lunes, 6 de marzo de 2017

LA PRESENCIA DE DIOS



"Cuando venga el Hijo del hombre rodeado de esplendor y de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.  Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros como el pastor separa las ovejas de las cabras.  Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Y dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid vosotros, los que mi Padre ha bendecido: recibid el reino que se os ha preparado desde la creación del mundo.  Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recibisteis,  anduve sin ropa y me vestisteis, caí enfermo y me visitasteis, estuve en la cárcel y vinisteis a verme.’  Entonces los justos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber?  ¿O cuándo te vimos forastero y te recibimos, o falto de ropa y te vestimos?  ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’  El Rey les contestará: ‘Os aseguro que todo lo que hicisteis por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicisteis.’
Luego dirá el Rey a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos: id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.  Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber,  fui forastero y no me recibisteis, anduve sin ropa y no me vestisteis, caí enfermo y estuve en la cárcel, y no me visitasteis.’  Entonces ellos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o falto de ropa, o enfermo o en la cárcel, y no te ayudamos?’  El Rey les contestará: ‘Os aseguro que todo lo que no hicisteis por una de estas personas más humildes, tampoco por mí lo hicisteis.’  Estos irán al castigo eterno, y los justos, a la vida eterna."

Este es un texto del Evangelio que deberíamos leer cada día. Lo que nos dice con toda claridad es, que Dios está presente en los hombres, y, sobre todo, en los hombres que sufren, en los necesitados, en los pobres...
En nuestras iglesias, quizá en nuestra casa, tenemos imágenes y estampas, que nos evocan la presencia de Dios. Pero, quizá olvidamos que no las necesitamos, porque Él está presente en el hombre que tengo al lado, con el que me cruzo en la calle, el que se sienta junto a mí en el metro.
Y lo que es más grave, nuestra sociedad no se da cuenta de que está en el inmigrante, en el refugiado, en el perseguido. Estamos cerrando nuestras fronteras a Dios. Estamos persiguiendo a Dios. Estamos repatriando a Dios. Y después nos arrodillaremos en la iglesia ante una estatua, buscando la presencia de Dios...Toda persona que sufre, necesitada, que se me acerca, es Dios que se me acerca.


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