Algunas frases
expresan verdades a medias, o medias mentiras, o mentiras completas, o
sugestiones atractivas pero carentes de seriedad.
Por: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net
Por: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net
Un periódico, una película, un libro, un
personaje famoso, un científico con un premio internacional, pueden promover
una frase sugestiva que pasa de boca en boca, de pantalla en pantalla, hasta el
punto de convertirse en una especie de mantra.
En realidad, algunas de esas frases expresan
verdades a medias, o medias mentiras, o mentiras completas, o sugestiones
atractivas pero carentes de seriedad. Además, en muchos casos, esas frases
impiden pensar cuando son acogidas como algo ya definitivo, cuando la realidad
es mucho más compleja.
“Las guerras no llevan a
ninguna parte”. ¿De verdad? ¿No llevan en ocasiones a la
destrucción de una tiranía? O, por el contrario, ¿no empeoran la vida de
millones de personas, incluso de los vencedores? El problema de las guerras es
que llevan a muchas partes...
“El cambio climático es un
grave daño para el planeta”. ¿Seguro? ¿Qué entendemos por daño? ¿No ha
habido cambios climáticos hacia el frío o hacia el calor a lo largo de la
historia terrestre? ¿Por qué algunos desean conservar a toda costa la situación
“ahora” en la que vivimos? ¿No podemos
imaginar en un nuevo escenario climático posibilidades y mejoras para muchos,
sin excluir, ciertamente, daños para otros?
“Una mentira repetida mil
veces se convierte en verdad”. Sin entrar en la discusión del autor y del
contexto de la frase, ¿cómo puede llegar a ser verdad algo por el simple hecho
de que es repetido una y otra vez? Una mentira no deja de serlo aunque la
acepten millones de seres humanos.
“El aborto es progresista”. Si se
entiende por progreso una mejora en la vida de las personas y de los grupos, el
aborto no puede ser nunca progresista, porque en cada aborto se comete una
injusticia sumamente grave: la eliminación de la vida humana de un hijo en el
seno materno. Si hay algo claramente “antiprogresista”
es el aborto...
“El cuerpo es mío y hago
con él lo que quiero”. ¿Seguro? Porque el cuerpo sigue unas leyes
biológicas y físicas que no dependen de nosotros. Además, millones de seres
humanos no tienen un mínimo de comida para tratar a ese cuerpo con el cuidado
que se merece. Y la propaganda ha creado manías que esclavizan a hombres y
mujeres a un esfuerzo muchas veces absurdo y dañino para su propio cuerpo por
imitar un “modelo” que nada tiene de sano...
“El relativismo es el fundamento
necesario para la democracia”. Si relativismo significa que todas las
posiciones valen lo mismo, ninguna democracia podría subsistir ante quienes
adoptan posiciones violentas, racistas, intolerantes,... Ningún sistema
político llega muy lejos si admite que todas las posiciones (todas) pueden ser
defendidas en la vida pública.
Las frases que impiden pensar son muchas, y
llegan a la mente de millones de personas de lugares muy diferentes, tanto en
el pasado del que dependemos como en el presente en el que vivimos. Más allá de
esas frases, ayer como hoy, ha habido y hay mujeres y hombres serios,
reflexivos, sanamente críticos.
Esos hombres y mujeres tienen la fuerza interior
para romper las cadenas de los promotores del “pensamiento
único” y de los slogans fáciles. Saben dedicar lo mejor de su mente y de
su corazón para investigar seriamente los hechos, y para interpretarlos de un
modo honesto, claro, y abierto, conscientes de los límites de la mente humana y
de la complejidad del mundo en el que vivimos.
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