VATICANO, 25 May. 16 / 04:04 am (ACI).-Un miércoles más, el Papa
Francisco celebró la Audiencia General en la Plaza de San Pedro, en la que
habló de la importancia de la oración y pidió no cansarse nunca de rezar,
aunque parezca que a veces no se es correspondido.
“La oración transforma el deseo y lo modela según
la voluntad de Dios, sea cual sea, porque quien ora aspira antes que nada a la
unión con Él, Amor misericordioso”.
La catequesis
del Papa estuvo dedicada esta vez a la parábola del juez inicuo y la viuda
inoportuna que oraba sin cesar. “No debemos
desistir de rezar aunque no sea correspondida. Es la oración la que conserva la
fe y ¡sin ella la fe vacila!”, pidió Francisco.
El Pontífice explicó que este relato pone de manifiesto “la necesidad de
orar siempre, sin cansarse”. “No se trata de rezar
alguna vez, cuando lo siento. No. Jesús, dice que se necesita ‘rezar siempre,
sin cansarse’. Y pone el ejemplo de la viuda y del juez”.
El Papa describió al juez como “un personaje
con poder, llamado a emitir un juicio sobre la base de la Ley de Moisés”,
pero “este juez no temía a Dios”.
“Era un juez inicuo, sin escrúpulos, que no tenía
en cuenta la Ley y hacía lo que quería, según sus intereses”.
La viuda “junto a los huérfanos y los
extranjeros era parte de las categorías más débiles de la sociedad”. Por
eso, “una pobre viuda allí sola, está indefensa y
podía ser ignorada y dejada sin justicia, así como el huérfano, el extranjero,
el migrante”.
“Frente a la indiferencia del juez, la viuda
utiliza su única arma: continuar insistiendo importunándolo y presentándole su
petición de justicia”, recordó el Papa.
“Es así, con esta perseverancia, como consigue su
propósito. El juez, en efecto, en un cierto punto la escucha, no porque fuese
movido por la misericordia, sino porque la conciencia se lo impone; simplemente
admite: “como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que
no venga continuamente a importunarme”.
Francisco subrayó entonces cómo Dios “que es
un Padre bueno y justo, hará justicia a sus elegidos que gritan día y noche
hacia Él”.
“Todos tenemos momentos de cansancio y de desánimo,
sobre todo cuando nuestra oración parece ineficaz. Pero Jesús nos asegura: a
diferencia del juez deshonesto, Dios escucha pronto a sus hijos, también si eso
no significa que lo haga en los tiempos y en los modos que nosotros
querríamos”.
“¡La oración no es una varita mágica!”, exclamó el Papa en la Plaza. “Ella ayuda a
conservar la fe en Dios y en confiarnos a Él también cuando no comprendemos su
voluntad.”.
El Pontífice añadió que “Dios de verdad ha
salvado a Jesús de la muerte dándole la completa victoria en ella, pero la vía
recorrida para obtenerla pasó a través de la misma muerte”.
El Santo Padre recordó también la oración de Jesús en el Huerto de los
Olivos cuando “oró al Padre para que lo librase del
cáliz amargo de la pasión”.
“Pidamos al Señor -concluyó
el Papa- una fe que se hace oración incesante,
perseverante, como la de la viuda de la parábola, una fe que se nutre del deseo
de su venida. Y en la oración experimentamos la compasión de Dios, que como un
Padre viene al encuentro de sus hijos lleno de amor misericordioso”.
Por Alvaro de Juana
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