Hay algunos seres que nunca se
van de vacaciones, nunca toman una siesta, no pierden el tiempo, ni tampoco se
toman un día de descanso. Siempre están en busca de una oportunidad para
atacarnos, combatirnos, esclavizarnos y conquistarnos. ¿Quiénes son estos
seres? Si no lo has adivinado: son los demonios.
La oración es una cúpula
protectora contra ellos, y es por esta razón que uno de sus ataques predilectos
es para que dejes de orar, paso a paso a través de diferentes tácticas de
desaliento.
Por eso hay que tener siempre
presente no darle poder a los pensamientos malos que nos llegan, eliminarlos
inmediatamente, para que no lleguen a mellar nuestra vida de oración.
NO DARLE PODER A LOS
PENSAMIENTO MALOS
Una evangélica de los pueblos autóctonos de EE.UU.
(indígenas) tuvo una experiencia cercana a la muerte donde ángeles, con aspecto de monjes, la
protegieron de los demonios que la atacaban.
La
protección que le dieron los ángeles fue ponerle una cúpula de cristal
alrededor.
A raíz de esta experiencia ha escrito un libro,
donde habla de las tácticas del maligno, con reflexiones que en su mayoría son compatibles con lo que
piensan los católicos. Con estos cuentos, adoptamos el consejo de Pablo,
quien dijo “tomar lo bueno y dejar el resto”.
Ella comienza haciéndole
pensar sobre cuántas maneras el diablo emplea para engañarte. Él te dirige mal.
Él te antagoniza. Él te planta pensamientos insignificantes. Perturba tu paz.
Te hace temeroso. Él te hace perezoso. Inspira la gula. Le gusta que seas
crítico. Interrumpe tu sueño.
No sólo lo hace obteniendo de nosotros pensamientos negativos, sino también nos
lleva a dudar de nosotros mismos y del poder de Dios para perdonar.
“Dado que muchas personas optan por escuchar, el
efecto dominó de las sombras en la vida de cada uno viene si elegimos la
oscuridad o no“, dice.
“Detenerse
en un pensamiento es darle energía”, ha escrito. “Actuar sobre un pensamiento es
darle vida”.
“Los nativos
americanos llaman a satanás el embaucador, y es verdad que él nos engaña
haciéndonos pensar que sus pensamientos son los nuestros”, señala la
autora que es en parte Lakota Sioux. “Las mofas, chismes, y tentaciones del
príncipe de las tinieblas están en todas partes”.
Y así son. ¿No?
Esto lo dice en un libro cristiano no católico
llamado The Ripple Effect (El Efecto Dominó).
“Cuando damos lugar a algo,
algo dentro de nuestra naturaleza, se manifiesta físicamente y
espiritualmente”, afirma. “Dando lugar a los pensamientos negativos repitiéndolos, y
meditándolos, girando alrededor de ellos, dándoles energía y por lo tanto el
poder de transformarnos a su imagen”.
EL ATAQUE DE LOS DEMONIOS
La propia autora tuvo una experiencia en la que
varias criaturas demoníacas intentaron atacarla pero ella dice que aparecieron ángeles (parecían monjes) que
impusieron un escudo – una especie de cúpula de cristal – sobre ella, mientras
los demonios trataban, frustrados, de subir y llegar a ella en vano.
Cuando
un pensamiento negativo viene, ella aconseja que debemos recordar el amor de
Dios por nosotros.
“A menudo
podemos reconocer algo mal adentro nuestro, ya que se refleja de vuelta
en las personas que nos rodean”.
Con Cristo, dice, incluso los
ataques del maligno pueden llegar a beneficiarnos, refinando nuestra perspicacia
espiritual cuando los manejamos en la fe a través de Jesús.
“Vivimos en tiempos difíciles. El mal parece estar llegando a nuevas
profundidades y tiene una mayor aceptación en la vida de muchos. Pero la verdad
también se está expandiendo en el mundo, surgiendo con nueva luz y
nuevas ideas y generando oportunidades y retos apasionantes. Para muchos este
es un tiempo espantoso en la medida que las normas antiguas cambian y los
nuevos valores se filtran. El tiempo se
está acelerando”.
