miércoles, 14 de septiembre de 2016

COMO CRUCIFICARON A JESUCRISTO EN LA CRUZ


El cuadro clínico de la muerte de Jesús es estudiado según las fuentes históricas.
Hablan del proceso que va desde su aprensión a su fallecimiento, pasando por las etapas centrales de su flagelación y crucifixión.
Todas las referencias en relación a la crucifixión y muerte del Nazareno se basan en documentos escritos y no en el análisis del cuerpo físico o de sus restos.
En este sentido la credibilidad de cualquier discusión al respecto es determinada básicamente por la credibilidad de las fuentes.
Entre ellas están los escritos antiguos cristianos y no cristianos, los escritos de autores modernos, el Sudario de Turín y los avances de la Medicina.
La documentación científica existente acredita que Jesús padeció y sufrió el más cruel de los castigos.
Este análisis que presentamos también nos remite a la discusión de cómo fue crucificado Jesús, lo cual es un hecho debatible pero que está teñido de intereses político religiosos como veremos abajo.
EL MÉTODO DE LA CRUCIFIXIÓN
La crucifixión, que parece que hubiera comenzado con los Persas, lo que hoy es Irán, poniendo a la víctima suspendida en el aire sin tocar sus pies en la tierra.
Los comerciantes Fenicios adquirieron la práctica y probablemente la hayan llevado a los Griegos.
Los romanos parecen haberla obtenido de Alejandro Magno que la introdujo en Cartago; y ya en la época del nacimiento de Jesús se usaba la crucifixión.
Fueron los Romanos quienes perfeccionaron el método diseñándolo para maximizar el dolor y el sufrimiento; no se trataba de matar a alguien sino de hacerlo de la manera más horrible.
Por otro lado la crucifixión era una forma vergonzosa de ejecución que estaba destinada a los esclavos, los extranjeros, los revolucionarios y los criminales.
Y se comenta que la única manera en que un ciudadano Romano fuera crucificado era la deserción del ejército.
Los romanos añadieron previamente la flagelación con azotes, con intención de poner a la víctima en un estado cercano a la muerte
Ya sabemos por relatos que el látigo tenía bolas de hierro en cada tira de cuero y huesos de ovejas afilados para cortar la piel.
Después de la flagelación, la víctima podría llevar su propia barra transversal o sea el patíbulo, desde la zona de flagelación, que estaba dentro de la ciudad, a la zona de crucifixión, que estaba fuera de la ciudad.
Luego la víctima era atada o clavada al patíbulo y a la barra vertical y se le ponía un cartel dónde constaba el delito.
En la zona de crucifixión, a la víctima se le da a una copa de vino mezclado con mirra, como un analgésico suave.
Cuando las víctimas eran clavadas en la barra transversal los clavos se les ponían en las muñecas y no en las palmas de las manos, porque no podrían apoyar su peso corporal.
La víctima podría vivir desde unas pocas horas hasta varios días dependiendo de la severidad de la flagelación. La muerte básicamente se produciría por asfixia y agotamiento.
Y si nadie reclamaba el cuerpo quedaría en la cruz para ser comido por los depredadores.
LA SALUD INICIAL DE JESÚS Y EL COMIENZO DE SU DETERIORO
Partimos de que Jesús mantuvo numerosos viajes caminando a través de la Palestina del siglo I para impartir sus enseñanzas.
Esto excluye que padeciese alguna enfermedad física de importancia o una constitución débil.
Es por tanto razonable suponer que Jesús gozaba de un buen estado de salud.
En un periodo de 12 horas, desde 9 de la noche del jueves 6 de abril (Nisan 13) a las 9 de la mañana del viernes 7 de abril (Nisan 14), Jesús sufre un enorme deterioro físico que comienza en el huerto de Getsemani (esquema).
Lo vivido por Jesús antes de ser arrestado se refiere en distintos escritos como una mezcla indecible de tristeza, de espanto, de tedio y de flaqueza.
Esto expresó una pena moral que llegó a tal grado de intensidad que se manifestó somáticamente mediante la liberación de sustancias químicas que provocaron una hematidrosis, es decir, sudor con sangre.
Este proceso extraordinariamente inusual en el ser humano, fisiológicamente es debido a una congestión vascular capilar y hemorragias en las glándulas sudoríparas, haciendo que la piel se vuelva frágil y débil.
No obstante la pérdida real de sangre en el Maestro fue mínima, no así el daño psicológico.
Llevado ante el Sanedrín político, ante Caifás, Jesús es condenado y golpeado fuertemente en el rostro.
También el Sanedrín religioso, constituido por fariseos y saduceos, condena a Jesús.
Llevado a la fortaleza Antonia y al Palacio de Herodes Antipas, en última instancia Pilato entrega a Jesús para ser flagelado y crucificado.
