MENSAJES DE MARÍA AL PADRE GOBBI Y LA SEGUNDA
VENIDA DE CRISTO (3 DE 3): LAS REVELACIONES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN SOBRE EL
LIBRO DEL APOCALIPSIS
A
lo largo de la gran cantidad de mensajes de la Virgen María recibidos por el P.
Gobbi, hay muchos que se refieren a su intención de llevar a sus hijos
predilectos a la comprensión de la Divina Escritura. En particular, es
sumamente importante destacar lo que aclara respecto del Libro del Apocalipsis,
diciendo que “todo está ya predicho en él”, de donde surge el valor que tiene
su estudio e interpretación, en especial a partir de la comprensión que surge
de las revelaciones de la Madre:
24/4/1980: «Tened confianza,
hijos predilectos. En los momentos presentes, tan cargados de oscuridad y de
amenazas, mirad a vuestra Madre Celeste. Revelaré a vuestras almas el secreto
de la Palabra, hecha Carne en mi seno materno. Os llevaré a la plena
comprensión de la divina Escritura. Sobre todo, os leeré las páginas de su
último Libro, que estáis viviendo. Todo está ya predicho en él, aun lo que
todavía está por suceder. Está claramente descrita la batalla a la que os
llamo, y está también preanunciada mi gran victoria.»
También
encontramos severas advertencias respecto a las interpretaciones “modernas” de
los evangelios:
25/3/1982: «En estos
tiempos, el querer del Padre no se cumple, y la acción del Espíritu Santo es
impedida al no aceptar el Evangelio de Jesús. Con frecuencia se ofrece de él
una interpretación sólo humana, que tiende a excluir cualquier intervención
sobrenatural. ¡Cuántos episodios se explican como leyenda o géneros literarios!
Nunca como hoy, se da una interpretación del gran misterio de Dios tan mezquina
y banal. Como consecuencia de esto, la fe de muchos se ha apagado y cada vez se
difunden más en la Iglesia errores muy graves. Permaneceréis en la verdadera
fe, sólo si dais vuestro perfecto asentimiento a todo cuanto se dice en el
Evangelio de Jesús. Anunciadlo a la letra; vividlo a la letra. Entonces
comprenderéis los misterios del Reino de Dios que están ocultos a los grandes y
a los soberbios, pero que se revelan a los pequeños y humildes.»
Se
acusa a la masonería eclesiástica de buscar interpretaciones del Evangelio con
base exclusivamente racionalistas y naturales:
13/6/1989: «Jesús es el
camino, que conduce al Padre por medio del Evangelio que nos ha dado como
camino a recorrer para alcanzar la salvación. Jesús es Verdad, porque es Él
–Palabra vivientefuente y sello de toda la Revelación Divina. Entonces la
masonería eclesiástica obra para oscurecer su Divina Palabra, por medio de
interpretaciones naturales y racionales y, con el pretexto de volverla más
comprensiva y aceptada, la vacía de todo contenido sobrenatural. Así es como se
difunden los errores por todas partes dentro de la misma Iglesia Católica. La
masonería eclesiástica favorece las exégesis que dan del Evangelio
interpretaciones racionalistas y naturales, por medio de la aplicación de los
varios géneros literarios, de manera que el mismo queda lacerado en todas sus
partes. Al final se llega a negar la realidad histórica de los milagros y de Su
resurrección y se pone en duda la divinidad misma de Jesús y su Misión
Salvífica.»
Muy
especialmente hay numerosos mensajes que revelan la verdad encerrada en
diversos pasajes del Libro del Apocalipsis:
29/6/1983: «La Mujer
vestida del Sol combate abiertamente con su ejército contra el ejército a las
órdenes del Dragón rojo, a cuyo servicio se ha puesto la Bestia negra, venida
del mar. El Dragón rojo es el Ateísmo marxista, que ha conquistado ya el mundo
entero y ha llevado a la humanidad a construir una nueva civilización sin Dios.
Por esto el mundo se ha convertido en un desierto árido y frío, sumergido en el
hielo del odio y en las tinieblas del pecado y de la impureza. La Bestia negra
es la Masonería, que se ha infiltrado en la Iglesia y la ataca, la hiere y
trata de demolerla con su táctica solapada. Su espíritu se difunde por todas
partes como una peligrosa nube tóxica, y conduce a la parálisis de la fe, apaga
el ardor apostólico y aleja cada vez más de Jesús y de su Evangelio.»
