"Cuidado con los falsos
profetas! Vienen a vosotros disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos
feroces. Por sus frutos los conoceréis, pues no se recogen uvas de los espinos
ni higos de los cardos. Así, todo árbol
bueno da buen fruto; pero el árbol malo da fruto malo. El árbol bueno no
puede dar mal fruto, ni el árbol malo dar fruto bueno. Todo árbol que no
dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. De modo que por
sus frutos los conoceréis."
El mundo está lleno de predicadores,
maestros, gurus. Hay muchos libros de espiritualidad, de todos los colores,
de autoayuda. ¿Podemos seguirlos a todos? Jesús nos dice que observemos sus
frutos. El árbol bueno, da fruto bueno. Aquellos que remueven nuestro
corazón, nos hacen crecer, nos producen paz, nos ayudan a amar a los demás,
son los que producen frutos buenos. Los que nos ayudan a ser pacientes,
buenos, mansos, fieles, son a los que debemos seguir.
Todos aquellos que nos llevan a entregarnos a los demás, a luchar por la justicia, a hacer que el Reino se haga visible entre nosotros, son los verdaderos profetas a los que debemos seguir. |
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