La Iglesia ha recibido del
Señor la tarea de sanación: “¡Sanad a los enfermos!” (Mt 10:8)
Cree en la presencia
vivificante de Cristo, médico de las almas y de los cuerpos.
La Iglesia tiene sacramentos y
otros instrumentos de sanación, pero los laicos de la iglesia también pueden
aportar su poder de intercesión para sanar enfermos.
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El Catecismo
de la Iglesia Católica afirma que “La compasión de Cristo hacia
los enfermos y sus numerosas curaciones
de todo tipo de enfermedad son un signo maravilloso de que “Dios ha visitado a
su pueblo” y que el Reino de Dios está cerca.
Jesús tiene el poder no sólo
para curar, sino también de perdonar los pecados; vino a curar al hombre
entero, alma y cuerpo; él es el médico que los enfermos necesitan” (CIC #1503).
En el libro, Instrucción
sobre las Oraciones de Sanación , publicado por la Congregación
para la Doctrina de la Fe, leemos, “El
encuentro de Cristo con el enfermo es uno de los aspectos más humanos
que se encuentran en los Evangelios.
Esta
reunión es para la salvación global de la persona, y no sólo para
traer la salud corporal solo, superar la enfermedad física y por lo tanto
evitar el ‘estancarse en el objetivo imposible de derrotar finalmente la
muerte’.
El
encuentro entre Cristo y los enfermos, es decir, tanto en los Evangelios y todavía hoy
en día, es para sanar a la persona en su totalidad, y por lo tanto con una
dimensión de la eternidad”.
Por su parte el Papa Benedicto XVI, en su libro, Jesús de Nazaret, escribe
que “La curación es una dimensión esencial de la misión apostólica y de la
fe cristiana en general.
Incluso se puede decir que el cristianismo es una ‘religión terapéutica, una religión de la
curación’”.
LA SANACIÓN A TRAVÉS DE LOS
SACRAMENTOS
Esta presencia actúa
particularmente a través de los sacramentos, y de manera especial por la
Eucaristía, el sacramento de la Penitencia (Confesión) y de la Unción de
Enfermos.
A estos dos últimos sacramentos a veces se les
llama como “sacramentos de la curación”.
“El Señor Jesucristo, médico de nuestras almas y de
nuestros cuerpos, que perdonó los pecados al paralítico y le devolvió la salud
del cuerpo, quiso que su Iglesia
continuase, con la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación y de
salvación, incluso en sus propios miembros.
Esta es la finalidad de los dos sacramentos de
curación: del sacramento de la Penitencia y de la Uncion de los Enfermos” (CIC #1421).
De modo que los primeros medios de sanación en la
Iglesia son los sacramentos.
Especialmente
importante es la sanación por la Eucaristía. En las misas de sanación carismáticas enfermos se
sanan después de comulgar.
El
sacramento de la Reconciliación no sólo perdona los pecados, sino que con
frecuencia sana interior y exteriormente al penitente de las heridas de la
enfermedad y del pecado.
Y de un modo especial la Unción de Enfermos es curativa (CIC #1510).
Tradicionalmente la Iglesia ha
visto a la Unción de los Enfermos como el sacramento más especializado para la
sanación.
EL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE
LOS ENFERMOS
Según Kevin T.
DiCamillo el sacramento de la “extremaunción” anterior al Vaticano II
que ahora, es conocido como de “unción de los enfermos”,
“es de los siete sacramentos de la Iglesia, que tal vez haya sufrido una transformación más
evidente que ningún otro”.
De hecho, según él, “el sacramento de la
extremaunción se convirtió en algo, casi por completo nuevo.
Lo que antes estaba reservado
para los moribundos es ahora, un sacramento para los que sufren una enfermedad
grave o incluso crónica. Son dos cosas cosas totalmente diferentes”.
E
incluso en la pastorales más liberales es recomendado como un alivio para
problemas menores o para la prevención.
El autor ilustra la diferencia con dos
experiencias, una con un cura de una
“capilla” tridentina, y la otra con un sacerdote de una parroquia común.
La primera no
debería administrar el sacramento a menos que un juicio razonable pudiese
demostrar que el destinatario estuviere “muriendo”.
La segunda, invita
al público “que se sienta enfermo en cuerpo, alma, mente o espíritu”
para recibir el sacramento.
