La palabra prejuicio está desprestigiada, lleva una
gran carga emocional, pero es muy útil para atacar a quienes opinan en
contrario.
No sé si
la confusión entre los conceptos “prejuicio” y
“principio” o “valor”
sea voluntaria, subconsciente o auténtica, pero muchas personas utilizan
el primero para atacar al segundo: lo que tú dices es por prejuicio, cuando la
verdad es que lo que el otro dice lo dice por ser un principio.
¿QUÉ ES UN PREJUICIO
PARA LOS DICCIONARIOS?
Es una “opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable,
acerca de algo que se conoce mal” para el RAE. Otra definición es: “juicio u opinión, generalmente negativo, que se forma
inmotivadamente de antemano y sin el conocimiento necesario”. ¿Cuáles
son sus sinónimos? recelo, suspicacia, prevención, preocupación, obcecación,
ofuscación, arbitrariedad, tabú, monomanía, convencionalismo, terquedad,
aprensión, escrúpulo. Siempre se considera que un prejuicio es una opinión sin
base, hecha sin conocimiento del tema, por eso es tan útil para atacar a quien
argumenta contra lo que se afirma, para desprestigiarlo.
Es muy
común escuchar la palabra prejuicio cuando los partidarios de asuntos como el
aborto, la eutanasia y la homosexualidad y por supuesto el “matrimonio” entre homosexuales se refieren a las
opiniones en su contra. El rechazo a opiniones basadas estrictamente en
principios morales lo califican como “prejuicio”, cuando se trata realmente de
lo contrario: la defensa del principio moral o ético es el producto de un
juicio de valor, hecho con conocimiento de causa; no se pre-juzga, se juzga.
Los
principios de la moral natural, los derechos del hombre, el derecho a la vida,
son productos de largas y fructíferas reflexiones hechas por muchos pensadores
a través de la historia; son producto de juicios de valor, exactamente lo
contrario de lo que es un prejuicio.
Curiosamente,
muchas de las posiciones tomadas por los defensores de la cultura de la muerte
o de la homosexualidad como forma “normal” de
vida, son auténticos prejuicios. Aceptan las posiciones contrarias a los
principios precisamente porque no han sometido a juicio dichas posiciones.
Decir que defender un principio (que contradice sus deseos) es un prejuicio es
una cómoda forma de evitar el juicio moral ante temas de vital importancia para
la sociedad.
Acusar a
alguien que defiende principios de tener prejuicios en temas como los
señalados, es lo mismo que acusarlo de “retrógrado”.
Este caso es también lo contrario: los verdaderos retrógrados son
quienes piden volver a la edad de las cavernas, antes de que la humanidad
descubriera y/o aceptara el valor de la vida humana, por ejemplo, como
principio.
Quienes
defendemos principios morales que la humanidad ha sostenido a través de los
siglos, y sobre los cuales no se puede moralmente transigir, debemos rechazar
la etiqueta de “prejuicio” para nuestros
principios. Pero he visto que el silencio en muchas mesas de discusión pública
permite que el observador caiga en el juego de que, efectivamente, se trata de
prejuicios, no de valores o principios lo que se están oponiendo a los
antivalores.
En una
discusión sobre temas moral o éticamente controversiales como la bioética o las
culturas de la vida y de la muerte, y cada vez que alguien diga que se defiende
lo contrario -los principios de moral universal frente a posiciones permisivas
e inmorales- por prejuicios, debemos enfrentarlo con peticiones de juicios de
valor, de someter ambas posiciones a juicio.
Sin duda
que mucha gente acepta falsos principios como auténticos, digamos el supuesto
derecho de la mujer a deshacerse de su embarazo con un aborto provocado, y por
tanto lo defiende así, y es entonces precisamente cuando el juicio de valor es
más valioso y oportuno. Quien así piensa, ha prejuzgado el valor de la cultura
de la vida. Si el adversario nos acusa de tener prejuicios –cuando son en
realidad valores o principios- es cuando la petición de juicio de valor
demostrará la supremacía de los valores o principios sobre los falsos valores o
los verdaderos prejuicios a favor de la cultura de la muerte y otros temas
semejantes.
Salvador I. Reding Vidaña
Fuente: catholic.net
Fuente: catholic.net
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