VATICANO, 12 Sep. 16 / 04:52 am (ACI).- En la Misa matutina en la Casa
Santa Marta, el Papa Francisco se mostró tajante al afirmar que las divisiones
destruyen la Iglesia
y son obra del diablo.
Al comentar la carta de San Pablo a los Corintios de la liturgia del
día, Francisco explicó que “el diablo tiene dos
armas muy potentes para destruir la Iglesia: las divisiones y el dinero”.
Esto sucede desde los inicios de la Iglesia: “las
divisiones ideológicas, teológicas laceraban la Iglesia”, afirmó. “El diablo siembra celos, ambiciones, ideas, ¡pero para
dividir! O siembra codicia”, agregó.
El Santo Padre aseguró que es como cuando acontece una guerra: después “todo queda destruido”. “Y el demonio se va contento. Y
nosotros, ingenuos, entramos en su juego”.
“Se trata de una guerra sucia la de las divisiones,
es como terrorismo”, manifestó para a continuación
alertar del peligro de los cotilleos y las habladurías en la comunidad. “Lanza la bomba, destruye y permanece”, dijo
Francisco.
“Y las divisiones en la Iglesia no dejan que el
Reino de Dios crezca, no dejan que el Señor se haga ver bien, como es Él. Las
divisiones hacen que se vea esta parte, esta otra contra esta y en contra de…
¡siempre en contra!”.
“No existe el aceite de la unidad, el bálsamo de la
unidad. Pero el diablo va más allá, no solo en la comunidad cristiana, sino que
va a la misma raíz de la unidad cristiana. Y esto es lo que sucede aquí, en la
ciudad de Corinto, a los Corintios”.
“Pablo les reprueba porque las divisiones llegan a
la raíz de la misma unidad y por tanto a la celebración eucarística”, añadió.
Francisco pidió a los fieles que asistieron a la Eucaristía hacer “todo lo posible para no destruir la Iglesia con las
divisiones, sean ideológicas, sean de codicia y de ambición, sean por celos”.
“Y sobre todo
–prosiguió– orar y cuidar las fuentes, la raíz
misma de la unidad de la Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, y que nosotros
–todos los días– celebramos su sacrificio en la Eucaristía”.
El Papa reconoció que “San Pablo habla de
las divisiones entre los Corintios hace ya 2.000 años”. “Esto nos lo puede
decir Pablo hoy a todos nosotros, a la Iglesia de hoy. ‘¡Hermanos, en esto, no
puedo alabaros, porque os reunís juntos no para lo mejor sino para lo peor!’.
Pero la Iglesia reunida toda para lo peor, para divisiones. Para manchar el
Cuerpo de Cristo en las celebraciones de la Eucaristía. Y el mismo Pablo nos
dice, en otro pasaje: ‘Quien come y bebe el Cuerpo y la Sangre de Cristo
indignamente, come y bebe su propia condena’”.
“Pidamos al Señor la unidad de la Iglesia, para que
no haya divisiones. Y la unidad también en la raíz de la Iglesia, que es el
mismo sacrificio de Cristo, que cada día celebramos”.
Por Alvaro de Juana
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