Se
identifica al “Dragón Rojo” con la acción del ateísmo marxista, que es el
ejército puesto a su servicio, y a la “Bestia Negra” como la masonería
infiltrada en la Iglesia.
Revela
también María que la cadena que atará a Satanás e impedirá su maligna acción
sobre el mundo será el Santo Rosario:
7/10/1983: «Hijos
predilectos, en la batalla en que cada día estáis empeñados contra Satanás, y
sus insidiosas y peligrosas seducciones contra el poderoso ejército del Mal,
además del auxilio especial que os prestan los Ángeles del Señor, tenéis
necesidad de usar un arma segura e invencible. Esta arma es vuestra oración. La
soberbia de Satanás será una vez más vencida por la humildad de los pequeños, y
el Dragón rojo se sentirá definitivamente derrotado y humillado, cuando Yo lo
ate, no sirviéndome de una gruesa cadena, sino de una fragilísima cuerda: la
del Santo Rosario.»
El
tiempo en que Satanás será encadenado llegará antes de lo pensado:
9/10/1987: «Por último
preparo el día, ya cercano, de vuestra liberación con la definitiva derrota del
Dragón rojo, del ateísmo teórico y práctico, que ha conquistado el mundo
entero. El tiempo de vuestra esclavitud está para terminar. Naciones de toda la
tierra, ¡salid de la esclavitud y de la tiniebla e id al encuentro de Cristo
que llega para instaurar entre vosotros su glorioso reino de amor! Ha llegado
ya el momento en que Yo, la Mujer vestida del Sol, venceré al Dragón rojo, le
encadenaré y le precipitaré en el infierno para que no pueda dañar más a la
tierra. En efecto, la tierra será toda transformada en un nuevo Paraíso
terrestre para la perfecta glorificación de la Santísima Trinidad.»
También
María explica la interpretación de la persecución del Dragón Rojo a la Mujer
vomitando un río de aguas, y su salvación por las dos alas del Águila:
6/5/1989: «¡Cuánto
consuelo dais a mi profundo dolor; cuánta alegría proporcionáis a mi Corazón Inmaculado!
Porque, por medio de vosotros que me habéis respondido, la devoción hacia Mí ya
está refloreciendo en toda la Iglesia. De este modo Yo puedo ejercer, en estos
vuestros tiempos, el gran poder que me ha sido dado por la Santísima Trinidad,
para volver inofensivo el ataque que mi Adversario, el Dragón rojo, ha
desencadenado contra Mí, vomitando de su boca un río de aguas para sumergirme.
El río de aguas está formado por el conjunto de todas las nuevas doctrinas
teológicas que han tratado de oscurecer la figura de vuestra Madre Celeste, de
negar mis privilegios, de redimensionar la devoción para Conmigo, de
ridiculizar a todos mis devotos. A causa de estos ataques del Dragón, en estos
años la piedad hacia mí ha ido disminuyendo en muchos fieles y, en algunos
lugares, ha desaparecido por completo. Pero han acudido en auxilio de vuestra
Madre Celeste las dos alas de la gran águila. La gran águila es la Palabra de
Dios, sobre todo la Palabra contenida en el Evangelio de mi Hijo Jesús. Las dos
alas del águila son la Palabra de Dios acogida, amada y custodiada con la fe y
la Palabra de Dios vivida con la Gracia y la Caridad. Las dos alas de la fe y
la caridad –es decir de la Palabra de Dios acogida y vivida por Mí me han
permitido volar por encima del río de aguas de todos los ataques dirigidos
contra Mí, porque han manifestado al mundo mi verdadera grandeza. He aquí la
misión que Yo he preparado para el ejército que me he formado en todas partes
del mundo con mi Movimiento Sacerdotal Mariano: dejarse transportar conmigo
sobre las dos alas de la gran águila, es decir, de la fe y de la caridad,
acogiendo con amor, en estos vuestros tiempos, y viviendo la sola Palabra de
Dios. Los grandes prodigios que Yo realizo hoy en el desierto en el que me
encuentro, son los de transformar completamente la vida de mis pequeños hijos,
para que se vuelvan valientes testimonios de fe y luminosos ejemplos de
santidad.»