Sin duda, hemos notado la rapidez con que el reloj
avanza en estos días.
LA ORACIÓN ES CENTRAL PARA
MANTENER LA FE
Los
evangélicos lamentablemente no tienen una inclinación y necesidad tan fuerte
como los católicos para la oración. Para ellos la oración es algo desestructurado
que se realiza en forma diríamos casi zalamera, hablando grandilocuencias del
Dios para pedir inmediatamente un favor.
En
cambio los católicos tenemos (o deberíamos tener) una vida de oración
estructurada a través de diversos formatos de oración, especialmente el Rosario, que no se
realizan solamente cuando tenemos expresa necesidad de pedir algo.
Pero aun así, los católicos nos debemos preguntar: ¿Oramos lo suficiente? ¿Oramos por quienes
pueden estar en las garras de la oscuridad?
Orar por una persona no sólo puede salvar un alma, sino también neutraliza el poder de la
negatividad.
Las flechas de Satanás, los
dardos de fuego, tienen problemas para penetrar en una persona que está
enviando ondas de oración.
Ondas
de paciencia. Ondas de amor. Esta es nuestra propia “cúpula protectora”: la
oración por todos los que están en tinieblas.
DIEZ TÁCTICAS QUE USA EL
‘ENEMIGO’ PARA ALEJARNOS DE LA ORACIÓN
El diablo puede atacar en cualquier momento y en
cualquier lugar. Él es astuto, sagaz, inteligente y despiadado. Sin embargo, hay un área en la que es más propenso a
atacarnos: nuestra vida de oración.
San
Pedro compara al diablo con un león rugiente que busca la oportunidad para devorar a su presa.
San
Ignacio nos recuerda que el diablo nos ataca cuando nos encuentra en un estado
de desolación.
Por la desolación nos referimos a una cierta falta de fe, esperanza y amor, con
la tristeza y el desánimo que lleva a la depresión, la tibieza y el letargo.
Nuestra
visión sobrenatural se hace borrosa, oscura y sombría. Puedes sentir como si estuvieras en una nube
oscura o en un túnel largo y oscuro que parece como si en realidad no hay
salida. Este es el estado del alma cuando el diablo apunta sus dardos de fuego
y los lanza.
Veamos 10 maneras en que el
tentador (santo Tomás), el león rugiente (san Pedro), el perro enojado en la
correa (san Agustín), el enemigo mortal de nuestra salvación (san Ignacio), el
mentiroso y asesino desde el principio (Jesús en Jn. 8), el diablo, puede
atacarnos en nuestra vida de oración.
1 – DILACIÓN, DEJARLO PARA
OTRO MOMENTO
Posponer
la oración, dejarla para otro momento.
Él puede tentarnos con esto:
“En
realidad no hay prisa para nada; sólo hay que quitar tu oración por la
mañana. Dios entiende; él conoce tus pensamientos y sentimientos de todos
modos. Dios no tiene ninguna prisa, ni tu deberías tenerla”
2 – ORAR MENOS
Si
el diablo no puede ganar haciendo que pospongas la oración por la mañana,
entonces por lo menos que ores menos.
En
lugar de una Hora Santa, disminuirla a media hora; renunciar a la misa diaria.
Sólo tienes que ir a misa el domingo de todos modos.
¿El Rosario? En lugar de todo el Rosario, el diablo
tratará de reducirlo gradualmente a una
o dos décadas.
3 – DISTRACCIONES EN LA
ORACIÓN
Otra
táctica del diablo es sacar tu mente fuera de lo que estás haciendo cuando
rezas.
En
lugar de centrarte en Dios, que termines de centrar tu atención sobre un tema
irrelevante, como es la comida siguiente, quien está jugando en un evento
deportivo, lo que vas a hacer el fin de semana.
4 – LA CULPA POR ‘PERDER EL
TIEMPO’
El
diablo es implacable en sus ataques a la persona que ha decidido entregarse a
una vida de oración seria.
La Palabra de Dios nos recuerda: “Si usted decide seguir al Señor prepárese
para la batalla”.
El diablo puede tentar de esta manera: estás malgastando tu tiempo en la oración.
