VATICANO, 11 Sep. 16 / 05:15 am (ACI).- Como todos los domingos, el
Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus y comentó el Evangelio del día que
recoge tres parábolas de misericordia y muestran hasta dónde llega el perdón de
Dios.
“Su perdón cancela el pasado y nos regenera en el
amor” de tal forma que "cuando
un pecador se convierte y se hace reencontrar por Dios no lo esperan
reprobaciones y durezas, porque Dios salva, espera en casa con alegría y hace
fiesta”.
El Pontífice dijo a todos que “el mensaje del Evangelio de hoy nos
infunde gran esperanza y lo podemos sintetizar así: no hay pecado en el que
hayamos caído por el que, con la gracia de Dios, no podamos resurgir; no hay un
individuo irrecuperable, porque Dios no deja jamás de querer nuestro bien,
también cuando pecamos”.
“Con estos tres relatos, Jesús quiere hacer
entender que Dios es el primero en tener hacia los pecadores una actitud de
acogida y misericordia”, explicó.
En la primera parábola Dios es presentado como un pastor que deja 99
ovejas para ir en busca de la que se ha perdido. En la segunda se observa “a una mujer que ha perdido una moneda y la busca pero no
la encuentra y en la tercera Dios es imaginado como un padre que acoge a su
hijo que se había alejado”.
Francisco destacó que todas tienen un elemento común: “verbos que significan alegrarse juntos, hacer fiesta”.
Con los tres relatos “Jesús nos presenta un Dios
con los brazos abiertos, que trata a los pecadores con ternura y compasión”.
En opinión del Papa, “la que más conmueve,
porque manifiesta el infinito amor de Dios, es la del padre que abraza al hijo
que ha regresado”.
“El camino de regreso a casa es la vía de la
esperanza y de la vida
nueva”, “Dios espera nuestro retomar el camino, nos espera con paciencia, nos
ve cuando todavía estamos lejos, va a nuestro encuentro, nos abraza, nos
perdona”.
Por Alvaro de Juana
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