Incomprensible la
manera en que puede un juez darle más beneficios al imputado que a la víctima.
Por: n/a | Fuente: Siame.mx // DesdeLaFe.org.mx
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Con una celeridad que sorprende, este jueves 18
de mayo Alejandro Cruz Sevilla, juez de control del Tribunal Superior de
Justicia de la Ciudad de México, declaró “inimputable”
a Juan René Silva Martínez, quien el lunes 15, al término de la Misa de
las seis de la tarde, se dirigió al Altar Mayor de la Catedral Metropolita de
México y arremetió con un arma punzocortante en contra del sacerdote José
Miguel Machorro, cuyo estado de salud, de acuerdo con el último reporte médico,
sigue siendo grave, puesto que sufrió un infarto muy intenso que le dejó graves
daños.
La declaratoria de inimputabilidad a favor de
Juan René Silva, realizada bajo un solo peritaje y apenas tres días después de
ocurridos los hechos, exime de la responsabilidad penal al indiciado, al no
considerarlo responsable del ilícito por padecer presuntamente de un trastorno
psicótico; determinación que fue calificada por la Arquidiócesis de México como
deplorable e injusta, tomando en cuenta la gravedad de los hechos.
A través de un comunicado, el P. Hugo Valdemar,
Director de Comunicación Social de la Arquidiócesis de México, señaló que dicha
determinación es una muestra de la total indolencia hacia la víctima, de una
aparente protección a los delincuentes, pues no es posible que el juez llegue a
esta escandalosa resolución basado en una sola prueba pericial y sin haber escuchado
antes a la víctima.
Las muestras de apoyo a la postura de la Iglesia
y en contra de la declaratoria del juez de control no se han hecho esperar en
redes sociales, como la emitida por un abogado que omitió su nombre, quien
señaló que es incomprensible la manera en que puede un juez de control darle
más beneficios al imputado que a la víctima, por lo que recomendó interponer un
recurso de revisión a dicho resolutivo; “no
obstante, por experiencia señalo que lo más recomendable sería acudir al juicio
de amparo en busca de la justicia en los tribunales federales, por un
resolutivo tan absurdo, como el que estimó este juez de control al dejar en
estado de indefensión a una víctima, quien desempeñaba una actividad sumamente
pacífica, y cuyo agresor tuvo los presupuestos y medios para lograr su
objetivo, que no era otra que despojarlo del bien supremo más importante que
tiene un ser humano como es su vida misma”.
Por su parte, el C. Rafael Ochoa externó que es
una pena el grado de descomposición social de nuestro país, pues ahora el nivel
de violencia ataca hasta lo más sagrado; hay una crisis que no cesa y que se
manifiesta en todas las esferas sociales, empezando por la pretendida “Justicia Penal” tan corrompida. Señala que la
respuesta de la Iglesia frente al caso es firme y valiente, y ofrece su apoyo y
colaboración para lo que se requiera.
De igual manera, la C. Gabriela R., de la ciudad
de Guadalajara, opinó que, con la determinación de este juez de control, ya se
podrá ir apuñalando gente sin que pase nada. “A lo
mejor se me cruza la vecina que me cae en el hígado, la apuñalo y sigo con mi
vida como si nada, si acaso declaro que tengo desórdenes mentales (los cuales
todos tenemos, en un sentido u otro) y listo…. con licencia para seguir por ahí
apuñalando. “¡Lamentable!”.
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