VATICANO, 11 Dic. 16 / 06:44 am (ACI).- En el rezo del Ángelus del
domingo en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Papa Francisco invitó a
todos los cristianos a estar alegres por el próximo nacimiento de Jesús, pues
nos trae la salvación de la esclavitud del pecado.
“La salvación, traída por Jesús, llega a todo ser
humano y lo regenera –señaló Francisco–. Dios entró en la historia para la liberación de la
esclavitud del pecado. Colocó su tienda en medio de nosotros para formar parte
de nuestras vidas, sanar nuestras heridas y darnos una vida nueva”.
“La alegría es el fruto de esta intervención de la
salvación y del amor de Dios en nuestras vidas”, resaltó.
El Santo Padre señaló que “estamos llamados
a participar del sentimiento de júbilo, de la que se llena la liturgia de hoy
por la venida del Señor como un liberador a nuestras vidas. Es Él quien nos
muestra el camino de la fidelidad, de la paciencia, de la perseverancia, para
que, con su regreso, nuestra alegría sea completa”.
El Santo Padre recordó que estamos en el tercer domingo de Adviento,
“caracterizado por la invitación de san Pablo en su
Carta a los Filipenses: ‘Regocijaos siempre en el Señor. Os lo repito,
regocijaos. El Señor está cerca’”.
El Papa explicó que “no se trata de una
alegría superficial o puramente emotiva, ni tampoco es una alegría mundana como
la que da el consumismo”.
“Se trata de una alegría más auténtica, de la cual
estamos llamados a redescubrir su sabor. Es una alegría que toca lo íntimo de
nuestro ser, mientras esperamos a Aquel que ya ha venido a traer la salvación
al mundo, el Mesías prometido, nacido en Belén de la Virgen María”.
El Obispo de Roma destacó que los signos de la llegada de la Navidad “son evidentes en nuestras calles y en nuestras casas.
Aquí, en la plaza, tenemos el pesebre y el árbol. Estos signos externos nos
invitan a acoger al Señor, que siempre viene y llama a nuestra puerta. Nos
invitan a reconocer sus pasos en los de nuestros hermanos que pasan junto a
nosotros, sobre todo de los más débiles y necesitados”.
“Hoy se nos invita a regocijarnos en la inminente
venida de nuestro Redentor, y estamos llamados a compartir esta alegría con los
demás, dar consuelo y esperanza a los pobres, a los enfermos, a las personas
que están solas y a la gente infeliz”, finalizó.
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