Fuiste
llamado a ser luz, a compartir palabras de ánimo, vida y esperanza en el mundo.
Vacíate de todo lo que puedas para darlo a otros, el Señor hará de ti un
instrumento renovado y lleno de su gloria. Amén
En Filipenses 2:4 dice: “No se
ocupen solo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los
demás”.
Cuando oramos la voluntad de Dios, sabemos que él nos presta
atención para respondernos. Siempre que oremos por otros, o para ser de
bendición a otros, estamos orando la voluntad de Dios. Fuimos llamados a ser
luz para el mundo, para nuestra familia y para cualquier otra persona que Dios
ponga en nuestro camino. Es muy fácil pedir para nosotros, y lo hacemos
continuamente, y debemos seguir haciéndolo, pero tiene que ser nuestro hábito,
orar cada día para ser una bendición a otros. No olvides hoy pedir al Señor ser
una bendición, porque quedarás maravillado de cómo aparecerán oportunidades
para ayudar, para dar palabras de aliento, para apoyar financieramente, y
muchos otras formas de ayudar. El Señor te guiará a dar de distintas formas y
eso hará que haya renovación constante de la unción sobre ti, y un fluir de
provisión, gozo y salud.
Muchos necesitan una sonrisa, ser escuchados, oír palabra de
Dios, un abrazo, un regalo. Haz algo por alguien cada día. Sé un sembrador, da
más de lo que esperen de ti. Cuando damos, nos vaciamos, y el Señor nos llena
de su preciosa presencia.
Oremos
así:
“Padre ayúdame a ensanchar mi corazón para poder
ayudar y ser de bendición a otros, recuérdame
que no pierdo nada, sino que recibo mucho más gracia y unción cuando doy con
alegría, te lo pido en el nombre de Jesús. Amén”
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