¿Te diste cuenta que hoy lo
que está dividiendo más a la Iglesia Católica es el tema sexual? Los dos temas
centrales que discutió el Sínodo de la Familia fueron la comunión a los
divorciados vueltos a casar y la bendición de las uniones del mismo sexo. Y en
ambos es posible ver una rebelión contra lo que se ha entendido a través de
todas las épocas como los mandatos de Dios desde el Jardín del Edén.
La Iglesia se está viendo
sumamente atacada y colonizada la visión predominante en el mundo de un hombre
que se ha convertido en un dios, dueño de su propio destino y con la meta de
disfrutar de sus pasiones, por más aberrantes y destructivas que sean y por más
que tengan consecuencias desastrosas para el futuro propio y de la humanidad.
LA PÉRDIDA DE AUTO-CONOCIMIENTO
EN LA MODERNIDAD
La visión
clásica y cristiana del hombre comienza con una auto-conocimiento de la
naturaleza humana que forma un cuerpo de sabiduría perenne y
proporciona una unidad de la raza humana.
La modernidad, sin embargo, no
ve que la naturaleza humana se rige por la razón, la ley natural, la ley
divina, o verdades evidentes universales.
El
hombre moderno está sujeto únicamente a la ley hecha por el hombre, la voluntad de
poder político reinante, y las decisiones legales determinados por los
tribunales.
Estas
fuerzas políticas, judiciales, e ideológicas conspiran para erradicar todas las
categorías morales y virtudes tradicionales que las sociedades civilizadas
transmiten de una generación a otra, el significado del matrimonio, la naturaleza de
la familia, los ideales de la maternidad y la paternidad, la virtud de la
castidad y la santidad de la vida.
La legalización del aborto y la eutanasia equivalen
a la arrogancia, el hombre asumiendo
que es un dios que determina lo que vive y muere.
La
legalización de las uniones del mismo sexo repudia todas las leyes naturales,
tanto morales como biológicas, y la ideología de género niega la evidencia de
los cinco sentidos que determina masculino y femenino desde el momento del
nacimiento.
El hombre moderno no posee ninguna norma de auto-conocimiento,
está constantemente redefiniendo y
reinventando las definiciones de la libertad, la igualdad y los derechos para
satisfacer los deseos de los ideólogos que esperan que toda la
estructura de la realidad de cabida a su versión imaginaria de una sociedad en
la que todas las aberraciones y perversiones utópicas se asuman como condición
de la normativa.
Las versiones modernas de auto-conocimiento no sostienen que el hombre es un animal
racional o la imagen de Dios que posee el libre albedrío.
La
explicación de los trastornos morales es la razón de ser del determinismo
biológico:
ciertos individuos “nacen de esa manera”. Los hombres que piensan que son las
mujeres y las mujeres que creen que son los hombres que heredan estos rasgos
psicológicos al nacer.
La
visión moderna del hombre no reconoce el pecado griego de la arrogancia y el
pecado mortal de orgullo, porque invierte o deshace todas las enseñanzas de
la Sagrada Escritura, fomentando el divorcio por cualquier motivo (“No fue así
desde el principio”), la defensa de la causa del control de la población (“Sed
fecundos y multiplicaos”), y la elección de la muerte sobre la vida (“he puesto
delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida
para ti y tu descendencia”).
El principio de la sabiduría
comienza con el auto-conocimiento. Si el hombre no es un animal racional, una
imagen de Dios, un ser caído, o una persona con libre albedrío, entonces él
carece de una identidad humana y vive en la ignorancia oscura, o él se convierte
en lo que el desee llamar a sí mismo, una criatura sin naturaleza, sin
voluntad, sin la responsabilidad moral, y sin propósito.
Se convierte en una entidad desconocida, un átomo
sin forma de humanidad, una criatura
amorfa sin la guía de la verdad, la ley o la razón.
