ROMA, 19 Jul. 14 / 10:04 pm (ACI/EWTN Noticias).- El presidente
de la Asociación Internacional de Exorcistas, P. Francesco Bamonte, compartió
algunos consejos sobre las mejores armas para hacer frente al diablo, y
advirtió que no es suficiente saber que los demonios existen, sino que es
preciso conocer cómo actúan para no caer en sus trampas.
En entrevista con Radio Vaticano, al poco tiempo de que la Asociación
Internacional de Exorcistas recibiera el reconocimiento jurídico de la
Congregación para el Clero en la Santa Sede, el P.
Francesco Bamonte señaló que “los demonios actúan
en la historia personal y comunitaria de los hombres, tratando de propagar
entre los hombres la elección del mal”.
“Por eso, no basta saber que existen, sino que es
preciso también conocer cómo actúan para prevenir y rechazar sus ataques y no
caer en sus trampas”, advirtió el exorcista de la
diócesis de Roma.
El P. Bamonte señaló que “sin duda, el
fundamento de la predicación y de las enseñanzas del Papa Francisco es
Jesucristo; pero el Papa nos exhorta a no olvidar lo que la Sagrada Escritura
nos dice: que los demonios existen: son ángeles creados por Dios que se
transformaron en malvados porque libremente eligieron rechazar a Dios y su
Reino, dando origen así al infierno”.
“El Papa ha descrito a menudo cómo actúan los
demonios a través de la tentación para separar a los hombres de Cristo. De
hecho, quieren que seamos como ellos; no quieren la santidad de Cristo en
nosotros, no quieren nuestro testimonio cristiano, no quieren que seamos
discípulos de Jesús”.
El exorcista recordó que “el Papa también ha
subrayado varias veces que los demonios –que son repelentes y
repugnantes– se disfrazan de ángeles de luz para
hacerse atractivos y engañar mejor a los hombres. Jesús en el Evangelio nos
enseña cómo luchar y vencer a los demonios con su gracia”.
Para hacer frente a las tentaciones de los demonios, el sacerdote
enumeró cuatro armas muy poderosas: la Palabra de Dios, el Rosario, la confesión
frecuente y la participación en la Santa Misa.
El presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas aseguró que “el arma poderosa, ante todo, es la lectura y la
meditación de la Palabra de Dios, como dice el Papa Francisco, que nos ha
invitado a llevar siempre en el bolsillo un Evangelio. En nuestro interior,
esta Palabra, cuando entra, vive, actúa y nos llena de la gracia del Espíritu
Santo”.
“Y luego está el Rosario, el encomendarse a la
Virgen, a quien el demonio odia especialmente”.
La tercera arma, dijo, es “la confesión
frecuente: reconocernos pecadores humildemente, confesar nuestros pecados y
pedir a Dios la fuerza para no pecar más”.
A continuación recomendó “la participación
en la Santa Misa los días festivos. Y también la lucha contra nuestros vicios,
contra lo que el pecado original ha dejado en nosotros, para que triunfe el
hombre nuevo en Cristo”.
El P. Francesco Bamonte señaló que la presencia de un sacerdote
exorcista en una diócesis “es importantísima”.
“De hecho, cuando no hay un sacerdote exorcista, a
menudo la gente se dirige a magos, hechiceros, lectores de cartas y del futuro,
sectas”.
El presbítero señaló que “no tiene sentido
pensar que si las personas saben que hay un exorcista en su diócesis, serán más
propensas a creer que son víctimas de una posesión diabólica. La primera
preocupación de todo exorcista con buen sentido es evitar que se forme o se
mantenga la creencia de una posesión cuando ésta no existe”.
El P. Bamonte indicó que “el exorcista es
ante todo un evangelizador, un sacerdote, por lo que sea cual sea el origen del
mal que padece quien acude a él, sea o no sea una auténtica forma de acción
extraordinaria del demonio. El sacerdote exorcista se esfuerza por infundir
serenidad, paz, confianza en Dios y esperanza en su gracia”.
“Y cuando se comprueba realmente la existencia de
un caso de posesión diabólica, el sacerdote exorcista acompañará a esos
hermanos y hermanas que sufren a causa del maligno, con humildad, fe y caridad,
para sostenerlos en la lucha, para darles ánimos en el duro camino de la
liberación, y para reavivar en ellos la esperanza”.
El exorcista de la diócesis de Roma indicó que en su experiencia ha
encontrado “hombres y mujeres perfectamente sanos
de mente, pero expuestos a un nivel de sufrimiento difícilmente imaginable”.
“Ante tanto dolor es imposible permanecer
indiferente: deseo sinceramente que muchos otros hermanos sacerdotes se den
cuenta de esta dramática realidad, a menudo ignorada o subestimada. El
exorcismo es una forma de caridad en beneficio de personas que sufren. Está
dentro de las obras de misericordia corporal y espiritual”, aseguró.
Los exorcistas en Roma, dijo el sacerdote, “cuentan
con la ayuda de un equipo de voluntarios formado por médicos especialistas en
psiquiatría y psicoterapeutas, que evalúan si es necesario los aspectos
médicos. Hay personas que confunden problemas de origen médico con problemas de
origen espiritual. Los casos que se consideran serios y en los que debe
intervenir un sacerdote exorcista son limitados”.
La reciente creación de la Asociación Internacional de Exorcistas, que
él preside, “es un signo de los tiempos”, dijo,
pues “el Espíritu Santo, en respuesta a las
exigencias especiales de nuestra época, ha suscitado una toma de conciencia de
que entre los mandatos que Cristo a la Iglesia, está incluido el
de expulsar a los demonios en su Nombre”.
“Al mismo tiempo, el Espíritu Santo ha inspirado en
la Iglesia una asociación de sacerdotes exorcistas para que tengan la fuerza
que deriva del estar en comunión con otros hermanos que ejercen el mismo
ministerio; y para que, encontrándose periódicamente y compartiendo sus
experiencias, puedan ofrecer una ayuda más eficaz a quienes se dirigen a
ellos”.
Para leer la entrevista completa, puede ingresar
a: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=835099983167708&set=a.373324409345270.100946.261761113834934
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