En los dos días pasados
reflexionaba acerca de los vaticanos posibles. A alguno le parecerá que mi
reflexión era más estética que teológica. Cuando era estudiante de teología mi
pensamiento estaba centrado en los conceptos. Ahora comprendo mucho mejor la
relación entre estética y teología es más profunda de lo que entonces imaginé.
Normalmente, quizá siempre, la solución más estética es la teológicamente más
correcta.
Los años me han vuelto más
comprensivo con los heterodoxos. Aunque me atrevo a pensar que ahora amo más la
ortodoxia que antes. Los años me han hecho más flexible, mucho más flexible.
Pero mi amor por la verdad no ha disminuido. No me he vuelto relativista, no,
tranquilos. Pero me parece que ahora comprendo mejor el querer de Dios respecto
a nosotros. La frase de ser más papistas que el Papa, podríamos aplicarla a
Dios. Algunos quieren ser más rectos que Dios.
No he escrito las anteriores
líneas pensando ni en Amoris laetitia ni en ninguna cuestión moral. Lo
he pensado en abstracto. Mi pensamiento tenía en mente más bien la teología en
general.
Lo repito, no creo en el
relativismo. El relativismo es, desde un punto de vista lógico, un camino
imposible. En pasados post he puesto la foto de Rowan Williams por la sencilla
razón de que le admiro. Es un hombre profundo, muy profundo, que ha buscado la
verdad. Puedo diferir en algunas conclusiones a las que él ha llegado. Pero me
siento muy cercano a su persona, a su mentalidad.
Sea dicho de paso, la relación que ha existido entre ese arzobispo de
Canterbury, el Patriarca de Constantinopla y Benedicto XVI es algo que no ha
dejado de sorprenderme año tras año. Era una relación teológica casi idílica.
Rowan ha renunciado, el Patriarca ya está muy anciano. ¿Cuántos años tendrán
que pasar hasta que haya una sintonía tan perfecta, tan respetuosa?
P.
FORTEA
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