En medio de la lucha final
contra el demonio, Jesús se le apareció a Sor Natalia Magdolna para pedirle la
instauración de una devoción especial para esta época.
Se trata de la devoción a su
madre triunfante en la lucha contra el demonio, a la Victoriosa Reina del
mundo, la cual acelerará su triunfo.
Se trata de una devoción
actual, porque Sor Natalia falleció en 1992. Y fue el propio Jesús que le
dictó lo que deberíamos hacer para venerar a su madre como la Victoriosa Reina
del Mundo y que reproducimos aquí.
Primero veremos quien esta mística y vidente.
QUIEN FUE SOR NATALIA MAGDOLNA
Sor
Natalia Magdolna, de las Hermanas del Buen Pastor de Santa María Magdalena, nació en 1901
cerca de Pozsony, en la actual Eslovaquia.
Sus padres eran artesanos de origen alemán. De
joven aprendió el húngaro y el alemán, y más tarde el francés. Recibió los mensajes en húngaro.
Su vida está llena de acontecimientos históricos y
políticos ya que vivió casi todo este siglo. Murió el 24 de abril de 1992, en olor de santidad.
Desde
temprana edad percibió claramente su vocación religiosa y a los
diecisiete años entró al convento de Pozsony.
A
los treinta y tres años sus superioras la enviaron a Bélgica de donde volvió
al poco tiempo porque se enfermó y la regresaron a Hungría, su patria, donde
vivió en los conventos de Budapest y Keeskemet.
En
Hungría empezó a tener locuciones interiores y visiones sobre el destino de
Hungría y del mundo, aunque ya de niña había tenido fuertes
experiencias místicas.
Estos mensajes son un llamado
a la reparación de los pecados, a la enmienda y a la devoción al Corazón
Inmaculado de María como la Victoriosa Reina del Mundo. La mayoría de estos
mensajes los escribió entre los años 1939 y 1943.
Durante
la Segunda Guerra Mundial, Sor Natalia aconsejó al Papa Pío XII que no fuera a
Castelgandolfo, su residencia de verano, porque sería bombardeada, como de hecho
lo fue.
También le fue pedida la práctica de Ofrecimiento de Vida, con una serie de
promesas, que pueden
leerse aquí.
SE LE APARECEN EL REY Y LA
REINA
Veamos como lo narra Sor Natalia.
Fue
en la festividad de Cristo rey de 1939 cuando tuve la visión del Salvador como
mi real esposo.
Su figura era majestuosa y su rostro muy hermoso.
Todo
irradiaba amor.
El manto real colgaba de sus hombros y una corona de tres piezas brillaba en su
cabeza.
Cuando estoy frente a un hombre ilustre, mi corazón
late con fuerza, pero en ese momento no. Sentí que Él me atraía a su divino Corazón con su ardiente amor.
Esto sucedió con tal fuerza que corrí hacia Él y me postré a sus pies. Él se inclinó y me
levantó, cubriéndome con una punta de su real manto.
–Mi
Salvador y mi Rey –grité-. ¡Por favor, reina siempre en mí!
–
Mi real trono está ya en tu corazón – me contestó. En ti mi reino está completo. Pero donde reina mi amor, será levantada mi cruz.
Entendí que Jesús
quería algún sacrificio de mí. Me volví hacia Él con alegría, dispuesta
a obedecer, y le dije:
– Mi buen Jesús, quiero que reines en mí según tu voluntad; ¡estoy dispuesta a llevar la
cruz por ti!
Él me miró complaciente y mientras yo descansaba en
su pecho, pude ver cómo Él lanzó una
mirada a todo el mundo. Comprendí que anhelaba algo.
– ¿Cuál
puede ser el deseo de tu Corazón? –pregunté-. Él se inclinó hacia mí con
indescriptible amor y me dijo:
– Si el mundo reconoce al Hijo
como Rey, es justo, correcto y propio que la Madre del Hijo reciba el honor de
Reina.
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Es por esto que Yo quiero que mi Madre Inmaculada sea reconocida por todo el mundo como la Victoriosa Reina del Mundo.
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Es por esto que Yo quiero que mi Madre Inmaculada sea reconocida por todo el mundo como la Victoriosa Reina del Mundo.
¡Este
reconocimiento debe ser proclamado abierta y solemnemente!
