REDACCIÓN CENTRAL, 26 Ene. 17 / 02:37 pm (ACI).- La Soberana
Orden militar y hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, más
conocida como la Orden de Malta, es una orden religiosa católica y laica,
fundada en Jerusalén alrededor de 1050.
Según el derecho canónico que es el que rige a la Iglesia Católica, está
vinculada a la Santa Sede,
pero al mismo tiempo es independiente como sujeto soberano del derecho
internacional.
Tiene sus orígenes en los hospitales durante la época de las Cruzadas,
en Tierra Santa,
y durante más de 900 años, se ha encargado de atender a personas necesitadas de
todas las creencias: musulmanas, ortodoxas, católicas, protestantes, judías,
entre otras.
Mientras que otras órdenes militares desaparecieron debido a que su
propósito militar ya no era necesario, la Orden de Malta avanzó siguiendo su
misión hospitalaria. Actualmente tiene un reconocimiento internacional y
desarrolla labores humanitarias en todo el mundo.
El sitio web de la Orden Malta presenta 9 cosas que debes conocer sobre
su organización.
1. Defienden la
fe y brindan servicio a los pobres
Sus 13.500 miembros son frailes, religiosos y laicos dedicados al
ejercicio de la virtud cristiana y la caridad, sirviendo a pobres, enfermos y
los más desfavorecidos de la sociedad.
Hoy la Orden, que es sujeto soberano de derecho internacional, realiza
las actividades de ayuda en más de 120 países y tiene relaciones diplomáticas
con 104 de ellos, muchos de los cuales no son católicos.
Sus programas incluyen asistencia médica y social; socorro en casos de
conflictos armados y catástrofes naturales; servicios de emergencia y primeros
auxilios; ayuda a las personas mayores, discapacitados y niños necesitados;
formación de primeros auxilios y apoyo a los refugiados y desplazados internos.
Cuenta también con aproximadamente 80.000 voluntarios capacitados y
25.000 empleados, la mayoría de los cuales son personal médico.
2. El fundador de la
Orden es un beato
El nacimiento de la Orden se remonta a alrededor de 1048. Los
comerciantes de la antigua República Marítima de Amalfi obtuvieron del Califa
de Egipto la autorización para construir una iglesia, un convento y un hospital
en Jerusalén para atender a peregrinos de cualquier religión o raza.
Luego, la Orden de San Juan de Jerusalén –la comunidad monástica que
dirigía el hospital– se independizó bajo la dirección de su fundador, el Beato
Gerard Tum.
El Papa Pascual II aprobó la fundación del hospital con la Bula del 15
de febrero de 1113 y la puso bajo la protección de la Iglesia, otorgándole el
derecho de elegir libremente a sus superiores sin interferencia de otras
autoridades laicas o religiosas.
La constitución del Reino de Jerusalén obligó a la Orden a asumir la
defensa militar de los enfermos y peregrinos, así como a custodiar sus centros
médicos y carreteras principales. La Orden añadió así la tarea de defender la
fe a la de su misión hospitalaria.
3. Al terminar las
Cruzadas se retiraron de Tierra Santa
Después de la caída de San Juan de Acre y la pérdida de Tierra Santa en
1291, la Orden se trasladó a Limassol, en la isla de Chipre, donde había estado
presente desde 1210 gracias a la concesión de importantes propiedades,
privilegios y derechos comerciales.
Siguió construyendo nuevos hospitales fieles a su misión hospitalaria y
se benefició de la posición estratégica de la isla para constituir una flota
naval y proteger a los peregrinos en la ruta marítima a Tierra Santa.
El número de miembros procedentes de toda Europa continuó creciendo y
contribuyó al fortalecimiento de la estructura de la Orden, adquiriendo nuevas
posesiones en la orilla del Mediterráneo.
Debido a las consecuencias de la creciente inestabilidad en Chipre, la
Orden trató de considerar una base más adecuada en la Isla de Rodas (Grecia).
Sin embargo, recién a mediados del siglo XIV, los Caballeros de la Orden fueron
llamados a esta nueva sede.
4. Otra de sus
históricas sedes fue la isla de Rodas
Bajo la dirección del Gran Maestre Foulques de Villaret, en 1307, los
Caballeros de la Orden desembarcaron con su flota en Rodas, completando la
adquisición de la isla hacia 1310.
Además de ofrecer puertos para sus flotas, la isla era un lugar
estratégico que unía los mundos oriental y occidental.
A partir de entonces, la defensa del mundo cristiano requirió la
organización de una fuerza naval. Así la Orden construyó una flota poderosa y
navegó el Mediterráneo Oriental, luchando muchas batallas famosas.
