Los
exorcistas citan como causas al vacío espiritual, el fracaso en el sistema de
salud mental y el aumento en las actividades paganas y demoníacas.
Tras la noticia reciente del fallecimiento del padre Gabriele Amorth, famoso exorcista
italiano, y el también reciente estreno de la nueva miniserie de Fox, El exorcista, el rito católico del
exorcismo está de nuevo bajo el foco de la prensa. A menudo ha sido considerado
un servicio de oración presente sólo en las películas, pero el rito del
exorcismo es algo que los ciudadanos estadounidenses cada vez solicitan más de
los sacerdotes, ante la creencia de que el mal se ha infiltrado en sus vidas y
que necesitan ser rescatados.
Según un artículo publicado
recientemente en The Telegraph, “el número de sacerdotes
exorcistas oficiales [en EE.UU.] ha pasado a ser más de cuatro veces mayor, de
12 a 50” en los últimos 10 años. El padre Gary Thomas y el padre Vincent
Lampert, ambos exorcistas en EE.UU., opinan que hay varios factores que han
influido en el aumento de peticiones de exorcismos.
El padre Lampert afirmó que
muchas personas le contactaron con historias del tipo: “Estábamos
jugando con una tabla de ouija y de repente nuestro amigo
empezó a hablar en un idioma extraño que no entendíamos. Y empezaron a pasar
cosas raras, se movían objetos en la casa”. La mitad de las peticiones
de exorcismos vienen de no católicos y, según explica el padre Lampert, “únicamente una de cada 5.000 peticiones es de alguien
que sufre una posesión demoniaca completa”. La mayoría de los casos
están relacionados con las variadas formas en que un demonio puede hostigar a
alguien.
El padre Thomas también recibe
abundantes peticiones de exorcismos, aunque su labor de pastor es a tiempo
completo.
“Puedo practicar
uno o dos exorcismos a la semana por adhesión demoniaca (en oposición a una
posesión completa). Hay personas que pueden ser bastante funcionales pero que,
una vez entran en un entorno sagrado, como una iglesia, o participan de algunos
elementos de la vida parroquial, empiezan a expresar la manifestación o se
muestran enfermos o expresan otro tipo de señales de que hay algo que no va
bien. Es mi labor y la de mi equipo el discernir qué sucede. ¿Es algo
psicológico?”.
El proceso para discernir si es o
no un demonio el que aflige a una persona puede ser a veces un camino largo,
que en ocasiones se alarga hasta meses de reuniones personales. Un sacerdote
nunca está solo en este discernimiento y habitualmente busca la ayuda de
profesionales autorizados capaces de descartar o confirmar posibles
enfermedades mentales. Lo peliagudo del asunto es que el diablo también puede
influir sobre la salud de una persona, haciéndola enfermar sobre todo cuando
busca la ayuda de un sacerdote. Sea cual sea el caso, la solución rara vez
llega de forma instantánea. Tal y como dice el padre Thomas: “No hago exorcismos por encargo”.
Después de mucha oración y
discernimiento, un exorcista determinará el método de actuación que debería
aplicarse y aconsejará a la persona afectada que permanezca en constante
oración y que recurra a los sacramentos de la Iglesia.
Tanto el padre Thomas como el
padre Lampert admitieron que nunca sienten temor cuando practican exorcismos,
ya que Dios les llamó a este ministerio y creen firmemente en la gracia del
Altísimo. El diablo, aunque pueda parecer fuerte, no puede forzar su entrada en
la vida de una persona. Cada uno debe elegir libremente abrir una puerta al
mal, así que los exorcistas están seguros de que el diablo no tiene poder
alguno sobre ellos. Antes de realizar el rito, los sacerdotes deben confesarse
primero y tener un alma limpia con la que combatir las artimañas del diablo.
Aunque el poder del exorcismo es parte de la ordenación sacerdotal, la mayoría
de las diócesis exigen que un sacerdote sea autorizado por el obispo para
emprender este ministerio.
Papas recientes han apoyado este
ministerio de la Iglesia y el mismo papa Francisco no vacila en decir: “Pero ¡miren que el diablo existe! El diablo existe…
¡también en el siglo XXI! Y no debemos ser ingenuos, ¿eh? Debemos aprender del
Evangelio cómo se hace para luchar contra Satán”.
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