La
misión de María con sus hijos predilectos es de hacer que también ellos sean
llevados por la fe y la caridad al desierto donde se encuentra la Madre
Celeste, para ser transformados y llevados a la santidad completa.
Interpretamos que la Virgen aquí se refiere a la preparación de los santos que
luego serán arrebatados (figura de ser transportados por las dos alas del
águila) al encuentro con Jesús, y en el Cenáculo figurado por el Corazón
Inmaculado de María vivirán la sobrenatural experiencia de la efusión del
Espíritu Santo en el nuevo Pentecostés, que transformará completamente sus
vidas para que sean los instrumentos de Jesús para instaurar su Reino en la
tierra.
En
otro mensaje se define la acción de la Bestia negra y de los títulos escritos
sobre cada cabeza de la bestia:
3/6/1989: «A las siete
virtudes teologales y cardinales, que son el fruto de vivir en Gracia de Dios,
la masonería opone la difusión de los siete vicios capitales, que son el fruto
de vivir habitualmente en estado de pecado. A la fe, aquella opone la soberbia;
a la esperanza, la lujuria; a la caridad, la avaricia; a la prudencia, la ira;
a la fortaleza, la pereza; a la justicia, la envidia; a la templanza, la gula.
Aquél que llega a ser víctima de los siete vicios capitales es conducido
gradualmente a abandonar el culto debido al único Dios, para darlo a falsas
divinidades, que son la personificación misma de todos estos vicios. En esto
consiste la blasfemia más grande y horrible. He aquí por qué sobre cada cabeza
de la bestia hay escrito un título blasfemo. Cada logia masónica tiene la tarea
de hacer adorar una divinidad distinta. El objetivo de las logias masónicas,
hoy, es el de actuar con gran astucia, para llevar a la humanidad en todas
partes a despreciar la Santa Ley de Dios, en obrar en abierta oposición a los
diez Mandamientos, a sustraer el culto debido al único Dios para darlo a los
falsos ídolos, que son exaltados y adorados por un número creciente de hombres:
la razón, la carne, el dinero, la discordia, el domino, la violencia, el
placer. De esta manera las almas son precipitadas en la tenebrosa esclavitud
del mal, del vicio y del pecado, y, en el momento de la muerte y del juicio de
Dios, en el estanque de fuego eterno que es el infierno.»
Otro
pasaje del Apocalipsis, “la marca en la frente y en la mano” (Apocalipsis 13,1617)
es aclarado en su sentido:
8/9/1989: «La marca en la
frente y en la mano es expresión de una total dependencia de quien es marcado
por este signo. El signo significa a aquél que es enemigo de Cristo, es decir,
el Anticristo, y su marca cuando es impresa significa la completa pertenencia
de la persona signada al ejército de aquel que se opone a Cristo y lucha contra
su Divino y Real Dominio.
La marca es impresa en la frente y en la mano.
La frente indica la inteligencia, porque la mente
es la sede de la razón humana. La mano expresa la actividad humana, porque es
con sus manos que el hombre actúa y trabaja. Por lo tanto, es la persona la que
es marcada con el sello del Anticristo en su inteligencia y en su voluntad.
