ROMA, 07 Dic. 16 / 04:37 pm (ACI/NCR).- Este 8 de diciembre la Iglesia celebra la
Solemnidad de la Inmaculada Concepción, doctrina de origen apostólico que fue
proclamada dogma por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854 con la bula
Ineffabilis Deus.
Para entenderlo mejor y saber cómo celebrarlo, te presentamos a
continuación ocho cosas que necesitas saber:
1. ¿A quién se
refiere la Inmaculada Concepción?
Hay una idea popular que se refiere a la concepción de Jesús por la
Virgen María pero no es a este hecho al que se refiere esta solemnidad, sino a
la manera especial en la cual fue concebida
María. Esta concepción no fue virginal (es decir, que ella tuvo un
padre humano y una madre humana), pero fue especial y única de otra manera…
2. ¿Qué es la
Inmaculada Concepción?
La explicación está en el mismo Catecismo de la Iglesia
Católica:
490 Para ser la Madre del Salvador, María fue "dotada
por Dios con dones a la medida de una misión tan importante". El
ángel Gabriel en el momento de la anunciación la saluda como "llena de gracia". En efecto, para poder
dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación era preciso que
ella estuviese totalmente conducida por la gracia de Dios.
491 A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que
María "llena de gracia" por Dios
(Lc 1, 28) había sido redimida desde su concepción. Es lo que confiesa el dogma
de la Inmaculada Concepción, proclamado en 1854 por el Papa Pío IX:
‘... la bienaventurada Virgen María fue preservada
inmune de toda la mancha de pecado original en el primer instante de su
concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a
los méritos de Jesucristo Salvador del género humano’.
3. ¿Significa
esto que María nunca pecó?
Sí. Debido a la forma de redención que se aplicó a María en el momento
de su concepción, ella no solo fue protegida del pecado original, sino también
del pecado personal. El Catecismo lo explica:
493 Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios "la Toda Santa" (Panaghia), la celebran "como inmune de toda mancha de pecado y como
plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu Santo". Por la
gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo largo de
toda su vida.
4. ¿Significa que
María no necesitaba que Jesús muriera por ella en la cruz?
No. Lo que hemos citado es que María fue concebida inmaculadamente como
parte de su ser “llena de gracia” y así “redimida desde el momento de su concepción” por “una singular gracia y privilegio de Dios Todopoderoso y
por virtud de los méritos de Jesucristo, salvador de la raza humana”. El
Catecismo afirma:
492 Esta "resplandeciente santidad del
todo singular" de la que ella fue "enriquecida
desde el primer instante de su concepción", le viene toda entera de
Cristo: ella es "redimida de la manera más
sublime en atención a los méritos de su Hijo". El Padre la ha "bendecido [...] con toda clase de bendiciones
espirituales, en los cielos, en Cristo" más que a ninguna otra
persona creada. Él la ha "elegido en él antes
de la creación del mundo para ser santa e inmaculada en su presencia, en el
amor".
508 De la descendencia de Eva, Dios eligió a la Virgen María para ser la
Madre de su Hijo. Ella, "llena de
gracia", es "el fruto más
excelente de la redención"; desde el primer instante de su
concepción, fue totalmente preservada de la mancha del pecado original y
permaneció pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida.
5. ¿Cómo se
entonces a María en paralelo a Eva?
Adán y Eva fueron creados inmaculados –sin pecado original o su mancha.
Ambos cayeron en desgracia y a través de ellos la humanidad estaba destinada a
pecar.
Cristo y María fueron también concebidos inmaculados. Ambos
permanecieron fieles y a través de ellos la humanidad fue redimida del pecado.
Jesús es por tanto el Nuevo Adán y María la Nueva Eva.
El Catecismo señala:
494 … “Ella, en efecto, como dice san
Ireneo, ‘por su obediencia fue causa de la salvación propia y de la de todo el
género humano’. Por eso, no pocos Padres antiguos, en su predicación,
coincidieron con él en afirmar ‘el nudo de la desobediencia de Eva lo desató la
obediencia de María. Lo que ató la virgen Eva por su falta de fe lo desató la Virgen
María por su fe’. Comparándola con Eva, llaman a María ‘Madre de los vivientes’
y afirman con mayor frecuencia: ‘la muerte vino por Eva, la vida por María’”.
6. ¿Cómo se hace
María un ícono de nuestro destino?
Aquellos que mueren en la amistad con Dios y así para ir al Cielo serán liberados de
todo pecado y mancha de pecado. Seremos así todos vueltos “inmaculados” (Latin, immaculatus = "intachable") si permanecemos fieles a
Dios.
Incluso en esta vida, Dios nos purifica y prepara en santidad y, si
morimos en su amistad pero imperfectamente purificados, él nos purificará en el
purgatorio
y nos volverá inmaculados. Al dar a María esta gracia desde el primer momento
de su concepción, Dios nos muestra una imagen de nuestro propio destino. Él nos
muestra que esto es posible para los seres humanos a través de su gracia. San Juan Pablo II señaló:
En contemplación de este misterio en una perspectiva mariana, podemos
decir que “María, al lado de su Hijo, es la imagen
más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad y del cosmos. La
Iglesia debe mirar hacia ella, Madre y Modelo, para comprender en su integridad
el sentido de su misión”.
“Fijemos, por tanto, nuestra mirada en María, icono
de la Iglesia peregrina en el desierto de la historia, pero orientada a la meta
gloriosa de la Jerusalén celestial, donde resplandecerá como Esposa del
Cordero, Cristo Señor”.
7. ¿Era necesario
para Dios que María fuera inmaculada en su concepción para que pudiera ser
Madre de Jesús?
No. La Iglesia sólo habla de la Inmaculada Concepción como algo que era "apropiado", algo que hizo que hizo de
María una "morada apropiada" (es
decir, una vivienda adecuada) para el Hijo de Dios, no algo que era necesario.
Así, en preparación para definir el dogma, el Papa Pío IX declaró:
“…y por eso afirmaron (los Padres de la Iglesia)
que la misma santísima Virgen fue por gracia limpia de toda mancha de pecado y
libre de toda mácula de cuerpo, alma y entendimiento, y que siempre estuvo con
Dios, y unida con Él con eterna alianza, y que nunca estuvo en las tinieblas,
sino en la luz, y, de consiguiente, que fue aptísima morada para Cristo, no por
disposición corporal, sino por la gracia original”.
“Pues no caía bien que aquel objeto de elección
fuese atacado, de la universal miseria, pues, diferenciándose inmensamente de
los demás, participó de la naturaleza, no de la culpa; más aún, muy mucho
convenía que como el unigénito tuvo Padre en el cielo, a quien los serafines
ensalzan por Santísimo, tuviese también en la tierra Madre que no hubiera jamás
sufrido mengua en el brillo de su santidad”.
8. ¿Cómo
celebramos la Inmaculada Concepción hoy?
En el rito latino de la Iglesia Católica la Solemnidad de la Inmaculada
Concepción es el 8 de diciembre y en muchos países es una fiesta de guardar;
por tanto el fiel católico debe asistir a Misa.
Traducido por Eduardo Berdejo.
Publicado originalmente en National
Catholic Register
Por Jimmy Akin
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