Deja que la misericordia
de Dios te alcance en este día. Su amor y bondad te siguen, te llenan, te
colman de bendiciones. Cuando dejas que Jesús sea tu pastor, pasarás todo valle
de dolor y te llenará de felicidad. Amén
En Salmo 23:6 dice “Me preparas
un banquete en presencia de mis enemigos. Me honras ungiendo mi cabeza con
aceite. Mi copa se desborda de bendiciones. Ciertamente tu bondad y tu amor
inagotable me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor viviré
por siempre”.
La bondad del Señor por nosotros no tiene fin, es inagotable.
Nos ha salvado por amor, y con un propósito. En el verso 4 de este mismo salmo
23 nos habla de cuando pasamos por momentos difíciles. Pero en el verso 6 nos
dice que su misericordia nos seguirá, y estará con nosotros todos los días de
nuestras vidas. Nosotros seguimos al Señor y su amor nos sigue a nosotros.
Cuando dejamos que el Señor sea nuestro pastor, nos guía por
sendas correctas, nos da descanso, nos enseña a no temer, y renueva nuestras
fuerzas. Si lo buscamos y seguimos, no nos abandona, nos pastorea. Nos infunde
aliento, nos conforta, para que así demos honra a su nombre. La bondad del
Señor nos levantará de nuevo. Su fuerza restauradora nos da vida y vida en
abundancia.
Para eso nos ha llamado, para que podamos disfrutar de sus
bondades todos los días de nuestras vidas. Levanta hoy tus manos al cielo y
dale gracias a Dios, porque Jesús vive en tu corazón.
Hagamos
esta oración:
“Dios Padre, recibo la vida
que nos has dado en tu Hijo Jesús. Recibo tu vida en abundancia. Tu bondad y tu
amor inagotable son mi fortaleza. Gracias por tu misericordia que me alcanza, y
me colma de bendiciones en el nombre de Jesús. Amén”
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