Mucho mejor si salieras a ayudar a su prójimo. ¿Te acuerdas de Jesús con
Marta y María?
El
diablo empuja al activismo para convencernos que nuestro trabajo es mucho más
importante que la vida de oración y la conversación con el Señor.
Recuerda
que Jesús fue en defensa de María, que sentada a los pies de Él y en silencio lo
escuchaba como un verdadero modelo para la contemplación.
5 – QUE SIGAS SIENDO LA MISMA
PERSONA
Estás
orando más que antes, pero realmente no eres nada mejor que antes, y
muchas personas te han dicho esto.
Por lo tanto, es mejor renunciar a una vida de oración seria y volver a un estilo
normal, cómodo y fácil de vida como la mayoría de tus amigos y familiares.
6 – SEMBRARTE DUDAS SOBRE LA
EMOCIÓN QUE DEBES ESPERAR CUANDO ORAS
Él
te puede engañar con la creencia de que tus oraciones no van a ninguna parte,
por la sencilla razón de que realmente no sientes ninguna emoción y
sentimientos fuertes cuando oras.
Antes
tenías sentimientos y sensaciones como por ejemplo en ese primer retiro carismático
que hiciste, pero ahora las emociones han bajado y la oración es menos
emocionante, más tranquila y pacífica.
Cualquier
buen director espiritual o texto de teología de la oración señalarán que
la oración no siempre depende de los sentimientos, sino de la fidelidad a Dios.
7 – LA DUDA CUANDO DIOS ES
SILENCIOSO Y NO RESPONDE
Si
no me contesta, entonces quizás Él simplemente no exista.
Puede
suceder que hayas orado por mucho tiempo por alguna intención específica, tal vez hiciste
novenas u ofreciste misas, pero esta intención no ha sido contestada.
El
diablo puede convencerte de no orar, o que la oración es un ejercicio inútil, una mera
pérdida de tiempo.
Para
algunos, el diablo pinta a Dios como parecido a Papá Noel en el cielo o
un genio listo para salir fuera de la lámpara si frotamos lo suficiente. Cuando
no responde es que viene la duda.
8 – DUDAS ANTE LA AUSENCIA DE
DIOS EN LOS DESASTRES
Quizás
algún desastre te haya visitado: una pérdida económica, un revés financiero, o una
muerte prematura de un ser querido.
¿Cómo
puede un Dios bueno permitir que eso suceda? Un buen Dios no podría permitir eso, si en verdad
Él fuera tan bueno.
Nuestra salvación podría estar explicada en el
libro de Job:
“Desnudo
salí del vientre de mi madre y desnudo volveré a la tierra; el Señor nos da, el
Señor nos quita, bendito sea el nombre del Señor”.
9 – TENTACIONES CONTRA LA
PUREZA Y CASTIDAD
Ha
sucedido Incluso en la vida de los santos – Santa Catalina de Siena, Santa Margarita María y
San Antonio – de haber sido atacados con frecuencia contra la virtud de la
pureza.
El
diablo usa muchas y diversas formas de tentaciones para disminuir
nuestra vida de oración o incluso apagarla.
10 – DESESPERACIÓN
Quizás el ataque más mortal del enemigo es
convencernos de ceder a la
desesperación.
Esta
fue la caída de Judas Iscariote. Si él se hubiera arrepentido, tal vez tendríamos a
través de todo el mundo iglesias con el título: “San Judas el penitente”.
Pedro se arrepintió, fue perdonado y se convirtió
en un gran santo.
Después que caemos en el
pecado el diablo nos acusa y condena y nos induce a la fatalidad y la
desesperación. El Espíritu Santo nos consuela y nos anima con la confianza y la
esperanza en la misericordia infinita de Dios. ¡Jesús, Yo confío en Ti!
En conclusión, debemos
aferrarnos a la oración como si fuera un chaleco salvavidas, el aire que nos
mantiene vivos, el ancla para nuestra salvación.
Si el diablo nos tienta a
abandonar la oración o rezar menos, entonces debemos seguir el consejo
ignaciano de “agere contra” (actuar a la inversa) hacer exactamente lo
contrario; esforzarse por orar más y mejor; de esta manera, vamos a ganar la
batalla.
Foros de la
Virgen María
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