Son tantas las
señales que muestran lo mucho que Dios me ama.
Por: P. Fernando Pascual, L.C. | Fuente: es.catholic.net
Por: P. Fernando Pascual, L.C. | Fuente: es.catholic.net
Soy un ser limitado. Limitado por mi cuerpo, mis
fuerzas, mis debilidades, mis enfermedades, mi memoria (buena o mala). Limitado
por mi historia (con sus momentos malos y sus momentos buenos). Limitado por
mis miedos (que muchas veces me paralizan y me impiden salir de mí mismo).
Soy limitado... y a la vez grande, abierto a mil
posibilidades. Porque tengo una inteligencia para pensar, porque tengo una
voluntad para amar, porque tengo un tiempo, este “ahora” maravilloso, para
decidir que mi vida sea para Dios y para los demás.
Limitado y grande, cuento además con un don
infinito: el hecho de ser amado por Dios. Continuamente me busca, me mira, me
alimenta, me viste, me anima, me cura, me perdona, me salva...
Un desayuno, una comida, el viento, el agua, un
día de frío o de calor, la hierba que crece sin murmullo, el mirlo que me
despierta por las mañanas... Son tantas las señales que muestran lo mucho que
Dios me ama.
En este día sentiré mis límites: el cansancio o
el miedo aparecerán continuamente bajo las cortinas. Pero también pondré en
marcha mi grandeza: esa mente y ese corazón que me permiten avanzar hacia la
verdad y aspirar a la justicia.
Sobre todo, en este día me abriré al inmenso y
cercano Amor de Dios. Un Amor tierno, detallista, paterno, personalizado. Un
Amor que me ha librado tantas veces del peligro, que me ha levantado del
pecado, que me ha dado la posibilidad de llamarle con el nombre más
maravilloso: Padre nuestro.......
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