“Porque donde hay
celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa”. Santiago 3:16
Los celos son algo propio de la naturaleza humana, es normal
hasta cierto punto sentir celos en determinadas situaciones. Pero los celos no
son normales cuando se vuelven recurrentes, obsesivos o controladores.
Los celos cuando están oprimiendo a una persona son capaces
de impulsar la imaginación al extremo, el celo enfermizo es una emoción que
tiene la particularidad de inducir a todo tipo de pensamientos irracionales y
fantasiosos.
El celoso cuida detenidamente todos los detalles de lo que
hace o dice la parte celada: controla, persigue, desconfía y pregunta con
detalle, porque siente miedo a perder la persona que cela.
LIBRES DE LOS CELOS
El celoso luego de acosar se arrepiente, llora, pide perdón y
hace regalos para tratar de reparar el mal momento. Pero el círculo del celoso
vuelve a empezar cuando piensa que aparece una nueva amenaza que activa sus
celos otra vez. Los celos son una cautividad de las emociones, y para ser
libre, se debe romper ese yugo que controla el corazón, deben sanar las
emociones dañadas. Los celos se originan porque existe una autodesvalorización.
La raíz es sentirnos menos que los demás, es creer que no merecemos las cosas,
y esto a su vez, pudo haber sido generado por situaciones vividas y maltratos
recibidos en la infancia o adolescencia. También los celos pueden originarse
por haber sufrido una traición. La clave para ser liberado de los celos es aceptarnos
a nosotros mismos, así como Dios lo hace. Es amarnos y respetarnos como nos
merecemos verdaderamente.
Es importante recibir y aceptar el amor que Dios nos tiene y
a su vez aceptar cuan grande e importante somos para Dios y para los demás,
esta es, al mismo tiempo, nuestra auto-aceptación, ya que si no te llevas bien
contigo mismo pensarás que no vales mucho y que no tienes mucho para dar, por
lo que te transformarás en una persona insegura que piensa que va a perder el
aprecio de los demás.
Abre tu corazón para entender que eres una joya preciosa de
Dios y que tienes un potencial extraordinario. Tal vez, personas de tu entorno,
en algún momento te han descalificado y menospreciado, y eso te desvalorizó en
tu interior. Por eso ahora estás buscando la aprobación de los demás todo el
tiempo o estás tratando de controlar que nadie te quiera menos que a otro. Pero
si alguien te ama, no lo hará más porque lo celes, los demás te quieren como
eres, acéptalo así y disfrútalo. Celar no atrae a los demás, por el contrario,
los ahuyenta.
Tienes la capacidad de hacer cosas preciosas, de llegar a
cumplir sueños y metas en la vida, de capacitarte y de aprovechar muchas
oportunidades a tu alrededor, enfócate en ser feliz contigo mismo y con Dios,
eso es lo que te libera de creer que la felicidad propia está en controlar a
otro. Renuncia a estar dependiendo de lo que diga, crea o sienta otra persona.
Serás una bendición si logras ser tú mismo y das lo mejor sin controlar a
nadie.
Eres merecedor de disfrutar y ser feliz, ese es el destino de
Dios, la vida te fue dada para que la vivas a pleno, es tuya, nadie te la va a
robar. No necesitas poseer ni controlar a nadie para estar bien. Todo estará
bien en tu entorno cuanto estés bien contigo mismo. Saca a la luz lo mejor que tienes
para dar y así podrás vivir sanamente todas tus relaciones sociales y
familiares.
ORACIÓN POR LOS CELOS
Repite ahora esta oración para ser libre de los celos:
“Padre Dios, te pido perdón por vivir con celos enfermizos.
Renuncio completamente a controlar, poseer, absorber, desconfiar y temer perder a las personas que amo. Me
declaro libre de los celos en el nombre de Jesús”.
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