VATICANO, 04 Abr. 17 / 06:13 am (ACI).- El Papa Francisco hizo una
reflexión sobre la Cruz
y el uso que se le da, muchas veces sólo como un mero adorno, y pidió darle la
importancia que merece porque solo se recibe la salvación aceptándola.
“La salvación solo viene de la Cruz, pero de esta
Cruz que es Dios hecho carne. No hay salvación en las ideas, no hay salvación
en la buena voluntad, en el querer ser buenos. No. La única salvación está en
Cristo crucificado, porque solo Él, como la serpiente de bronce ha sido capaz
de tomar todo el veneno del pecado que nos ha sanado ahí”.
“Pero, ¿qué es la cruz para nosotros?”, preguntó Francisco. “Sí, el símbolo de los
cristianos, es el símbolo de los cristianos. Y nosotros hacemos la señal de la
cruz, pero no siempre la hacemos bien, a veces hacemos así… Porque no tenemos
esta fe en la cruz. Otras veces, para otras personas es un distintivo de
pertenencia: ‘Sí, yo llevo la cruz como si fuese de un equipo, el logotipo de
un equipo’”.
El Papa recordó la primera lectura del día: “Dios
dice a Moisés: ‘Quien mire la serpiente será curado’. Jesús dice a sus
enemigos: ‘Cuando veáis levantado al Hijo del hombre, entonces conoceréis’.
Quien no mira la cruz, así, con fe, morirá en sus propios pecados, no recibirá
la salvación”.
“Hoy la Iglesia nos propone un
diálogo con este misterio de la cruz, con este Dios que se ha hecho pecado por
amor a mí. Y que cada uno de nosotros pueda decir: ‘Por amor a mí’. Y podamos
pensar. ‘¿cómo llevo yo la cruz?, ¿cómo un recuerdo? Cuando hago el signo de la
cruz, ¿soy consciente de lo que hago?; ¿cómo llevo yo la cruz?, ¿Solo como un
símbolo de pertenencia a un grupo religioso?, ¿cómo llevo yo la cruz?, ¿cómo un
ornamento?, ¿cómo una joya con muchas piedras preciosas, de oro?’”.
“¿He aprendido a llevarla sobre mis hombros, donde
hace daño? Que cada uno de nosotros mire el Crucifijo, mire a este Dios que se
ha hecho pecado para que nosotros no muramos en nuestros pecados y responda a
estas preguntan que os he sugerido.
“Morir en el propio pecado es alguno feo”, señaló el Papa al mencionar cómo el pueblo de Israel se encontraba en el
desierto y no soportaba la travesía, por lo que “se
aleja del Señor” y “habla de Moisés y del
Señor”.
Llegan entonces unas serpientes que los muerden y provocan su muerte y
Dios pide a Moisés que construya una serpiente de bronce y la levante para que
todo aquel que haya sido mordido, al mirarla, sea sanado.
La serpiente “es símbolo del diablo”, “el
padre de la mentira”, “el padre del pecado, el que ha hecho pecar a la
humanidad”.
Y Jesús recuerda: “Cuando yo sea levantado
en alto, todos vendrán a mí”. “La serpiente de bronce sanaba” pero “era signo
de dos cosas: del pecado hecho de la serpiente, de la seducción de la
serpiente, de la astucia de la serpiente; y también era señal de la cruz de
Cristo. Era una profecía”.
Por Álvaro de Juana
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