“Pierdan toda
esperanza los que entran”, decía Dante sobre el Infierno. Más allá de esta célebre fórmula, la
tradición y la teología católicas permiten identificar tres características
principales de la Gehena
VACÍO
El ser humano está hecho para
el infinito. A imagen de su Creador, el ser humano necesita amar y ser amado,
es una necesidad universal e ilimitada. Sin embargo, el infierno está vacío de
amor, de todo bien, de todas las cosas bellas e interesantes.
Como una persona que se
asfixia con una bolsa en la cabeza, el alma en el infierno se ahoga buscando el
bien. Es un pánico eterno. Como una persona hambrienta, obsesionada por la
comida, el alma en el infierno se vuelve loca. El alma se agrieta y fragmenta,
sabe que está hecha para el bien infinito, pero está anclada en el odio eterno.
REMORDIMIENTO
“El gusano que
carcome y que nunca muere” es una imagen utilizada a menudo en la tradición católica para ilustrar
los remordimientos del alma en el infierno.
El recuerdo de los pecados,
pero también el del sacrificio de Jesús, tan inmenso, pero que el alma en el
infierno habrá hecho inútil. Y todas las llamadas de Dios, todas las gracias
que nos envió a lo largo de nuestra vida, que no habríamos sabido aprovechar,
que habríamos rechazado, a las que habremos antepuesto los “tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre
los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban” (Mt 6, 19).
ETERNIDAD
La eternidad fue creada para
el cielo, para garantizar el descanso de las almas. Pero este concepto se
aplica también al infierno: “La trompeta de la
justicia divina resuena eternamente en los infiernos; hace sonar estas
terribles palabras a los condenados: siempre, siempre; jamás, jamás”,
dice san Alfonso de Ligorio en El camino de la
Salvación.
Temamos, pues, el infierno
para nosotros y para los demás, y como santa Catalina de Siena, recemos por ellos
depositando nuestra confianza en la Divina Misericordia: “¿Cómo soportaría yo, Señor, que uno solo de los que has
hecho como yo a tu imagen y semejanza, se pierda y escape de tus manos? No, de
ningún modo quiero que ni uno solo de mis hermanos se pierda, ni uno solo de
los que están unidos a mí por un nacimiento idéntico por la naturaleza y por la
gracia”.
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