En
lugar de un cuerpo informado por un alma racional, el hombre se comporta como
si no fuera más que “materia en movimiento”. Sin las verdades evidentes de auto-conocimiento,
el reino del caos en lugar de la ley eterna o la divina Providencia, gobierna
un mundo regido por el azar, la locura, y la ilegalidad en todas sus formas
destructivas.
ESTO COMENZÓ CON EL MOVIMIENTO
DEL PANSEXUALISMO
La
Iglesia está llegando a ser permeada por esta nueva ideología, porque se está
enfrentando a un desarrollo histórico que se fue dando en etapas.
Esto es el resultado del pansexualismo social que
comenzó aún antes de la revolución francesa, con la secularización de la sexualidad, su privatización y la aparición
del amor romántico, dando paso a la revolución sexual que culmina en los
últimos años en la ideología de género, que es la madre directa del
homosexualismo político que vemos actuando en occidente.
Recomendamos
leer para analizar a fondo esto desde una visión católica, el excelente
artículo Somos hijos de la revolución sexual: ¿Cómo
desembocamos históricamente en la ideología de género?
Ahí decimos que el efecto de este pansexualismo ha
sido:
1º) La reducción de la
sexualidad a genitalidad o se la excitación sexual
2º) El tratamiento de tal
sexualidad como objeto de consumo.
3º) Y el reclamo de normalidad
como buena como tendencia social.
Así
la sexualidad entendida como excitación genital se convierte en un fin en sí
mismo,
al punto que si en algún momento no se hace presente el reclamo sexual se vive
como una carencia.
SE ELIMINA EL MISTERIO DE LA
SEXUALIDAD
La sexualidad entonces deja de considerarse como un
elemento con un contenido de misterio y
de trascendencia que ha tenido hasta entonces en las culturas y todas
las religiones, incluido el cristianismo, y cambia hacia una visión
secularizada donde la sexualidad se
valora como algo meramente mundano bajo el dominio del hombre como un elemento
más de su naturaleza física.
Es un fenómeno sin precedentes en la historia de la
humanidad, que ingresa por vez primera
en el cristianismo con Lutero, que niega el valor sacramental del matrimonio.
Entonces llegamos a la
primacía del “amor romántico”, que mide la verdad propia del amor
exclusivamente por su intensidad, y centra el juicio moral en el estado
afectivo del momento con la consecuencia de la pérdida de su valor en cuanto
promesa de comunión.
Porque se pone el acento en el propio estado de
ánimo y no en la construcción de una vida. Pierde el sentido del tiempo como un
elemento positivo del amor y, por el contrario, tiende a eternizar el momento actual.
Con
este movimiento histórico se aceptan y se extienden los anticonceptivos, y con ellos la
sexualidad parece por fin haberse separado por un medio científico del peso de
la fecundidad, pasando a quedar al arbitrio autónomo de la pareja. “Lo serio”
de la sexualidad puede ser eliminado por un proceso técnico, de suerte que el
significado procreativo de la misma pasaría a ser electivo y el único sentido
intrínseco que le quedaría sería la comunicación afectiva o física. Con este
contenido la sexualidad misma pasa a ser una realidad que cabe en un proyecto
utilitario.
SE DESEMBOCA EN TEORÍA DE
GÉNERO Y HOMOSEXUALISMO POLÍTICO
Y es entonces que aparece la denominada “teoría de
género”, que se fundamenta en la consideración de que la sexualidad no es el desarrollo de un impulso natural, sino que se
realiza según la propia voluntad. No se habla de sexo masculino y
femenino sino de “género” para indicar que el sexo es biológico, pero el
“género” es cultural.
Caben
entonces otros “géneros” además del masculino y femenino, los que se
manifiestan en los distintos tipos de homosexualidad.
Es así que arribamos a su expresión política y de
movimiento militante.