Para celebrar todos estos juicios Jesús es obligado a caminar unos 4 kilómetros.
LA FLAGELACIÓN DE JESÚS
La flagelación era un preliminar de tipo legal para toda ejecución romana.
El hombre era desnudado y atado a un poste siendo golpeado con azote corto denominado flagrum o flagellum.
La espalda, las nalgas y las piernas eran azotadas por uno o dos soldados.
Los azotes repetidos de los legionarios con las bolas de hierro, sobre una piel ya sensible por la hematidrosis, causaron en el cuerpo de Jesús profundas contusiones.
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Su espalda quedó tan desgarrada que la espina dorsal quedó expuesta, las laceraciones cortaron los músculos y la carne desgarrada sangró abundan­temente provocando una importante pérdida de sangre y plasma.
El enorme dolor y la pérdida de sangre habitualmente crean las condiciones para un shock circulatorio.
La cantidad de sangre perdida podía muy bien determinar cuánto tiempo sobreviviría la víctima en la cruz.
El abuso físico y mental provocado por los judíos y romanos, la coronación de espinas, la falta de alimento, de agua y de descanso, y la pérdida importante de sangre, debilitaron enormemente el estado general del Nazareno, provocando:
– Un aumento del ritmo de su corazón.
– Una disminución de la presión sanguínea.
– Que los riñones dejasen de producir orina para mantener el volumen restante.
– Enorme sed, porque el cuerpo ansía fluidos para reponer el volumen de sangre perdido.
En estas condiciones es llevado Jesús a una de las ejecuciones más crueles, despiadadas y degradantes que haya inventado el hombre, la crucifixión, suplicio de origen oriental, persas, asirios y caldeos, y perfeccionado por los romanos.
LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS
Jesús caminó algo más de medio kilómetro, entre 600 y 650 metros, portando un travesaño o patíbulum de entre 34 y 57 kilos de peso.
Los clavos usados por los romanos tenían entre 13 y 18 cms, con una sección cuadrada de 1 cm.
Estudios realizados con cadáveres han documentado que los clavos tienen que penetrar, para mantener al crucificado, bien entre el radio y la primera hilera del carpo, o bien entre ambas hileras de los huesos del carpo.
La Síndone ha corroborado estos datos.
El clavo atravesó triturando el nervio mediano, provocando un enorme calambre.
Es tan insoportable este dolor que hubo que inventar un término nuevo en la medicina para describirlo, conocido como dolor excruciante (dolor de la cruz).
Los pies también fueron clavados a la cruz.
El clavo traspaso el espacio entre el 2º y 3º metatarsiano destruyendo el nervio profundo peroneo y las ramas plantares.
Para fijar los pies, Jesús hubo de flexionar las rodillas a fin de poder realizar una ligera rotación lateral de las piernas. 
Una vez clavado fue colocado en posición vertical, provocando un estiramiento intenso de los brazos, tal vez mayor de 15 cms., lo que originó la luxación del hombro.
LA AGONÍA DE JESÚS EN LA CRUZ
En esta posición, la muerte es lenta y agonizante por asfixia. Jesús soporto esta situación unas 3 horas.
Durante este tiempo Jesús tenía enormes dificultades para expulsar el aire.
Para llevar a cabo este movimiento espiratorio debía de elevarse ligeramente en la cruz para descomprimir la caja torácica, apoyándose en los pies y flexionado los brazos, lo que supuso terribles dolores en todas las extremidades.
En la medida en que redujo el ritmo respiratorio, entró en acidosis respiratoria, es decir comenzó a retener dióxido de carbono en la sangre, proceso conocido como hipercapnia.
El CO2 se disolvió como acido carbónico al no poder ser expulsado, lo que provocó mayor acidez en la sangre, calambres musculares y contracciones tetánicas.
Este mecanismo alteró el ritmo de su corazón, provocándole un pulso irregular, que origino un paro cardiaco.
Jesús pudo darse cuenta de la proximidad del fatal desenlace, lo que ocurrió, tras dar un enorme grito, a las 3 de la tarde del viernes 7 de abril (Nisan 14).
Para corroborar la muerte de Jesús, los soldados atravesaron su costado entre el 5º y 6º espacio intercostal, brotando agua y sangre al retirar la lanza.
Con toda probabilidad el agua era fluido pleural o pericardico, y habría precedido a la efusión de sangre procedente de la aurícula derecha que fue perforada por la lanza.
La interpretación médica moderna del evento histórico indica que Jesús estaba muerto cuando fue bajado de la cruz, su madre María estaba allí.
Esto nos trae a la discusión adicional más detallada, ¿cómo fue crucificado Jesús?.