A principios del siglo XIV la Orden fue gobernada por su Gran Maestre
(Príncipe de Rodas) junto con el Consejo, acuñando su propio dinero y
manteniendo relaciones diplomáticas con otros estados.
Después de seis meses de combate contra la flota y el ejército del
sultán del imperio otomano, Solimán el Magnífico, los caballeros se vieron
obligados a rendirse en 1523 y dejaron Rodas.
5. El avance del
imperio otomano los obligó a reubicarse en la isla de Malta
La Orden permaneció sin territorio propio hasta 1530, cuando el Gran
Maestre Fray Philippe de Villiers de l'Isle Adam tomó posesión de la isla de
Malta, concedida a la Orden por el emperador Carlos V con la aprobación del
Papa Clemente VII. Se decidió que la Orden debía permanecer neutral en
cualquier guerra entre naciones cristianas.
En 1565, los caballeros, encabezados por el Gran Maestre Fray Jean de la
Vallette, defendieron la isla durante más de tres meses durante el Gran Asedio
de los Otomanos.
Después de esta victoria los caballeros transformaron Malta,
emprendiendo proyectos de construcción urbana: se construyeron palacios e
iglesias, así como formidables nuevos bastiones de defensa y jardines.
La isla recibió un nuevo hospital grande, considerado uno de los más
organizados y más efectivos del mundo. También se fundó una escuela de anatomía
y se siguió la facultad de medicina.
Además, durante siglos la flota de la Orden de Malta participó en las
maniobras más importantes del Mediterráneo contra la flota otomana y contra los
piratas del norte de África. En 1571 su participó en la batalla de Lepanto,
contribuyendo a la victoria de la flota cristiana contra la expansión del
Imperio Otomano en Europa.
6. La sede actual de la
Orden se encuentra en Roma
Doscientos años más tarde, durante la campaña egipcia de 1798, Napoleón
Bonaparte ocupó Malta por su valor estratégico. Sin embargo, debido al código
de la Orden que les prohibía levantar armas contra otros cristianos, los
caballeros fueron obligados a abandonar su isla.
El Tratado de Amiens, firmado en 1802, que establecía los derechos
soberanos de la Orden sobre la isla de Malta, nunca fue aplicado. Después de
haber residido temporalmente en Messina, Catania y Ferrara, en 1834 la Orden se
estableció definitivamente en Roma.
7. Las actividades
hospitalarias más importantes se dieron durante las dos guerras mundiales
En la segunda parte del siglo XIX, la misión hospitalaria original
volvió a ser el centro de atención de la Orden, cada vez más fuerte durante el
último siglo, sobre todo por la contribución de las actividades realizadas por
sus Grandes Prioratos y Asociaciones Nacionales en muchos países alrededor del
mundo.
Las actividades hospitalarias y caritativas a gran escala se llevaron a
cabo durante la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial bajo el Gran
Maestre Ludovico Chigi Albani della Rovere (1931-1951).
Después con los Gran Maestres Angelo de Mojana di Cologna (1962-1988) y
Andrew Bertie (1988-2008), los proyectos se expandieron hasta llegar a las
regiones más lejanas del mundo.
8. La Orden cuenta con
un Cardenal
El Papa nombra a un Cardenal como su representante en la Orden de Malta,
otorgándole una autoridad especial. El “Cardinalis
Patronus” se encarga de promover los intereses espirituales de la Orden
y de sus miembros, así como las relaciones entre la Santa Sede y la Orden de
Malta.
El cargo es ejercido en la actualidad por el Cardenal Raymond Leo
Burke.
9. La jerarquía de sus
miembros se divide en tres clases
Según la Constitución, los miembros de la Orden de Malta se dividen en
tres clases. Los miembros deben conducir sus vidas de manera ejemplar de
conformidad con las enseñanzas y preceptos de la Iglesia Católica y dedicarse a
las actividades de asistencia humanitaria de la Orden.
Los miembros de la Primera Clase son Caballeros de Justicia y los
Capellanes Conventuales Profesos, que han hecho votos de "pobreza, castidad y obediencia aspirantes a la
perfección según el Evangelio". Son religiosos para todos los fines
del Derecho Canónico, pero no están obligados a vivir en comunidad.
Los miembros de la Segunda Clase, en virtud de la Promesa de Obediencia,
se comprometen a vivir según los principios cristianos y los inspiradores
principios de la Orden.
Finalmente, la Tercera Clase está constituida por miembros laicos que no
profesan votos religiosos ni la Promesa, sino que viven según los principios de
la Iglesia y de la Orden.
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