VATICANO, 19 May. 17 / 06:03 am (ACI).- El Papa Francisco estableció
la diferencia entre la doctrina de la Iglesia y la ideología: “La doctrina une, los Concilios unen a la comunidad
cristiana, mientras que la ideología divide”.
En su homilía de la Misa en Casa Santa Marta
celebrada este viernes, el Santo Padre advirtió contra aquellos que transforman
la doctrina en ideología y “se dedican a turbar a
la comunidad cristiana con discursos que trastornan el alma”.
“Siempre hay gente que dice: ‘Eh, no. Eso que ha
dicho ese es herético, aquello no se puede decir, aquello no, la doctrina de la
Iglesia es esta…’. Son fanáticos de cosas que no están claras, como esos
fanáticos que sembraban la cizaña para dividir a la comunidad cristiana”.
El Pontífice identificó el problema cuando “la
doctrina de la Iglesia, aquella que viene del Evangelio, aquella que inspira el
Espíritu Santo, se convierte en ideología. Ese es el gran error de esa gente”.
En este sentido, aseguró que aquellos que transforman la doctrina en
ideología “no son creyentes”. No es lo mismo
“ser creyente que estar ideologizado”, indicó
el Pontífice.
Para ejemplificar esta diferencia, Francisco reflexionó sobre el
fragmento de los Hechos de los Apóstoles, leído en la Primera Lectura, para señalar
que en las primeras comunidades cristianas “tenían
celos y luchas de poder. Algunos astutos querían ganar y comprar poder”.
En el texto de los Hechos de los Apóstoles se habla de dos grupos de
personas que participaban en fuertes discusiones: “El
grupo de los apóstoles, que quería discutir el problema, y los otros que iban y
creaban problemas, dividían, dividían a la Iglesia y decían que aquello que
predicaban los apóstoles no era lo que Jesús había dicho, que no era la
verdad”.
Ante esta hostilidad, la actitud de los apóstoles es hablar para llegar
a un acuerdo, “pero no es un acuerdo político –matizó
el Papa–, es la inspiración del Espíritu Santo la
que les lleva a decir: nada de estas cosas, nada de exigencias. Solo piden
esto: no comáis carne durante ese tiempo, la carne sacrificada a los ídolos
porque eso significa hacer comunión con los ídolos, abstenerse de la sangre, de
los animales estrangulados y de las uniones ilegítimas”.
La ideología de aquellos que sembraban discordia “cierra el corazón a las obras del Espíritu Santo”. Por el
contrario, los apóstoles no estaban ideologizados, “tenían
el corazón abierto a aquello que el Espíritu les indicaba”.
Por lo tanto, “siempre ha habido problemas.
Somos humanos, somos pecadores”. Ese rasgo que caracteriza a todas las
personas, el ser pecadores, “debe llevarnos a la
humildad, a acercarnos al Señor como salvador de nuestros pecados”.
El Papa concluyó insistiendo en que “la
Iglesia tiene su propio magisterio, el magisterio del Papa, de los Obispos, de
los Concilios”. Ese magisterio debe ir por el camino “que marcó Jesús en su predicación, y de la enseñanza del
Espíritu Santo”. “La doctrina une, los Concilios unen a la comunidad cristiana,
mientras que la ideología divide”.
Lectura comentada por el Papa Francisco:
Hechos 15:22-31
22 Entonces decidieron los apóstoles y presbíteros, de acuerdo con toda
la Iglesia, elegir de entre ellos algunos hombres y enviarles a Antioquía con
Pablo y Bernabé; y estos fueron Judas, llamado Barsabás, y Silas, que eran
dirigentes entre los hermanos.
23 Por su medio les enviaron esta carta: «Los apóstoles y los
presbíteros hermanos, saludan a los hermanos venidos de la gentilidad que están
en Antioquía, en Siria y en Cilicia.
24 Habiendo sabido que algunos de entre nosotros, sin mandato nuestro,
os han perturbado con sus palabras, trastornando vuestros ánimos,
25 hemos decidido de común acuerdo elegir algunos hombres y enviarlos
donde vosotros, juntamente con nuestros queridos Bernabé y Pablo,
26 que son hombres que han entregado su vida a la causa de nuestro Señor
Jesucristo.
27 Enviamos, pues, a Judas y Silas, quienes os expondrán esto mismo de
viva voz:
28 Que hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más
cargas que éstas indispensables:
29 abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de los
animales estrangulados y de la impureza. Haréis bien en guardaros de estas
cosas. Adiós.»
30 Ellos, después de despedirse, bajaron a Antioquía, reunieron la
asamblea y entregaron la carta.
31 La leyeron y se gozaron al recibir aquel aliento.
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