Pero al respecto el canon del Código de Derecho
Canónico más relevante es el siguiente; 1004 § 1: La unción de los enfermos
se puede administrar a cualquier miembro de los fieles que, en uso de razón, comience a estar en peligro por causa de enfermedad
o vejez.
Está muy claro entonces que
este tradicional canon no está previsto la recepción del sacramento por
cualquiera que simplemente “se sienta mal en cuerpo, alma, mente o
espíritu”.
Dolores de cabeza comunes, indigestión, e
incluso, ansiedad por una entrevista de trabajo, que podrían caer bajo
tal designación, no se pueden comparar
con el peligro de muerte por causa de enfermedad o vejez.
El Rito de la unción y la Pastoral de los Enfermos,
decretado por la Congregación para el Culto Divino (7 de diciembre de 1972) y
aprobado por el Papa Pablo VI, también pone de manifiesto la necesidad de un juicio razonable en relación
con la gravedad de la condición física.
La Sección 8 de este documento afirma: “Es
suficiente un juicio prudente o probable acerca de la gravedad de la
enfermedad; en tal caso, no hay ninguna razón para tener escrúpulos,
pero si es necesario, hacer la consulta
a un médico”.
Por lo tanto, en los casos que no son
extremadamente peligrosos: una enfermedad crónica simple, o en casos en los
que alguien razonable juzgaría, más allá de toda duda, que ninguna condición grave y peligrosa esté
presente, el sacramento no debería ser administrado.
En consecuencia, la práctica liberal de la
administración indiscriminada por el Párroco, mencionada anteriormente, se considera, razonablemente, como un abuso.
Por lo tanto podemos apreciar que la unción de los enfermos no es una opción
para todas las clases de trastornos.
Pero adicionalmente a este sacramento, la Renovación Carismática ha hecho un
desarrollo más extenso y quizás sea uno de sus puntos distintivos.
LA SANACIÓN CARISMÁTICA
De acuerdo con las Directrices de
la Oración para Sanar, un folleto publicado por la Comisión
Doctrinal de los Servicios Internacionales de la Renovación Carismática
Católica (ICCRS), hay cuatro categorías
básicas de la curación:
-la curación física:la
curación de la enfermedad y la discapacidad física;
.
-curación psicológica: curación de heridas en la psique humana, incluyendo heridas emocionales;
.
-sanación espiritual: esto significa, sobre todo, la ‘curación del pecado’ que restaura a la persona a una relación con Dios;
.
-y el exorcismo y liberación.
.
-curación psicológica: curación de heridas en la psique humana, incluyendo heridas emocionales;
.
-sanación espiritual: esto significa, sobre todo, la ‘curación del pecado’ que restaura a la persona a una relación con Dios;
.
-y el exorcismo y liberación.
Los
sacramentales
también son con frecuencia son curativos y sanadores.
“El carisma de sanación lo
tiene todo cristiano y en cualquier momento el Señor puede actuar en él; el
carisma se presenta esporádicamente.
Muy
diferente es el ministerio de sanación en donde el carisma es permanente, siempre que se
ponga en práctica.
Lo
tienen en plenitud, activo, en virtud de su oficio: los
sacerdotes, los médicos; los esposos lo tienen con fuerza especial, el uno para
el otro, y al mismo tiempo para sus hijos y familia.
Los
laicos lo tienen limitado; necesitan estar discernidos por los
pastores y confirmados por la comunidad; pueden darse casos de laicos a quienes
Dios llama al ejercicio de la sanación en plenitud y sin límites.
Estos no son muchos pero generalmente va unido al ministerio de la predicación”.
Los carismáticos suelen manejar estos tipos de
recursos para la sanación:
Sanación por oración de
intercesión
La oración de intercesión no la hacemos solos. El Espíritu Santo intercede por nosotros y
con nosotros e interceden también la Santísima
Virgen y los Santos.
Sanación por la alabanza
Numerosas curaciones espirituales y físicas se
realizan por medio de la plegaria en
honor y alabanza a Dios y Jesucristo.
Sanación por medio de las
bendiciones
La
señal de la cruz es una maravillosa bendición que tiene efectos
sanadores desde la fe.
