el envidioso: el
celoso lo es del bien propio, el envidioso del ajeno; a veces, sin embargo se
confunden los celos con la envidia.
Los celos, entendidos en sentido estricto, son
efecto del egoísmo y de un apego excesivo a las cosas creadas y están en
contradicción con las exigencias de la caridad para con el prójimo: el grado de
culpabilidad depende de la entidad de aquello en cuya posesión se quiere ser
solo y también del daño que uno hace o está dispuesto a hacer para impedir que
los demás gocen del bien poseído por él.
Esto puede aplicarse también a los celos entre
los esposos. La defensa de la exclusividad del vínculo conyugal es cosa buena y
de obligación, pero no ha de llegar al punto de convertirse en opresión para
con el otro cónyuge, ni pretender prohibirle las relaciones de convivencia
común a los afectos honestos que en nada tocan a la fidelidad conyugal.
Los celos pueden llegar a
tomar formas anormales. Las principales son:
a) celos melancólicos, que
se observan en sujetos deprimidos, orientados hostilmente contra el propio
ambiente (melancolía);
b) celos paranoicos, en
individuos de este tipo;
c) celos obsesivos, síntoma
de la diátesis (predisposición orgánica) obsesiva;
d) celos en el delirio
alcohólico, propio del alcoholismo crónico;
e) celos de los
morfinómanos, similar al anterior;
f) celos seniles que se
presentan en la senectud o presenectud.
En cuanto a sus remedios, hay que tener en
cuenta que los celos nacen de muchos males: sospechas infundadas,
preocupaciones superfluas, profundas depresiones, envidias y otras faltas de
caridad y hasta de justicia. El remedio en tales casos es un generoso amor de
Dios y del prójimo, y el desprendimiento de las cosas creadas. Cuando los celos
se dan entre los esposos, el remedio preventivo es acostumbrarse a emitir
juicios sólo por razones ciertas y evidentes, evitando el espíritu suspicaz.
Cuando tienen base médica, también la cura
ha de venir por el lado médico.
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