Todos estos elementos pasan a configurar un bloque
que va a circular en los tratados internacionales sobre la población o la mujer
que los principios sostenidos por medio
neologismos terminológicos:
1º) “derechos sexuales” que se
identifican con la posibilidad de hacerlo fuera del ámbito matrimonial;
2º) los “derechos
reproductivos” para la necesidad de limitar los nacimientos, por todos los
medios posibles, incluido el aborto pues es el último recurso cuando los demás
fallan;
3º) los “modelos familiares”,
consideración ambigua de la familia, sin definir y abierta a la homosexualidad.
3º) la “igualdad de derechos”,
que significa la protección especial de los homosexuales como grupo, con
derechos por encima del resto de la población
Bien, esta es una explicación socio histórica de
las tendencias que están actuando ¿pero
no habrá una causa detrás de esto que lleva al crecimiento y la hegemonía de de
esta ideología de género?
UN HISTORIADOR SUECO DICE QUE
TIENE UN ORIGEN SATÁNICO
La monumental tesis de
doctorado, del historiador sueco de las religiones, Per Faxneld, publicada bajo
el título Feminismo Satánico (Sorgenfrei y Molin, Estocolmo 2014), sostiene que
las personas que están en los orígenes del feminismo, del homosexualismo y de
la ideología de género, así como del socialismo, han citado explícitamente y
confiaron en satanás como el padre de sus ideas.
Esta indagación histórica coincide con la opinión
del Cardenal Bergoglio, expresada en el 2010 cuando dijo que la ley argentina
de ‘matrimonio’ homosexual y adopción se trata “de una ‘movida’ del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a
los hijos de Dios”.
LOS DOS SENTIDOS DEL SATANISMO
Faxneld
distingue entre el satanismo en el sentido estricto – que estudió en otras
partes, y que no es el tema de este libro – y el satanismo en el sentido más
amplio.
En
sentido estricto, el satanismo es la adoración, por ritos
religiosos, del personaje llamado satanás en la Biblia, de la gente que cree
que existe y que se alían con él.
Satanismo
en el sentido más amplio, es más bien la exaltación y promoción de satanás por
personas que no creen que existe, pero lo utilizan como símbolo de la aversión
y el odio hacia el cristianismo, la Iglesia Católica, el orden social natural y
cristiano.
El
poeta masón italiano Giosuè Carducci (1835-1907), con su “Himno a satán”, es citado por
Faxneld como un ejemplo típico de satanismo en el sentido más amplio.
INFLUENCIA SATÁNICA EN LAS
IDEOLOGÍAS
La historia muestra cómo se ha
movilizado a satanás, en primer lugar por los socialistas, los comunistas y los
anarquistas como un agente y motor de la rebelión contra las jerarquías
tradicionales, la religión y la propiedad privada.
Se
conocen las referencias a satanás del fundador moderno del anarquismo Mikhail
Bakunin (1814-1876) y del socialista Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865), pero Faxneld
añade algunos ejemplos menos conocidos. La mayoría se han extraído del mundo
socialista americano de principios del siglo XIX y XX y la socialdemocracia
sueca.
La historia muestra la importancia – para esta
lectura alternativa de la Biblia – de la
Sociedad Teosófica, que distingue entre satanás y lucifer como una imagen del
mal, de la cual viene una lectura positiva en clave gnóstica, y la
llamada novela gótica en inglesa y francesa, en donde las figuras diabólicas se presentan como “malas”, pero terminan
fascinando al lector, como es el caso de “Drácula” de Bram Stoker
(1847-1912).
SU INFLUENCIA EN LA IDEOLOGÍA
DE GÉNERO
Esto nos lleva al tema central del libro, el “feminismo satánico” y el nacimiento de la
ideología de género.
Con una prehistoria en la
poesía romántica inglesa, la literatura radical en el siglo XIX proclama que
satanás, en el Jardín del Edén, le ofreció a Eva la oportunidad de deshacerse
del control patriarcal de Dios y Adán, y debe ser celebrado y venerado como el
libertador de las mujeres.
Como
símbolo de la inversión y del derrocamiento, satanás enseña a las mujeres -, y
también los hombres – a elegir libremente su identidad de género, y también
pone su sello en la elección homosexual.