No
sólo la pueden hacer los sacerdotes sino también los laicos, por ejemplo
bendiciendo los medicamentos.
Sanación por la aspersión de
agua bendita
Se trata de un sacramental que recuerda la
regeneración por el agua del bautismo.
Sanación por imposición de
manos
La imposición de manos debe ir acompañada de oración a Dios.
No se trata sólo de un remedio natural o
parapsicológico, sino que Jesús mismo
se servía de estos signos para curar.
Sanación por unción con aceite
bendecido (no debe confundirse con el aceite usado en el sacramento de la
Unción de los Enfermos)
El
aceite bendecido significa el Espíritu de Jesús que unge y cura a los
enfermos.
Los creyentes, como ungidos y profetas, participamos
de los poderes sacerdotales, reales y proféticos de Cristo.
Sanación por el perdón
El perdón es curativo en el ámbito espiritual, psicológico y físico.
Sanación por la Palabra de
Dios (lectura de la Escritura)
Por ejemplo San Francisco Javier enviaba a su monaguillo a leer un evangelio
al enfermo y éste curaba; mandó leérselo a un muerto y éste resucitó.
Sanación relacionada con los
atributos de Cristo
San Pedro nos recuerda que “por sus llagas hemos sido sanados”.
Podemos orar: Señor, que tus llagas sanen esta enfermedad.
Hay menciones que las llagas de la corona de espinas de Cristo, curan de jaquecas,
migrañas e insomnios.
Sanación por invocación del
Nombre de Jesús
Su invocación produce efectos de paz en las almas y a veces de sanación en el cuerpo.
Sanación por increpación a la
enfermedad en Nombre del Cristo
Esto se basa en Lucas 4:39: “Él increpó a la fiebre, en la suegra de
Pedro, y la fiebre se fue”.
Sanación por el Amor de Dios,
en nuestras vidas
Su amor puede
curar nuestras llagas físicas cuando las toca.
También cuando pasa por acontecimientos que nos
dejaron recuerdos dolorosos, se produce la sanación de los recuerdos.
Sanación por el carisma de
curación
La finalidad principal de la sanación física es el bien espiritual de la persona.
Dios
nos quiere íntegramente sanos.
Quiere
sanar principalmente nuestra alma, porque de ahí deriva, en muchas ocasiones,
nuestra sanación física.
Y otras veces nos sana físicamente para que sanemos espiritualmente.
Sanación con el carisma de
conocimiento
El
Espíritu Santo puede descubrir a una persona la raíz espiritual, moral,
psicológica o fisiológica de un mal, para que el enfermo se cure haciendo presente a
Cristo en esta raíz del mal.
Típicamente son los anuncios en las misas de
sanación carismática cuando el sacerdote u otra persona anuncian cosas del
tipo: “en esto momentos el Señor esta
curando los problemas de columna a una persona aquí”
Sanación por la fe
Cristo
suele actuar según la medida de fe de los que se acercan a Él.
Cristo dice a la mujer con años de hemorragias “tu fe te ha sanado” (Mt 9:22).
CÓMO ORAR POR SANIDAD Y LOGRAR
RESULTADOS
El ministerio de sanación
siempre actúa en el nombre de Jesús.
Cuando vas a orar por un enfermo debes tener en
cuenta esa máxima, porque la curación de los enfermos en el nombre de Jesús es una de las herramientas más eficaces para
la evangelización.
Muchos llegan a conocer el amor y el poder salvador
del Señor Jesucristo a través del ministerio de sanidad.
“Estas
señales seguirán a los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios,
hablarán nuevas lenguas, tomarán en las manos serpientes, y si bebieren veneno,
no les hará daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien” (Mc 16, 17-18).
A la luz de lo que Jesús dijo, cualquier creyente bautizado puede orar por
los enfermos.
Si bien es cierto, y por lo general reconocen que
hay carismas de curaciones dadas sólo para algunos, esto no debería impedir que
cualquier cristiano bautizado ore por
los enfermos.
Las siguientes son algunas de las maneras de orar por sanidad, especialmente la curación
física, para lograr resultados para los enfermos.
Esta lista no
es de ningún modo exhaustiva:
–Tener una relación constante,
personal, íntima, día a día y momento a momento, de comunión con el
Señor.
