VATICANO, 09 Jun. 17 / 04:14 am (ACI).- Rezar y tener paciencia.
Esta es la receta que el Papa Francisco ofreció en la homilía de la Misa en la Casa Santa
Marta para hacer frente a momentos difíciles y de oscuridad.
El Pontífice alertó además contra la vanidad que es una “belleza maquillada” que no dejar entrar en el
corazón la “alegría que es de Dios”.
En la Misa en la capilla de la Casa Santa Marta, el Pontífice invitó a
dar gracias por la “salvación” que nos da al
comentar la primera lectura de la liturgia del día.
Dios “lleva adelante la historia” y “la vida
de las personas, también la nuestra”, afirmó. A continuación recordó que
Tobías y Sara vivieron “momentos difíciles” y
“momentos hermosos”, como en “toda la vida”.
“Todos nosotros hemos pasado por momentos feos,
fuertes; sabemos lo que se siente en un momento de oscuridad, en el momento de
dolor, en el momento de las dificultades, lo sabemos”.
Pero Tobías y Sara rezan y “esta es la
actitud que nos salva de los momentos feos: la oración. La paciencia: porque
ambas son pacientes con el propio dolor. Y la esperanza de que Dios nos escuche
y nos haga pasar estos momentos feos. En los momentos de tristeza, poca o
mucha, en los momentos de oscuridad: oración, paciencia y esperanza. No hay que
olvidar esto”, dijo el Papa.
“Después de la prueba, el Señor se hace cercano a
ellos y los salva. Pero hay momentos hermosos, auténticos, como este, no
momentos con la belleza maquillada, que todo es artificial, fuegos
artificiales, pero no es la belleza del corazón”.
“¿Y qué hacen estos dos momentos hermosos?”, se preguntó. “Dan gracias a Dios, alargan el
corazón en la oración y en el agradecimiento”.
En este sentido, invitó a discernir que en la vida hay momentos de “cruz”
en los que es necesario “orar, tener
paciencia y tener al menos un poco de esperanza”: se necesita evitar
caer “en la vanidad” porque “siempre está el Señor” con nosotros.
“Pidamos la gracia de saber discernir qué sucede en
los momentos feos de nuestra vida y como ir adelante, y qué ocurre en los
momentos hermosos y no dejarnos engañar por la vanidad”.
Por Álvaro de Juana
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