Las brujas
de la Edad Media, de acuerdo con este punto de vista, realmente
existían: eran mujeres libres, a menudo
capaces de reinventarse a sí mismas con una identidad masculina o lesbiana.
El
historiador anticlerical Jules Michelet (1798-1874) da un aporte a esta perspectiva con su
famoso libro La Bruja de 1862, pero el tema emerge con mayor claridad
aún en autores menos conocidos como la poetisa lesbiana francesa Renée Vivien
(seudónimo de Pauline Mary Tarn, 1877-1909), y la novelista, también lesbiana,
Mary MacLane (1881-1929) en los Estados Unidos y Sylvia Townsend Warner
(1893-1978) en Inglaterra.
Con estos autores – ahora olvidados pero en su
tiempo muy bien conocidos, al menos en los dos últimos casos – la conexión entre la adoración del diablo y
la ideología de género es tan clara que incluso se podría preguntar si no se
pasa del satanismo en el sentido amplio al de sentido estricto, porque
la frontera entre los dos no siempre es evidente.
El historiador sueco también muestra la gran influencia de los actores sociales y los
personajes de la prensa rosa que adoptaron un estilo y simbolismo “satánico” en
la forma en que se comportaban y se vestían, como la actriz Sarah
Bernhardt (1844-1923) y la marquesa italiana Luisa Casati (1881-1957), que
apoya a la actriz estadounidense Theda Bara (1885-1955), que, sin embargo, es
un caso diferente. La actriz en la vida privada era básicamente una buena
chica, y el personaje “malo” era sólo un invento de las oficinas de prensa de
la casa cinematográfica.
El libro de Faxneld es una verdadera enciclopedia
sobre el tema, que va desde el arte a la moda, a la joyería, a la cultura
popular.
LA RELECTURA DE LA BIBLIA EN
SENTIDO INVERSO
Lo que importa para el lector
no especializado es el tema principal. El feminismo, la ideología de género y
la promoción de la homosexualidad – especialmente femenina, pero en realidad
también masculina – han nacido, así como el socialismo y el comunismo, en una
relectura contraria a las historias bíblicas de la revuelta de lucifer y la
tentación de Eva, diciendo que Dios estaba equivocado y el diablo, presentado
como un rebelde heroico para el orden establecido, tenía razón.
Esta interpretación fue en gran medida simbólica, y
propuesta por los intelectuales ateos
para quienes ni Dios ni el diablo realmente existían. Pero no sin
ambigüedad, a menudo, a fuerza de hablar del diablo, algunos terminaron
creyendo estar a su servicio.
El
propósito de Faxneld no es crítico, es sólo documental. Y, sin embargo,
al cierre de su libro uno tiene la impresión de que la investigación académica
está confirmando la visión del cardenal Bergoglio, cuando en 2010 en la
Argentina se introduce la ley del matrimonio y las adopciones gay.
El cardenal Jorge Mario Bergoglio, el actual Papa
Francisco, escribió una famosa carta a
las hermanas carmelitas de Buenos Aires. En este texto, de fecha 22 de junio de
2010, el futuro Pontífice explicó que detrás de la ideología que genera
las leyes sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, “también está
la envida del demonio, por la que entró el pecado en el mundo, que arteramente
pretende destruir la imagen de Dios: hombre y mujer que reciben el mandato de
crecer, multiplicarse y dominar la tierra. No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es
la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero
proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una “movida” del
padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”.
El
padre de la mentira, para los cristianos, es satanás.
Fuentes:
- http://su-se.academia.edu/PerFaxneld
- https://invocatio.wordpress.com/2014/07/05/per-faxneld-satanic-feminism-a-new-approach-to-the-dissertation/
- http://www.erg.su.se/english/research/research-areas/satanic-feminism-lucifer-as-the-liberator-of-woman-in-nineteenth-century-culture-1.174976
- http://16revolucionsexual.blogspot.com/
- http://www.truthandcharityforum.org/the-loss-of-self-knowledge-in-modernity/
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