Quien permite ser señalado con la marca en la frente es conducido a acoger la doctrina
de la negación de Dios, del rechazo de su Ley, del ateísmo, que en estos
tiempos, es cada vez más difundido y propagado. Y así, es impulsado a seguir
las ideologías hoy de moda y a hacerse propagador de todos los errores. Quien
permite ser señalado con la marca en la mano es obligado a actuar de una manera
autónoma e independiente de Dios, ordenando la propia actividad a la búsqueda
de bienes solamente materiales y terrenos. De este modo sustrae su acción al
designio del Padre que quiere iluminarla y sostenerla con su Divina
Providencia; al amor del Hijo, que hace de la fatiga humana un medio precioso
para su misma redención y santificación; al poder del Espíritu Santo que actúa
por doquier para renovar interiormente a cada criatura,»
La
Virgen revela también el significado de “La Mujer vestida de sol” y de su
corona de 12 estrellas (Apocalipsis 12,1):
8/12/1989: «Hijos
predilectos, contemplad hoy, el candor inmaculado de vuestra Madre Celeste. Al
principio soy anunciada como la enemiga de Satanás, la que obtendrá sobre él la
completa victoria. «pondré enemistades entre ti y la Mujer, entre tu
descendencia y la suya; Ella te aplastará la cabeza, mientras tú tratarás de
morder su talón». Al final soy vista como la Mujer vestida de Sol, que tiene la
misión de combatir contra el Dragón Rojo y su poderoso ejército, para vencerlo,
ligarlo y arrojarlo a su reino de muerte, para que en el mundo pueda reinar
solamente Cristo. Heme aquí entonces presentada por la Sagrada Escritura con el
fulgor de mi maternal realeza: “y aparecerá en el Cielo otra señal: una Mujer
vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre
su cabeza”. En torno a mi cabeza hay, pues, una corona de doce estrellas. La
corona es el signo de la realeza. La misma está compuesta por doce estrellas,
porque se convierte en el símbolo de mi materna y real presencia en el corazón
mismo del pueblo de Dios. Las doce estrellas indican las doce tribus de Israel,
que componen el pueblo elegido, escogido y llamado por el Señor para preparar
la venida al mundo del Hijo de Dios y del Redentor. Las doce estrellas
significan también los doce Apóstoles que son el fundamento sobre el cual
Cristo ha fundado su Iglesia. Me he encontrado a menudo con ellos, para
estimularlos a seguir y a creer en Jesús durante los tres años de su pública
misión. En su lugar, Yo estuve bajo la Cruz, junto con Juan, en el momento de
la crucifixión, de la agonía y de la muerte de mi Hijo Jesús. Soy así la Madre
y Reina de los Apóstoles que, en torno a mi cabeza, forman doce estrellas
luminosas de mi materna realeza. Soy Madre y Reina de toda la Iglesia. Las doce
estrellas significan además una nueva realidad. El Apocalipsis, en efecto, me
ve como un gran signo en el cielo: la Mujer vestida del Sol, que combate al
Dragón y a su poderoso ejército del mal. Entonces, las estrellas en torno a mi
cabeza indican a aquellos que se consagren a mi Corazón Inmaculado, forman
parte de mi ejército victorioso, se dejan guiar por Mí para combatir esta
batalla y para obtener al final nuestra mayor victoria. Así, todos mis
predilectos y los hijos consagrados a mi Corazón Inmaculado, llamados hoy a ser
los apóstoles de los últimos tiempos, son las estrellas más luminosas de mi
real corona. Las doce estrellas que forman la luminosa corona de mi materna
realeza, están constituidas por las doce tribus de Israel, por los Apóstoles y
por los Apóstoles de estos vuestros últimos tiempos.»
Finalmente
hay un mensaje que condensa la intención de la Virgen Santísima respecto a la
interpretación del Libro del Apocalipsis:
5/8/1995: «Por la senda
de mis mensajes os llevo a la comprensión de aquello que está escrito en el
Libro todavía sellado. Muchas páginas de cuanto contiene el Apocalipsis de San
Juan ya os han sido explicadas por Mí. Sobretodo os he indicado la gran batalla
que se desenvuelve entre la Mujer vestida del Sol y el Dragón Rojo, ayudado por
la bestia negra, es decir, la masonería. También os he desvelado las solapadas
y diabólicas insidias tejidas contra vosotros por la masonería, que ha entrado
en el interior de la Iglesia y ha puesto el centro de su poder allí donde Jesús
puso el centro y el fundamento de su unidad. No os turbéis, porque esto forma
parte del misterio de iniquidad, que la Iglesia conoce bien desde su nacimiento.
En efecto, también en el Colegio Apostólico entró Satanás, que empujó a Judas,
uno de los doce, a convertirse en traidor. En estos vuestros tiempos, el
misterio de iniquidad se está manifestando en toda su terrible potencia.»
Fuente: Los Mensajes de María al Padre Gobbi
(Movimiento Sacerdotal Mariano) y la Segunda Venida de Cristo por Juan Franco Benedetto
No hay comentarios:
Publicar un comentario