Sin este tipo de relación con Él, la vida de uno
está desprovista de poder real.
Y es
dificultoso que nuestras oraciones de sanidad por otros enfermos tengan fuerza.
En Juan 15:5-7 Jesús afirma: “Yo soy la vid,
vosotros los sarmientos. El que
permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque sin mí no pueden hacer nada”.
-Frecuentar los sacramentos de
la Iglesia, especialmente los sacramentos de la Reconciliación y de la
Eucaristía.
Además el ministerio de sanación puede animar a los enfermos a hacer lo mismo.
Estas
son las fuentes más potentes de la curación, incluyendo el sacramento de la Unción de los
Enfermos.
El Catecismo (#1509) afirma que la
Iglesia cree en la presencia vivificante de Cristo, médico de las almas y los cuerpos.
Esta presencia es particularmente activa a través
de los sacramentos, y de una de manera especial por la Eucaristía, el pan que
da la vida eterna y que San Pablo
sugiere que conecta con la salud corporal.
-Siempre decir una oración
“protectora” antes de la sesión de curación para evitar cualquier contaminación
o transferencia de espíritus de aflicción y enfermedad en cualquiera.
Se
recomienda una oración invocando el nombre y la sangre de Jesús para la
protección y obligar a todo espíritu de acoso o represalia.
-Invocar a María y los Santos
Ángeles para tu intercesión y protección.
-Tener una fe expectante, en
que el Señor puede trabajar a través de ti para Su gloria.
“Les
aseguro que si tiene fe del tamaño de un grano de mostaza, diréis a este
monte: pásate de aquí para allá, y se pasará. Nada será imposible para ti” (Lc 17:6).
-Hacer preguntas y escuchar
con atención a la persona a quien estás ministrando antes de empezar a
orar.
La
información tal como el tipo de enfermedad que la persona está sufriendo, el diagnóstico del
médico, la fe de la persona en el poder curativo de Jesús, puede servir de guía
sobre cómo proceder en la oración por los enfermos.
-Poner las manos sobre los
enfermos.
Jesús
puso las manos sobre los enfermos y los sanó.
Sin embargo se debe utilizar la discreción adecuada con la imposición de las manos.
-Utiliza el nombre de
Jesús. Hay poder en el nombre de Jesús.
“Si pedís algo en mi nombre, yo lo haré” (Jn 14:14).
-Estar abierto al Espíritu
Santo y sus dones, especialmente la profecía, la palabra de conocimiento y el
discernimiento de espíritus.
Estos son una gran herramienta en la realización
del ministerio de sanidad.
-Obedecer la voz del
Señor. Obedecer las conducciones y la inspiración del Espíritu Santo.
-Redundancia. “Llamar a las
cosas que no son como si fuesen” (Rom 4:17).
Muchos lo describen como una oración acumulativa.
Un
ejemplo de esto es una oración pidiendo al Señor por los ojos de nuevo para los
ciegos,
nuevos tímpanos y nervios auditivos para sordos y así sucesivamente.
“Para Dios, nada es imposible” (Lc 1,37).
-Pedir a Jesús que aplique su
preciosa sangre y su toque de curación en las partes enfermas del cuerpo de la
persona.
“Por sus llagas fuimos curados” (Is 53:5).
-Sellar la curación con la
sangre y el nombre de Jesús y el manto de la Virgen María, para que la curación
pueda durar.
Esto podría prevenir
los síntomas y que la misma enfermedad se repita.
-Rezar una “oración limpieza”
después de la sesión de sanación.
Esta oración tiene por objeto impedir a cualquier entidad o espíritu de
enfermedad y / o espíritu de venganza adherirse a cualquier persona
involucrada en la oración de sanación.
-Dar gracias a la bondad de
Dios y su amor sanador.
“Por medio de él, ofrezcamos siempre a Dios un
sacrificio de alabanza” (Hebreos 13:15).
Fuentes:
- http://www.nsc-chariscenter.org/article/the-gift-of-healing/
- http://www.crisismagazine.com/2016/anointing-sick-isnt
- http://rcctachira.blogspot.com.uy/2012/06/curacion-carismatica-sanacion-cristiana.html
- http://renovacioncarismaticaags.com/assets/directrices-para-las-oraciones-de-sanacion.pdf
Foros de la
Virgen María
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