martes, 12 de julio de 2016

ESCUCHEMOS SU VOZ


"Entonces comenzó Jesús a reprender a los pueblos donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque la gente no se había convertido a Dios. Decía Jesús: ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho entre vosotras, ya hace tiempo que su gente se habría convertido a Dios, cubierta de ropas ásperas y de ceniza. Por eso os digo que, en el día del juicio, vuestro castigo será más duro que el de la gente de Tiro y Sidón. Y tú, Cafarnaún, ¿crees que van a levantarte hasta el cielo? ¿Hasta lo más hondo del abismo serás arrojada! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, esa ciudad habría permanecido hasta el día de hoy. Por eso te digo que, en el día del juicio, tu castigo será más duro que el de los habitantes de la región de Sodoma."

Corazín, Betsaida, Cafarnaún, fueron las ciudades donde Jesús hizo más milagros y predicó con más frecuencia. Jesús les recrimina que no le supieron escuchar. Estas recriminaciones son también para nosotros: los cristianos de toda la vida, los que meditamos el Evangelio y vamos a misa. ¿Somos diferentes de los demás? ¿Hemos escuchado su voz?¿Somos ejemplo para el resto de la humanidad?

Si nuestra vida no cambia, si seguimos siendo sordos a la palabra del Señor, si el dinero y el poder nos dominan, nos merecemos estos reproches que Jesús lanzó a estas ciudades.

Si la sociedad se aleja gradualmente del cristianismo, es porque nosotros no sabemos mostrarlo tal cual es. No somos sus discípulos, porque nada ha cambiado en nuestras vidas. Y si nosotros no cambiamos, no podemos cambiar nuestra sociedad.

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