¿CÓMO FUE CRUCIFICADO JESÚS, CON LOS BRAZOS EN FORMA DE “Y” O DE “T”?
Se ha publicado un estudio en la Revista New Scientist que afirma que, según la Sábana Santa de Turín, Jesús habría sido crucificado con los brazos arriba de su cabeza.
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Esto desmiente una de las principales estudiosas mundiales del Síndone.
Emanuela Marinelli, una de las principales estudiosas del mundo de la Sábana Santa, dice que el estudio publicado en la revista New Scientist: está absolutamente equivocado.
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Esa es la teoría de los Testigos de Jehová que quieren destruir la cruz.
El estudio internacional sobre la Sábana Santa que se publicó en la revista New Scientist, afirma que Jesús habría sido crucificado con los brazos arriba de la cabeza, en forma “Y” y no en forma de “T”, de acuerdo a la iconografía clásica, lo cual es una broma llena de errores científicos según Marinelli.

LA HIPÓTESIS DE CRUCIFIXIÓN EN FORMA DE Y
Matteo Borrini de Liverpool John Moores University en el Reino Unido quería saber si las “manchas de sangre” en el brazo izquierdo eran compatibles con el flujo de sangre de la muñeca de un crucificado.
Así que le pidió a Luigi Garlaschelli de la Universidad de Pavia, Italia, un experimento para asumir diferentes posturas de crucifixión, mientras que una cánula conectada a su muñeca hacía correr la sangre por el brazo.
Encontraron que las marcas en la sábana se correspondían con una crucifixión, pero sólo si los brazos se hubieran colocado por encima de la cabeza en una posición de “Y”, en lugar de en la clásica representación de “T”. 
“Esta habría sido una situación muy dolorosa y habría creado dificultades para respirar”, dice Borrini.
Alguien crucificado de esta manera pudo haber muerto por asfixia.
Borrini presentó sus resultados en una reunión de la Academia Americana de Ciencias Forenses en Seattle.
Borrini dice que posiciones similares se utilizaron durante la tortura medieval, pero en esos casos las víctimas eran suspendidas de una viga mediante la unión de sus muñecas con una cuerda, en lugar de utilizar clavos.
Los resultados confirman los experimentos anteriores de Gilbert Lavoie, un médico con sede en Massachusetts, que sugirió una crucifixión en forma de Y.
“El flujo de sangre es absolutamente coherente con lo que se ve en la Sábana Santa”, dice Lavoie.
“La huella de la Sábana Santa no se corresponde con muchas imágenes artísticas tradicionales de la crucifixión”, dice Niels Svensson, un médico de Maribo, Dinamarca, que también ha estudiado la Sábana Santa.
Pero no todos los artistas muestran a Jesús en una postura en forma de T.
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Por ejemplo, el pintor flamenco Peter Paul Rubens pintó repetidamente a Jesús con sus brazos sobre su cabeza en la cruz, al igual que muchos otros.

