Para el Santo Padre, la
cercanía de Jesús con los pecadores debe «provocar
en todos una seria reflexión sobre cómo vivimos nuestra fe». Y es que «Dios no conoce nuestra actual cultura del descarte, no
le entra en la cabeza. Dios no descarta a nadie. Dios ama a todos, busca a
todos, uno por uno. Él no conoce la palabra “descartar”, porque es todo amor y
misericordia»
En la primera audiencia general del mes de
mayo, el Papa meditó sobre la parábola del Buen Pastor.
En su catequesis, Francisco invitó a los
miles de peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro a seguir el camino
trazado por la misericordia del buen pastor e ir por la oveja perdida. «El
Señor no puede resignarse ante el hecho de que una sola persona pueda perderse.
El actuar de Dios es aquel que va en búsqueda de los hijos perdidos para
después festejar y alegrarse con todos por su encuentro», dijo el Obispo de
Roma.
Y es que «Dios no conoce nuestra actual
cultura del descarte, no le entra en la cabeza. Dios no descarta a nadie. Dios
ama a todos, busca a todos, uno por uno. Él no conoce la palabra “descartar”,
porque es todo amor y misericordia», aseguró el Santo Padre.
Cercanía
a los pecadores
El Papa explicó que esta parábola «es
narrada por Jesús para hacer entender que su cercanía con los pecadores no debe
escandalizar, sino al contrario provocar en todos una seria reflexión sobre
cómo vivimos nuestra fe».
Antes de concluir, el Pontífice animó a
seguir a Jesús «allí donde se encuentra la oveja descarriada» y añadió que «si
nos movemos con él, también nosotros haremos fiesta al encontrarla y volver
juntos a casa».
Radio Vaticano/Alfa y
Omega
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