Ahora no tenemos la más mínima
base para forjar un gobierno mundial justo. Ni la más mínima base realista, ni
la más mínima voluntad.
Ahora bien, el futuro, el futuro
lejano, confío en que lo traiga. Olvidaos de terribles novelas de
ciencia-ficción, de vídeos de youtube creados por alucinados ociosos, de
páginas web cuyos autores son ignorantes lectores de la Biblia, en cuyas
páginas encuentran todo lo que quieren encontrar y cualquier cosa que en el
futuro quieran encontrar.
Olvidaos del Burger King
intelectual y del Mc Donalds bíblico. Esos individuos os proveen de un alimento
intragable; salvo que mentalmente seas un adolescente. Sea dicho de paso, yo no
leo ninguna web sobre este tema si no aparecen reptilianos. Aunque reconozco
que son más entretenidas esas webs si se les añade un poco de templario y de
illuminati.
La realidad es que los problemas
económicos, sociales, medioambientales, legales que afronta la Humanidad son
globales. Ninguna nación podrá lograr la solución sola. Los acuerdos entre
naciones siempre han sido y seguirán siendo muy limitados.
Cualquier país-gamberro siempre
se beneficiará en lo legal de dar asilo a fortunas descomunales sin hacer
preguntas. Todo remedio frente a esto será muy limitado y los beneficios de ser
malo serán (y son) evidentes.
Y eso sin contar con un tema
delicadísimo en lo moral y es que los recursos de la tierra son limitados. Por
si alguien no se ha dado cuenta: son limitados, finitos, se acaban.
Urge ver nuestro planeta como un
bien común. Administrarlo lo mejor posible. La acumulación de riqueza en un 1%
de la población resulta apabullante, los gráficos son impresionantes: una
verdadera derrota de la razón. Y eso sin contar con automatización todavía. Los
programas expertos van a dejar a la mayor parte de la gente sin puestos de
trabajo. Estamos a punto de empezar una época que es cualitativamente distinta
de la Revolución Industrial.
Incluso con los mejores valores
cristianos, algunos de estos problemas son realmente complejos. Sin esos
valores y totalmente divididos, no tenemos nada que hacer: los problemas
seguirán engordando.
Soy un total defensor para un
futuro, desgraciadamente, todavía lejano de un gobierno mundial basado en la
razón. Soy defensor de que la familia humana se haga consciente de que es una
sola y que las fronteras entre los pueblos no existan ni en el papel. Ojalá que
algún día haya departamentos basados en la razón, una distribución racional de
los sectores en los que se dividan las tierras. Hablo de las tierras, porque
los hombres iguales sólo pertenecemos a una sola familia.
Soy consciente de que todo esto
se halla muy lejos. Pero ya ahora hay que hablar de ese ideal, frente a los que
nos cuentan historias disparatadas de reptilianos que dominan la ONU. La idea
de que cada país debe replegarse sobre sí mismo es lo mejor para que los
problemas (incluso económicos) se multipliquen por 10.
No, ahora no es el momento de afrontar de un modo mundial todos los
problemas, uno a uno. Lamentablemente, no lo es. Pero a todos esos cristianos
que nos advierten de conspiraciones imaginadas hay que decirles con toda
claridad que están en la luna.
P.
FORTEA
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