REDACCIÓN CENTRAL, 01 May. 17 / 08:10 am (ACI).- La reciente
emisión de “La Piedra de Pilato”, parte de
un especial de CNN, renovó la inquietud por las evidencias históricas y
arqueológicas de la existencia de Poncio Pilato, gobernador de Judea durante el
juicio y crucifixión de Jesús.
El 5 de marzo de 2017, la cadena televisiva CNN estrenó “La Piedra de Pilato”, primer episodio de la
segunda temporada de Finding Jesus (Encontrando a Jesús), que presenta los
detalles conocidos de la vida
del procurador romano que condenó a Jesucristo a la crucifixión.
Pero, ¿cuáles son las evidencias arqueológicas que prueban la existencia
de Pilato?
En 1961 los arqueólogos liderados por el Dr. Antonio Frova descubrieron
en Caesarea Marítima, una ciudad romana antigua a lo largo de la costa
mediterránea de Israel, un fragmento de piedra caliza que llevaba grabada una
inscripción con el nombre de Poncio Pilato.
La placa, de 82 cm de ancho por 68 cm de alto, que hoy se encuentra en
el Museo de Israel (Jerusalén), fue escrita en latín e incrustada en una
sección de escaleras que conducen al anfiteatro de Cesarea.
La inscripción dice lo siguiente: “Poncio
Pilato, prefecto de Judea, ha dedicado al pueblo de Cesarea un templo en honor
de Tiberio”.
La información descrita coincide con el gobierno del emperador Tiberio
entre los años 14 y 37 d.C. y también con el cronograma bíblico descrito en el
Nuevo Testamento: Lucas, por ejemplo, se refirió en su Evangelio a Pilato como
el gobernador romano de Judea durante el reinado de Tiberio César.
Además de los Evangelios, también escribieron sobre el procurador romano
varios historiadores paganos de la época.
Cornelio Tácito, historiador romano del siglo I, mencionó a Pilato en
uno de sus escritos: “se imputó a los cristianos
que toman su nombre de Cristo, el cual durante el imperio de Tiberio, había
sido condenado a muerte por el Procurador Poncio Pilato”.
También habló de él Flavio Josefo, un historiador que participó en la
guerra de los judíos entre los años 66 y 70. En el año 93 del siglo I escribió
lo siguiente: “por aquel tiempo apareció Jesús,
hombre excepcional, si le podemos llamar hombre, pues realizó prodigios
sorprendentes (...). Tanto entre los judíos como entre los griegos tenía muchos
discípulos que le seguían. Por denuncia de los jefes del pueblo, Pilato le hizo
condenar al suplicio de la cruz. Pero ello no impidió
que sus discípulos continuaran amándolo como antes. A los tres días de su muerte
apareció vivo”.
También Filón de Alejandría, contemporáneo a Jesús, describió a Pilato
como una persona cruel y caracterizada por “su
venalidad, su violencia, sus robos, sus asaltos, su conducta abusiva, sus
frecuentes ejecuciones de prisioneros que no habían sido juzgados, y su
ferocidad sin límite”.
Sobre cómo y dónde murió Poncio Pilato poco se conoce, pero existen
diversas hipótesis, como que se suicidó tras caer en desgracia o que fue
desterrado a la Galia donde murió.
Hay también quienes creen que Pilato se convirtió al cristianismo antes
de morir o, según textos apócrifos, sufrió el martirio.
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