Cuando el Salvador dijo “solemnemente” vi que de una brillante nube salió una maravillosa
procesión.
No puedo describirla en detalle, porque era una procesión celestial y el
lenguaje humano no es apto para describir las cosas celestiales. Jesús, sin
embargo, la miró con gozo.
Vi
entonces que los ángeles llevaban un trono celestial y sentada en el trono como
una reina, a la Santísima Virgen.
Llevaba
un real manto y una triple corona. La corona tenía una referencia especial a la
Santísima Trinidad, ya que la Virgen es al mismo tiempo hija, esposa y madre de Dios.
La
Virgen María tenía el cetro de Reina en la mano derecha y una esfera en la
izquierda.
En
la esfera estaba sentado el Niño Jesús, también en pompa real, pues sobre la cabeza de
Jesús vi también una corona.
En
la mano izquierda del Niño había una pequeña cruz, que Él
apretaba a su Corazón y en su mano
derecha el cetro real.
La procesión iba acompañada por una música
maravillosa. De repente, la visión de
la procesión desapareció y vi otra vez a Jesús como Rey.
A su derecha estaba su Madre
como Reina del Mundo.
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Entendí que la procesión celestial era la precursora de esas otras muchas procesiones que vendrían a celebrar a María como Reina en todo el mundo: en pueblos y en aldeas, por los campos y las montañas, en los hogares y en los corazones, como la Victoriosa Reina del Mundo.
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Entendí que la procesión celestial era la precursora de esas otras muchas procesiones que vendrían a celebrar a María como Reina en todo el mundo: en pueblos y en aldeas, por los campos y las montañas, en los hogares y en los corazones, como la Victoriosa Reina del Mundo.
Durante esta visión, el Salvador me hizo saber que esta solemne fiesta sería celebrada durante
el reinado del Papa Pío XII (esto ocurrió en 1954 durante el Año
Mariano).
Además
Jesús me hizo saber que Él bendeciría está fiesta de una manera especial.
Los
sacerdotes escogidos para promover esta devoción sufrirían mucho y serían
humillados.
Pero Jesús prometió su ayuda a esos sacerdotes.
“Estaré
con ellos en sus sufrimientos” –me dijo-, y mientras decía esto, puso su mano
derecha en su Corazón y la levantó para bendecir: la gracia fluía como un río
sobre las almas escogidas de esos sacerdotes.
Entonces vi cómo su mirada se posaba sobre mi padre confesor y entendí lo que le
dijo:
“Las bendiciones de mi
Corazón, la llama de mi Amor y la fuerza de mi Voluntad estarán con mis
sacerdotes fervientes; ellos serán la escalera por la que mi Madre Inmaculada
subirá hasta el trono de su gloria como la Victoriosa Reina del Mundo”.
LA DEVOCIÓN A LA VICTORIOSA
REINA DEL MUNDO CONDUCE A LA PAZ
Entendí también que Jesús deseaba establecer una nueva congregación religiosa con el
nombre de la “Sociedad de María”.
Entendí que esto debía comunicarse lo más pronto posible a los sacerdotes: ésta era la
voluntad de Dios para salvar almas.
Vi que la devoción universal a la Santísima Virgen como la Victoriosa Reina del Mundo comenzaría
en Hungría. Me di cuenta que el Salvador ardientemente deseaba que se
estableciera esta devoción.
Con esto, el Padre celestial
quiere probarle al mundo que la Santísima Virgen, como Reina del Mundo, será victoriosa
sobre el mundo, el pecado y el infierno.
Después de esto el Salvador me dijo que Él concedería la paz prometida al mundo sólo
si se extiende por todo el orbe la devoción a su Madre Inmaculada como Reina
del Mundo y se establece la Orden de María.
También vi que hablando de paz
el Salvador no se refería a la paz que seguiría a la Segunda Guerra Mundial,
sino a la que vendría después de la purificación del mundo.
La
palabra “paz” tiene un significado muy profundo y secreto y por esto,
cada vez que la escuchaba de los labios de Jesús, un mar de luz irradiaba de su
boca y mi alma se llenaba de indecible felicidad. No me sentí digna de
preguntarle sobre este secreto.
¿CÓMO APRESURAR LA VICTORIA DE
LA REINA DEL MUNDO?
Jesús dijo:
– Mi Madre Inmaculada será la
Corredentora de esta era que viene.