LA CONTESTACIÓN DE EMANUELA MARINELLI
Del análisis de la Sábana Santa se ve claramente que la posición de los dos brazos no es la misma.
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El flujo de sangre desde el lado derecho viene desde la muñeca hasta el codo, no la de la izquierda.
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Así que los que dicen que los dos brazos se encontraban en la misma posición están mal.
La teoría de la posición de los brazos en “Y”es típica de los Testigos de Jehová y es absolutamente errónea.
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Ellos tratan de esta manera de destruir el símbolo de la cruz, diciendo que la posición de los brazos era diferente.
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Pero incluso si hubieran estado unidos por encima de su cabeza, sería una “I” no es una “Y”.
El brazo izquierdo y derecho no podrían haber estado totalmente tensos como en las representaciones sagradas, porque el reposapiés, que se ve a menudo, no se utilizó. 
La crucifixión romana aún no lo había introducido, este se ve por primera vez en los circos a finales del primer siglo.
Pero en el momento de Jesús, cuando las personas eran crucificadas en la calle como una advertencia para todos, los pies eran clavados en la cruz directamente.
Por lo tanto está claro que el cuerpo no podía estar en una posición con los brazos exactamente horizontales.
El cuerpo se desequilibra porque su pie derecho está arriba del izquierdo y esto hace que el cuerpo se mueva hacia la derecha.
La interpretación correcta es la de Monseñor Giulio Ricci, con el brazo derecho goteando sangre hasta el codo.
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El goteo de la parte izquierda es hacia abajo ya que el brazo estaba en una posición un poco diferente, con la sangre goteando hacia abajo de la mano por la fuerza de la gravedad.
¿Jesús murió por asfixia? Aparte del hecho de que el Evangelio dice otra cosa, esto no es posible debido a que la Sábana Santa documenta salida de sangre y suero del costado y esto, según los cardiólogos, es un signo probablemente de una muerte causada por la ruptura del corazón.
OTRA VARIANTE: ¿JESÚS FUE ATADO O CLAVADO EN LA CRUZ?
Recientemente la profesora Meredith Warren, profesora de estudios bíblicos y religiosos de la Universidad de Sheffield en Yorkshire, escribió un artículo titulado ¿Fue Jesús realmente clavado en la cruz?
Ella no niega la crucifixión de Jesús sino el método que usaron con Jesús.
Sostiene que los romanos no siempre clavaban a las víctimas en la cruz, a veces los ataban con cuerdas.
Y dice que la única evidencia arqueológica de la práctica de clavar a las víctimas, es un hueso del tobillo de la tumba de Johanam, ejecutado en el siglo primero.
La caja descubierta en 1970 contiene un hueso del talón con un clavo.
La Warren dice que Mateo, Marcos, Lucas y Juan hablan en los evangelios de la crucifixión, pero sólo Juan indica que se utilizaron clavos.
Y otra indicación es también de Juan refiriéndose a Tomás que dice “Si no veo las marcas de los clavos en sus manos y pongo mi dedo en el lugar de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”.
En cambio el evangelio de Pedro, que es no canónico y no forma parte de la Biblia, dice que las manos de Jesús tenían clavos en su crucifixión y que se le retiraron después de su muerte.
La conclusión de la Warren es que la persistencia de la idea de que Jesús fue clavado en la cruz, es más una tradición cristiana que algo que se puede encontrar claramente en los evangelios.
Y observa que las primeras representaciones de Jesús no parecen mostrar sus manos clavadas en la cruz. Por ejemplo la imagen de la piedra preciosa de Constanza que data del siglo cuarto después de Cristo.
Sin embargo hay otros que le critican, diciendo que estás imágenes tampoco muestran la cuerda con la que estaba atado.

Fuentes:

Foros de la Virgen María

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