VATICANO, 15 Nov. 16 / 05:42 am (ACI).- El Papa Francisco advirtió
hoy del peligro de convertirse en un cristiano “tibio”
porque esto provoca alejarse cada vez más del Señor y evita escuchar su
llamada.
En la Misa
en la Casa Santa Marta, el Pontífice recordó que la Escritura dice que a los
tibios Dios los vomitará de su boca. “¿Qué piensa
alguien que es tibio? Lo dice aquí el Señor: piensa ser rico. ‘Me he
enriquecido y no tengo necesidad de nada. Estoy tranquilo’”, dijo al
comentar el Evangelio del día.
Sin embargo, “es una tranquilidad que
engaña. Cuando en el alma de una Iglesia, de una familia, de una comunidad,
de una persona, está todo tranquilo, allí no está Dios”.
“Esa riqueza del alma que tú crees tener porque
eres bueno, que haces todas las cosas bien, todo está tranquilo" pero hay "otra riqueza, esa que viene
de Dios, que siempre lleva una cruz, siempre lleva
tempestad, siempre lleva alguna inquietud en el alma”.
Francisco entonces aconsejó “comprar
vestidos blancos, para vestirte, para que no aparezca tu vergonzosa desnudez:
los tibios no se acuerdan de estar desnudos, como la fábula del rey desnudo que
un niño le dice: ‘¡El rey está desnudo!’. Los tibios están desnudos”.
Según el Papa, los tibios “pierden la
capacidad de contemplación, la capacidad de ver las grandes y hermosas cosas de
Dios”. Y Dios actúa de otra manera: “nos
invita: ‘he aquí que estoy a la puerta y llamo’”.
El Pontífice expresó la importancia de “escuchar
cuando el Señor llama a nuestra puerta”, porque “quiere
darnos algo bueno, quiere entrar en nosotros”.
Pero hay también cristianos “que no se
acuerdan cuando llama al Señor” y “cada sonido es lo mismo, para ellos”. Se
necesita entonces “entender bien” cuando
llama el Señor, como hizo Jesús con Zaqueo en el Evangelio.
“La iniciativa parte del Espíritu hacia el Señor:
el Señor está. Alza los ojos y dice: ‘Ven, invítame a tu casa’. El Señor está,
siempre con amor: o para corregir o para invitarnos a cena o para hacerse
invitar. Está por decirnos: ‘Despierta’. Está por decirnos: ‘abre’. Está por
decirnos: ‘Desciende’. Pero siempre es Él”.
Por tanto, “¿sé distinguir en mi corazón
cuando el Señor me dice ‘despierta’?, ¿cuándo me dice ‘abre’?, ¿y cuando me
dice ‘desciende’?, preguntó el Santo Padre.
El Papa terminó pidiendo que “El Espíritu
Santo nos de la gracia de saber discernir estas llamadas”.
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