lunes, 28 de noviembre de 2016

EN EL 2017 HABRÁ UN EVENTO ASTRONÓMICO SIMILAR A LA ESTRELLA DE BELÉN ¡HACE 2000 AÑOS NO SUCEDÍA!


Durará 9 meses y comenzó cuando finalizó el año de Jubileo de la Misericordia.
En 2017 veremos la constelación de Virgo, con la salida del sol directamente detrás de ésta (la Mujer vestida del sol).
Estos eventos serán visibles durante el centésimo aniversario de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima en 1917.
Este fascinante hecho astronómico parecería que es similar al que produjo la el fenómeno de la Estrella de Belén que guió a los Reyes Magos.
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Y tan extraordinario que hace 2000 años no se producía.
Leer también sobre los Reyes Magos:
Para completar el cuadro también hay que decir que además de que en el 2017 se cumplen 100 años de las apariciones Fátima, también se cumplen 50 años de la reconquista de Jerusalén por los judíos.
¿Qué significa esto? ¿Podrá suceder algo importante enviado del Cielo? ¿Tendrá que ver con el Aviso y el Milagro profetizados?
A estar atentos, en oración, y en discernimiento.
¿SI DIOS HOY NOS ENVIARA UNA SEÑAL, NOS PERCATARÍAMOS DE ELLA?
¿Si Dios, como lo ha hecho anteriormente, nos enviara una señal celestial, augurio de grandes y terribles eventos, nos percataríamos de ella?
¿Estamos, como tantos otros anteriores a nosotros, tan ocupados con nuestra cotidianeidad que ya no nos molestamos en mirar hacia Arriba?
¿Y si Dios nos enviara hoy una señal, podríamos notarla?
Y si lo hiciéramos, ¿nos importaría o simplemente la ignoraríamos tomándola como alguna tonta superstición?
¿Y si te dijera que está por venir un evento astronómico que es un símil fiel de una señal del Libro de la Revelación (Apocalipsis), sorprendentemente preciso, tanto en su contexto como en su momento?
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¿Mirarías hacia arriba?
Recuerda esto:
“Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz.
Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas.
Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz.
La mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono.” (Apocalipsis 12: 1-5)
LA ESTRELLA DE BELÉN
Nosotros tomamos como una parte establecida e indiscutible de nuestra fe, que hace 2000 años Dios utilizó un acontecimiento astronómico para comunicarse con el hombre: la Estrella de Belén.
Muchas personas ahora, al imaginarse la gran Estrella de Belén, si se la imaginan en plenitud, piensan que era muy obvio para todos que se apareció para enviar a los Reyes Magos en un largo viaje para encontrar al Rey prometido.
Sabemos que la versión de los acontecimientos no es un error, ya que cuando los Reyes Magos llegaron a Jerusalén, a sólo 8 kilómetros de Belén, tuvieron que explicar qué fue lo que vieron y por qué lo interpretaron en la forma en que lo hicieron.
El rey Herodes, su corte, y el resto de Jerusalén eran ignorantes de los acontecimientos sobre la Estrella de Belén.
Los habitantes de Jerusalén, como nosotros hoy, estaban muy ocupados proveyendo para sus familias y en sus deberes cotidianos.
A pesar de que esta gran señal anunciaba el nacimiento del Salvador, el mismo Hijo de Dios, pasaba por encima de sus cabezas, ni se dieron cuenta, ni les importó.
Para comprender el contexto adecuado del potencial de la señal de Apocalipsis 12, es menester examinar más a fondo la Estrella de Belén.
¿Qué fue la Estrella de Belén y cómo la vieron los Reyes Magos cuando nadie más la vio?
La respuesta corta es que los Magos estaban prestando atención.
Es muy convincente que la Estrella de Belén estuvo dentro de una serie de eventos astronómicos regulares que involucraron conjunciones raras que simbólicamente indicaban el nacimiento de un rey.
Es importante tener en cuenta que, enfáticamente, ésto no es astrología.
La Enciclopedia Británica define la astrología así:
“… Tipo de adivinación que consiste en la predicción de eventos humanos y terrestres a través de la observación y la interpretación de los astros fijos, el Sol, la Luna y los planetas.
Tales fanáticos creen que comprender la influencia de los planetas y los astros en temas terrenales les permite, tanto predecir como afectar el destino de los individuos, los grupos y las naciones”.
La Iglesia Católica condena explícitamente, tanto la astrología, como toda forma de adivinación (CIC 2116).
Pero las señales como la Estrella de Belén no son adivinación del destino que predicen los astros, sino astronomía y simbología normales.
Con la idea de que Dios a veces utiliza Su creación para comunicarse con el hombre.
La Biblia está repleta de ejemplos que explican lo anterior. Esto es lo que se denomina Astronomía Sagrada.
