Hoy he vuelto a escuchar el audio
de Neville Chamberlain. Me impresiona siempre que lo escucho. Un comentarista
de mi post me escribía que las cosas que digo valen para las naciones y para la
Iglesia. Efectivamente. Era yo totalmente consciente de ello al escribir ese
post.
La acumulación de decisiones
imprime direcciones tanto en un reino humano como en el Reino de Dios sobre la
tierra. La acumulación de pequeñas decisiones erróneas provoca finalmente la
aparición de decisiones mucho peores. Son las decisiones peores las que
arrastran a los futuros gobernantes a decisiones verdaderamente épicas para enmendar
el rumbo.
Yo creo que, al final, habrá un
cisma en la Iglesia. Por muy bueno que sea el gobierno eclesiástico, veo
inevitable ese resultado final. El barco está escorado y el agua sigue
entrando. Al final, una iglesia moderna se separará de la obediencia de la
Iglesia de los dogmas. En ese futuro conflicto, la fidelidad a Pedro será la
clave para saber en qué lado debemos estar. Las mentes más preclaras observaban
cómo se aproximaba el conflicto de 1939. El futuro conflicto eclesiástico tiene
el carácter de lo inevitable.
Fidelidad al papado. Otros
atravesarán la frontera. Otros pondrán su pie en lo que no es lícito. Nosotros
debemos ser fieles a Pedro y sus sucesores. No tengamos una visión humana del
Papa, sería equivocada. Por encima de cuestiones de tiaras y capas pluviales,
veamos las cosas al modo de Dios.
Un Papa como Francisco dificulta mucho una rebelión de los
ultraprogresistas. En ese sentido, creo que es un Papa óptimo para evitar ese
inmenso mal. Aun así, considero inevitable que esa ruptura de la comunión se
produzca. Es una cuestión de tiempo.
P. FORTEA
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