“He visto y hablado (durante el sueño) con el
Padre Pío de Pietrelcina. He visto su mirada penetrante y he observado en mi
mano la cicatriz de los estigmas cuando él me tomó de la mano. Y, no lo he soñado,
sino despierta, he olido su fragancia”.
Encuentros de videntes con lo
divino están presentes en toda la literatura bíblica, tanto del Antiguo como
del Nuevo Testamento. Hay cosas que suceden durante sueños vívidos, pero
también nos muestran que era más que un sueño, un encuentro más profundo con
una realidad más real. Esta es la reflexión del Hermano Daniel Klimek sobre el hecho.
Esto
ha sucedido – entre otros – a la mística italiana Maria Valtorta, la vidente del
siglo XX que reportó haber experimentado visiones de la su vida de Jesucristo
en la Palestina del primer siglo que más tarde se registraron en la obra
maestra de Valtorta, El Poema del Hombre Dios. Valtorta informó
encuentros con numerosas figuras de santos, con Cristo, María y su propio ángel.
También informó
y documentó un encuentro menos conocido que tuvo con el Padre Pío el
famoso santo estigmátizado italiano que fue contemporáneo de Valtorta, que
murió sólo siete años después de Valtorta, en 1968.
En sus Cuadernos
1943, María Valtora
documentó
su encuentro íntimo con el Padre Pío.
“Por
otro lado, he visto y hablado (durante el sueño) con el Padre Pío de
Pietrelcina. Lo vi, también durante el sueño, en éxtasis, después de la Santa
Misa; he visto su mirada penetrante y he observado en mi mano la cicatriz de
los estigmas cuando me tomó de la mano.
Y,
no soñando, sino despierta, he olido su fragancia. No hay jardín lleno de
flores en plena floración que pueda emitir los olores celestes que llenaron mi
habitación en la noche entre el 25 y 26 de julio de 1941 y la tarde del 21 de
septiembre de 1942, precisamente cuando un amigo nuestro estaba hablando de mí
al Padre (no sabía que había ido a San Giovanni Rotondo).
En
ambas ocasiones después obtuve las gracias solicitadas. La fragancia fue
percibida por Marta, también. Era tan fuerte que la despertó. Luego cesó tan
repentinamente como había llegado”.
Marta Diciotti
era una amiga y cuidadora que vivía con María Valtorta, también olió
la poderosa fragancia de la presencia del Padre Pío (y otros santos) invocados
a menudo.
Los componentes sagrados que rodean el sueño de
Valtorta, significan que su encuentro
fue más que un simple sueño. Fue algo más profundo.
En primer lugar, se encuentra con la experiencia después de la Santa Misa, el más sagrado
de todos los rituales entre Dios y el hombre en la tierra.
En segundo lugar, se encuentra con la experiencia en un estado de éxtasis; por lo tanto,
tiene la sensación de una experiencia fuera del cuerpo.
En tercer lugar, hay una
vivacidad en el sueño que es evidente en los detalles íntimos del encuentro de
Valtorta, que se acentúa en la forma en que el Padre Pío le tomó la mano y ella
pudo ver claramente los detalles de los estigmas dolorosos, y en el hecho en
que ella describe la “mirada penetrante” de San Pio, mostrándonos la
profundidad del encuentro entre estos dos místicos italianos.
Este personalismo es aún más notable en el hecho
mismo de que Valtorta informó haber
hablado con el Padre Pío. Por lo tanto, no fue simplemente un sueño
ocasional de un santo, sino una interacción muy personal e íntima con el santo.
El hecho de que la poderosa fragancia sagrada permaneció mientras Valtorta estaba
completamente despierta, una fragancia tan poderosa que no hay “jardín
lleno de flores en plena floración que pueda emitir los aromas celestiales” que
llenaban su habitación y que incluso despertaron a su amiga Marta, nos muestra,
además, que su experiencia fue algo especial.
Observa también que la segunda vez que esta fragancia vino, según la descripción de
Valtorta, fue cuando un amigo de la
familia le estaba hablando de Valtorta al Padre (no sabemos si al Padre Pío) en
San Giovanni Rotondo.
El
encuentro que Valtorta experimentó fue en la década de 1940, en la época en que
el Padre Pio seguía siendo una figura polémica en el mundo del catolicismo como místico. No sería
sino hasta décadas después, en el 2002, cuando el Padre Pío, finalmente, sería
reconocido como santo por la canonización durante el pontificado de Juan Pablo
II, quien reverenciaba al famoso estigmatizado.
Antes
de su reconocimiento eclesial por Roma, el fraile seguía siendo una figura
controvertida,
admirado y venerado por un sinnúmero de personas, pero, por desgracia, también
demonizado por su obispo que difundió falsedades acerca de la reputación y la
santidad del Padre Pío. Ver aquí esta
historia.
El
camino de la controversia es el camino que todo místico debe caminar.Valtorta no es
ajeno a esta realidad, porque tiene tanto partidarios fuertes y críticos en la
Iglesia, mientras que sus escritos siguen inspirando a un público más amplio.
Esto trae a la notoriedad un hecho de 1937, cuando
fue invitado a la Universidad de Yale el famoso psicólogo suizo Carl Jung,
que – entre otras cosas – se hizo famoso por su trabajo sobre análisis de los
sueños, y dio una serie de conferencias sobre la psicología y la religión en la
que se centró en los sueños.
En sus conferencias, Jung llamó sueños “la voz del desconocido” y pidió una mayor
introspección en el estudio de esta voz; en esencia, la voz de lo divino.
Conectó la tendencia creciente
de la cultura contemporánea al tomar los sueños menos en serio, con la
creciente tendencia de la gente hoy en día para tomar los asuntos espirituales,
y en especial la situación del alma, menos en serio.
Un problema serio que Jung explicó de esta forma:
“El
prejuicio muy común en contra de los sueños no es más que uno de los síntomas
de una infravaloración mucho más grave del alma humana en general. El
maravilloso desarrollo de la ciencia y la técnica se ha contrabalanceado en el
otro lado por una terrible falta de sabiduría e introspección”.
Al volver a centrar nuestra atención en nuestros
sueños, especialmente los sueños vividos, estamos – en esencia – reenfocando nuestra atención en asuntos más
elevados y más sublimes.
La
profundidad del inconsciente, dentro de la mente humana, apunta a la esfera
espiritual.
Y nos permite discernir una realidad más verdadera, la voz del ‘otro’ divino en
nuestras vidas.
Foros de la
Virgen María
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