El Salmo 19 dice:
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, la obra de sus manos anuncia el firmamento; el día al día comunica el mensaje, y la noche a la noche trasmite la noticia.
No es un mensaje, no hay palabras, ni su voz se puede oír; más por toda la tierra se adivinan los rasgos, y sus giros hasta el confín del mundo”. (Salmo 19: 1-4)
San Pablo cita directamente este Salmo en Romanos, al aclarar que los judíos tenían conocimiento de que el Mesías había llegado.
“Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo.
Y pregunto yo: ¿Es que no han oído? ¡Cierto que sí!
Por toda la tierra se ha difundido su voz y hasta los confines de la tierra sus palabras (Romanos 10: 17-18)
Pablo claramente dice que los judíos tenían conocimiento del Mesías porque el cielo se lo dijo así.
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Obviamente Pablo no está justificando la astrología, sino indicando que Dios puede y de hecho a veces utiliza los cielos para anunciar Sus planes.
¿QUÉ FUE LA ESTRELLA DE BELÉN?
Es convincente decir que la Estrella de Belén fue una serie de acontecimientos astronómicos con simbolismo significativo. Más detalles en BethlehemStar.net.
En los años 3/2 aC, se produjo una rara conjunción triple de Júpiter (el planeta rey, a través de su movimiento retrógrado) y de Regulus (el astro rey).
Los Reyes Magos probablemente leyeron esta rara conjunción triple como si hubiera sido un letrero gigante de neón parpadeando en el cielo diciendo REY-REY-REY.
Todo esto comenzó en el año nuevo judío y dentro de la constelación de Leo (el león, símbolo de la tribu de Judá).
Por lo tanto, simbolizó en gran medida al rey judío de la tribu de Judá; una clara indicación para aquellos que estaban familiarizados con el Mesías.
Además, surgiendo justo detrás de Leo estaba la constelación de Virgo, con el sol y la luna a sus pies.
Después de esta increíble triple conjunción, Júpiter comenzó a moverse hacia el oeste en el cielo, que eventualmente entra en conjunción con Venus, un planeta larga y simbólicamente asociado con la maternidad.
La conjunción del planeta rey y el planeta de la maternidad estaban tan cerca uno del otro, que ningún hombre vivo había visto nunca nada igual.
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Y juntos formaron el objeto más brillante en el firmamento.
Todo este simbolismo de un rey judío de Judá y de una Virgen fue suficiente para que los bien versados Magos se pusieran en movimiento hacia Jerusalén.
Pero en cambio se puede entender por qué el ciudadano común de Jerusalén no lo viera.
Júpiter continuó su movimiento hacia el oeste en el cielo hasta que finalmente se detuvo.
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Cuando se detuvo (como se ve desde Jerusalén), lo hizo en el sur, directamente sobre el pequeño pueblo de Belén, el 25 de diciembre del año 2 antes de Cristo.
Esto ahora puede verse fácilmente con programas modernos sobre astros, que le pueden mostrar el cielo nocturno en cualquier fecha en la historia y desde cualquier perspectiva.
El surgimiento de este tipo de programas informáticos ahora, nos permite mirar no sólo el pasado, sino el futuro en los cielos.
LO QUE SUCEDERÁ A PARTIR DEL 20 DE NOVIEMBRE DE 2016
Volvamos a los primeros versículos de Apocalipsis 12.
“Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz”.
El autor del Apocalipsis indica claramente que esta visión es una señal en el cielo.
¿Qué veremos en el cielo en un futuro próximo?
El 20 de noviembre de 2016, comenzará un evento astronómico que durará nueve meses y medio, y que culminará en sorprendente coincidencia con la visión de Apocalipsis 12.
Todo indicaría a su vez que este evento astronómico, en todos sus detalles, será único en la historia del hombre.
El 20 de noviembre de 2016, Júpiter (el planeta rey) entra en el cuerpo (vientre) de la constelación de Virgo (la Virgen).
Júpiter, debido a su movimiento retrógrado, pasará los siguientes 9 meses y medio dentro del vientre de Virgo.
Este período corresponde al período normal de gestación de un bebé tardío.
Después de 9 meses y medio, Júpiter saldrá del vientre de Virgo.
Al salir de Júpiter (nacimiento), el 23 de septiembre de 2017, veremos la constelación de Virgo (la mujer vestida del sol), emergiendo directamente detrás de éste.
A los pies de Virgo, nos encontramos con la luna.
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Y sobre su cabeza se encuentra una corona de doce estrellas, formada por las habituales nueve estrellas de la constelación de Leo con la adición de los planetas Mercurio, Venus y Marte.
Ésta es, verdaderamente y hasta donde podemos determinar, una única serie de eventos con un grado sorprendente de coincidencia con la visión de Apocalipsis 12.
Así que, ¿qué significa este hecho astronómico?