– Jesús mío, ¿qué debemos hacer para acelerar la victoria de Nuestra Madre
Inmaculada y nuestra Reina?
– Díganle con frecuencia:
“¡Madre Nuestra Inmaculada, muéstranos tu poder!”
Cuando repetí esta oración, le pregunté a nuestra
Madre:
– ¿Qué
quieres que hagamos hasta que llegue tu gloriosa era?
El
vestido de la Virgen cambió de color. Estaba cubierto con un velo negro
transparente,
aunque en su cabeza todavía vi su triple corona.
Su
feliz semblante de improviso cambió a una expresión de profunda tristeza. Dobló sus
manos y rogó por el mundo, llamando a todos:
“¡Vengan, mis queridos hijos,
y junto conmigo consuelen al Padre celestial que está profundamente ofendido!”
EL PEDIDO DE REPARACIÓN
Fue claro para mí que todo el mundo, en especial
modo Hungría, tenía que hacer mucha
penitencia, reparación y sacrificios.
Jesús me explicó en numerosas
ocasiones qué es lo que Él consideraba como reparación y lo que deseaba que
hiciéramos.
1 La primera forma de entender
la reparación es que cada uno se esfuerce por cambiar su vida.
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2 “Yo redimí al mundo con ayuno y oración durante la noche. Yo pido ayuno, oración, rezar la Hora Santa, orar en la noche y aguardar con paciencia los sufrimientos por mi amor”.
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3 Jesús nos pide el rezo del rosario. Vi que cuando se reza cada cuenta, una gota de la sangre de Jesús cae sobre la persona por quien se dice, o sobre aquellas almas que Jesús quisiera salvar. Esto fue pedido especialmente por las almas del purgatorio.
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4 Jesús pide en particular la devoción al Corazón Inmaculado de su Madre.
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2 “Yo redimí al mundo con ayuno y oración durante la noche. Yo pido ayuno, oración, rezar la Hora Santa, orar en la noche y aguardar con paciencia los sufrimientos por mi amor”.
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3 Jesús nos pide el rezo del rosario. Vi que cuando se reza cada cuenta, una gota de la sangre de Jesús cae sobre la persona por quien se dice, o sobre aquellas almas que Jesús quisiera salvar. Esto fue pedido especialmente por las almas del purgatorio.
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4 Jesús pide en particular la devoción al Corazón Inmaculado de su Madre.
ORACIÓN A LA VICTORIOSA REINA
DEL MUNDO (1986)
“¡Virgen Madre nuestra, Victoriosa
Reina del Mundo, muéstranos tu poder!”
El Señor Jesús nos pide que recemos con gran fe y con frecuencia esta oración, y especialmente
ahora que estamos viviendo en el tiempo de María.
Cuando la “plenitud de los tiempos” venga pronto y Ella podrá darnos de nuevo a su Hijo.
Como Dios, el Salvador,
redimió al mundo con la asistencia de la Virgen, así será también ahora: a
través de María Él salvará al mundo, ahora sumergido en el pantano del pecado,
de la merecida aniquilación.
– Repito de nuevo – dice Jesús –, ¡regocíjate, recen y tengan fe!
El
mundo se inclinará ante la orden de mi Madre Inmaculada, el crimen y el
pecado cesarán, las puertas del infierno se cerrarán y el correr de la sangre
se detendrá.
La
felicidad de la legada nueva era llenará el cielo y la tierra, la humanidad me
adorará y me bendecirá y vivirá en mi amor.
– ¿Cuándo vendrá todo esto, Jesús mío?
– La gracia prometida está muy cerca.
– ¿Cómo
vendrá, ya que no se ve que la gente esté mejorando?
– La gracia que ustedes
pierden por los pecados del país y de la Iglesia será recuperada abundantemente
por los ricos méritos de mi Madre Inmaculada.
A pesar de toda esta destrucción, la fuerza de mi Madre Inmaculada, su Reina,
vencerá a todos los enemigos.
El
Padre Eterno le dio este poder como regalo. La victoria será suya aunque el infierno y el
mundo la ataquen uniendo todo su poder.
La victoria de mi Madre
Inmaculada se llevará a cabo como fue decidido en el momento de la Creación por
la Santísima Trinidad.
Yo
doté a mi Madre de mi poder divino y las tres personas de la Santísima Trinidad la
bendijeron.
Foros de la
Virgen María
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