"No acumuléis riquezas en la
tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y donde los
ladrones entran a robar. Acumulad más bien vuestras riquezas en el cielo, donde
la polilla no destruye, ni las cosas se echan a perder, ni los ladrones
entran a robar. Porque donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón.
Los ojos son como la lámpara del
cuerpo. Si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo será luminoso; pero si tus
ojos son malos, todo tu cuerpo será oscuridad. Y si la luz que hay en ti
resulta ser oscuridad, ¡qué negra no será la propia oscuridad!"
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Por desgracia, en nuestra sociedad, el corazón se
encuentra atado al dinero. La economía es la que manda en el mundo. Esto hace
que reine la desigualdad y que cada día seamos menos fraternos. Si no dejamos
entrar a los refugiados en Europa, es por cuestión económica. Todas las guerras
tienen una sola causa: la economía; dominar unos sobre otros.
Mirad las diferencias entre lo que cobra un maestro
y el asesor de un banco. O la diferencia entre lo que cobra un médico y el
gestor del hospital.
Por otro lado, nuestra mirada es cada vez más
turbia. Vemos malicia, malas intenciones, por todas partes. Vemos al otro como
un enemigo, como un oponente; no como un hermano. Todo ello hace que vivamos en
la oscuridad.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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