¿QUE NOS PUEDE DECIR ESTE EVENTO ESTELAR?
La respuesta obvia y veraz es simplemente que no lo sabemos. Pero no significa que no podamos especular.
Lo que pasa es que estos eventos sucederán y serán evidentes durante el 100º aniversario de las apariciones de “la mujer vestida del sol”, Nuestra Señora de Fátima que se apareció en 1917.
La culminación de estos eventos astronómicos se producirá justamente 3 semanas antes del 100º aniversario del gran milagro de Fátima, “la danza del sol” (otra señal celestial), un evento que fue presenciado por muchos miles de personas.
En el siglo que ha seguido a este gran evento, hemos visto que las advertencias de la Virgen se han hecho realidad con sorprendente precisión.
La gente no dejó de ofender a Dios y hemos visto terribles guerras, naciones aniquiladas, y Rusia esparciendo sus errores por el mundo.
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Si somos honestos, incluso dentro de la misma Iglesia.
Sin embargo, todavía esperamos el cumplimiento de sus promesas, el triunfo de Su Inmaculado Corazón, y un período de paz que será concedido al mundo.
Pero lo que posiblemente no sepamos es que en la misma historia de Fátima hay indicios de que el período de 100 años podría ser significativo.
En agosto de 1931, la Hermana Lucía visitó a un amigo en Rianjo, España.
Allí, Nuestro Señor se apareció a la Hermana Lucía y Él se quejó que no se les había prestado atención a las peticiones de Su madre, diciendo:
“Haz saber a Mis ministros, ya que siguen el ejemplo del Rey de Francia retrasando la ejecución de Mi mandato, que ellos le van a seguir en la aflicción.
Nunca es demasiado tarde para recurrir a Jesús y a María”.
Y de nuevo en otro texto, la Hermana Lucía citó a Nuestro Señor:
“¡Ellos no quisieron hacer caso a mi petición! …
Al igual que el rey de Francia, se arrepentirán de ello, y lo harán, pero será tarde.
Rusia ya habrá propagado sus errores en el mundo, provocando guerras y persecuciones contra la Iglesia.
El Santo Padre tendrá mucho qué sufrir“.
Son muy interesantes esas referencias al rey de Francia, ya que es una alusión explícita a las peticiones del Sagrado Corazón dadas, a través de Santa Margarita María de Alacoque el 17 de junio 1689, al Rey de Francia.
El rey Luis XIV y sus sucesores no hicieron caso a la petición de Nuestro Señor de consagrar públicamente Francia al Sagrado Corazón de Jesús.
Como resultado, el 17 de junio de 1789, cien años después del día después de la solicitud, surgió la Asamblea Nacional de la Revolución Francesa, que se declaró como el gobierno de Francia y despojó al rey de su poder.
Más tarde, el rey perdió la cabeza a causa de la revolución.
No es posible conocer la relevancia exacta de esta alusión de 100 años o de saber si y cuándo, el reloj comenzará a marcar el tiempo, pero sin duda es interesante y relevante en este contexto.
Por supuesto también, muchos están familiarizados con la visión del Papa León XIII en la que supuestamente escuchó que a satanás se le concedieron cien años para tratar de destruir a la Iglesia.
Inmediatamente después de esta visión, el Papa León XIII compuso la oración a San Miguel Arcángel rogándole defendernos en la batalla y ser nuestra defensa contra la perversidad y acechanzas del demonio.
El Papa León XIII añadió entonces las oraciones Leoninas al final de la misa, más tarde suprimidas como consecuencia del Concilio Vaticano II.
Vivimos en estos tiempos tumultuosos en la Iglesia, en los que los fundamentos mismos de la fe, incluso las mismas palabras y mandatos de Nuestro Salvador son menospreciados e ignorados, es imposible no recordar la visión del Papa León.
También debemos señalar que la fecha de inicio del evento astronómico, 20 de noviembre de 2016, fue el mismo día en que el Papa Francisco cerró el “Año de la Misericordia”.
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El mismo día fue la fiesta de Cristo Rey.
En conclusión, sabemos que estos fenómenos astronómicos muy espectaculares se producirán, pero no podemos estar seguros sobre su importancia sagrada.
Y si significan algo respecto al aviso y milagro que ha sido profetizado en las apariciones de Garabandal y Medjugorje, curiosamente dos apariciones a las que la Congregación para la Doctrina de la Fe está tratando de quitarles notoriedad.
No pretendemos predecir el futuro de ningún próximo evento relacionado con el cumplimiento de las promesas de Fátima.
Sólo es el relato de que ahora nos encontramos en una situación similar a la de los Reyes Magos hace 2000 años.
¿Miraremos al cielo y diremos: “Está bien Señor, tienes mi atención”?
Fuentes:

Foros de la Virgen María

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