IRONDALE, 22 Abr. 16 / 12:35 pm (ACI).- El Obispo de Legnica en
Polonia, Mons. Zbigniew Kiernikowski, aprobó hace unos días un milagro
eucarístico ocurrido en la Navidad de 2013.
En una época en la que algunos católicos, incluso sacerdotes, no creen
en la presencia real de Cristo en la Eucaristía y cuando la liturgia pierde la
sacralidad que le corresponde, cabe preguntarse: ¿con qué objeto y qué mensaje
quiere dar Dios con este nuevo milagro?
El filósofo y teólogo, Philip Kosloski, autor del libro “Sobre las huellas de un Santo: La visita de Juan Pablo II a
Wisconsin”, intenta responder a la interrogante en el National
Catholic Register y afirma que “parece
que una causa del milagro fue el poco cuidado del Santísimo Sacramento”
que se cayó durante la comunión.
“Los accidentes suceden y no busco señalar a alguna
persona o algún sacerdote que dejó caer la hostia. Sin embargo, eso
nos recuerda un tema importante: el uso de las patenas”, resalta.
En la Iglesia
Católica la patena es el pequeño plato dorado que usa el acólito para colocarlo
debajo de la boca o las manos de la persona que recibe la comunión. De esta
manera, si la hostia o alguna partícula se cae, la patena evita que llegue al
suelo.
“La práctica ha sido abandonada por muchos en la
Iglesia en las últimas décadas” pese a que el documento del año
2004, Redemptionis
Sacramentum, de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos, exige su uso.
El Misal Romano también requiere el uso de la patena y que esta esté
sobre la credencia o mesa en la que se ponen los ornamentos litúrgicos antes de
ser llevados al altar.
Para Kosloski, “lo que este milagros nos
debe hacer reconsiderar es cómo nos aproximamos a la Santa Eucaristía. ¿Creemos
realmente que Jesús está presente en el pan y vino en la Misa? ¿Tratamos as hostias
con el debido respeto, siendo extremadamente atentos al distribuir la Preciosa
Sangre de nuestro Señor?”
“No debemos abandonar el uso de las patenas en la
Misa porque parezca ‘anticuado’. ¡La razón por la que usamos las patenas en
Misa es por nuestro amor a Dios!”
Kosloski comenta también que si cuidamos a nuestros hijos y los cargamos
para que no se caigan, “¿por qué no tenemos el
mismo cuidado por la hostia eucarística en la Misa, que es Cristo el Señor? ¡Lo
que sostenemos en nuestras manos no es solo pan!”
“Tal vez este milagro llegó en el momento justo a
nuestro mundo, cuando muchos católicos no creen en la presencia real de Cristo
y en una era en Iglesia en la que no se trata adecuadamente a la Eucaristía”, prosigue el filósofo y teólogo.
Kosloski señala finalmente que el tejido del corazón del milagro
eucarístico muestra “signos de estrés” y “tal vez quería mostrar que Cristo es herido cuando no
cuidamos de Él”.
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