Habitualmente sentimos que
permitimos que la negatividad prevalezca en nosotros. Nosotros le damos la
fuerza. La alimentamos. Eso es porque magnificamos la oscuridad – enfermedad,
mala suerte, accidentes, dificultades familiares, económicas – en lugar de magnificar
a Dios.
Todo esto lo sentimos como
parte de nuestra psicología, de nuestras emociones, de nuestras debilidades
humanas. ¿Pero habrá algún lugar donde realmente reside el mal?
El mal reside dentro de
nuestros pensamientos y nuestra psicología, porque es trasmitido pos la
cultura, por el entorno. Y por lo tanto hay que luchar contra él tanto en la
cultura como contra la parte que ella que está depositada en nuestras emociones
y pensamientos.
CÓMO NOS ENFRENTAMOS
INCORRECTAMENTE CON EL MAL
Es importante reconocer, aislar y sofocar el mal,
pero en realidad, ¿tenemos que
obsesionarnos con lo “malo”? ¿Debemos reconocer la derrota? ¿No podría incluso
ser sabio a veces ignorar un problema una vez que hemos hecho lo que podemos,
dejándolo ahora en manos de Dios?
La “obsesión” tiene el siseo de la serpiente, y cuando llegamos a estar demasiado inmersos en
un dilema, es como usar una lupa; los detalles crecen fuera de proporción;
quedamos consumidos.
Magnificar, enaltecer a Dios en su lugar es lo mas
adecuado. Oremos como rezaba Juan Pablo II, y como lo hizo Juan XXIII. La alabanza es nuestra gran defensa. Ver a
Dios como más grande que el edificio más alto mientras al diablo más pequeño
que un grano de arena, es la forma correcta de comparación. ¡Su
misericordia es muy fuerte!
No
“entretenerse” con lo negativo o comportarse como un disco rayado. Esto no tendrá
fin. En lugar de una lente de aumento, en lugar de un microscopio, en lugar de
detenerse en cada detalle oscuro, utilizar un telescopio – mirando su problema en todo el conjunto, por
lo que el problema parecerá pequeño y distante. Pronto, esa será la realidad.
Dios creó todo. Todo está bajo su dominio. Y es una gran prueba de la vida ver si podemos abandonar nuestros problemas y
sufrimientos y a nosotros mismos a Él, como lo hizo Jesús en el
Calvario. Cuando lo hacemos, abrimos el
camino para que los milagros sean posibles. Podemos mover la “montaña”.
El Señor sopla en nuestro camino. Ascendemos. Quizás aún mejor, Su poder se
intensifica a nuestro alrededor.
Cuando nos convertimos en obsesionados con un
problema es cuando le damos el poder al mal.
SIEMPRE ESTAMOS EN UNA
SITUACIÓN TERMINAL EN LA TIERRA
Un asesor financiero te muestra cifras rojas. Tu
hijo falla en la escuela. Tienes una crisis en una relación. Un médico llega y
te anuncia una enfermedad muy comprometida.
¿Quién en la tierra no está en
una situación “terminal”?
Como
un predicador contó lo que le pasó a su madre, quien fue diagnosticada con esta enfermedad y
cinco semanas de vida. Ella hizo a un lado la obsesión por el “final” oscuro de
la enfermedad; llenó su casa con saludables y sonrientes fotografías de sí
misma; y entró en el papel de vencedora en lugar de víctima. Eso fue hace
treinta años. Recientemente, ella asistió al funeral del doctor.
Sabemos de otra mujer que tenía cáncer de seno que
se propagó a los ganglios linfáticos. Ella
simplemente se negó a aceptar la enfermedad. Ella permitió una medida
prudente de intervención médica y luego bloqueó los pensamientos de enfermedad
a efectos de convencerse a sí misma que no existía. Ella ha vivido años más
allá de las expectativas.
Recientemente, hubo un informe en las noticias de
una mujer que se supo abandonar a sí misma.
“Helen Dunsford,
de 66 años, era cliente en un Bank of America en Oakland Park, Florida, cuando
una mujer que había llegado, dijo que tenía un arma en su bolso y gritó que
todos se tiraran al suelo”, se nos informa. “Mientras otros clientes escucharon las órdenes, Dunsford abordó
a la aspirante a ladrón, y la desafió hasta que llegaron las
autoridades. Tengo cáncer, etapa 4, y pensé si voy a morir es la voluntad de
Dios cuando yo muera. Ella no me va a disparar”
Los
ataques que sentimos del maligno vienen a través de como nos sentimos con las
cosas que suceden afuera nuestro, entre nosotros y el entorno físico, en el que
participan otras personas.
Es así que un
exorcista explica cómo derrotar al demonio siendo contestatarios a la Cultura
Moderna, al entorno. El maligno está infiltrado fuertemente en el corazón
de nuestra cultura dice Sante Babolín.
COMO DERROTAR AL MALIGNO
INFILTRADO EN EL CORAZÓN DE NUESTRA CULTURA MODERNA
“Nunca he dudado de la
existencia del diablo y sus influencias en los seres humanos, pero cuando hago
de exorcista realmente entiendo lo que significa. El diablo es capaz de
destruir las culturas, destruir a los pueblos. Envidia al hombre, sobre todo
envidia la capacidad de amar, y por eso hay muchas personas que sufren de
envidia”.
Y
propone evitar las explicaciones sensacionalistas, porque el mal se combate con
un “necesario discernimiento”. La confusión es la esclavitud del instinto, sin el
amor y el perdón.
Babolín plantea tres puntos para abordar el discernimiento como exorcista:
Punto número uno: el uso adecuado de la razón. De
hecho la “santidad de la razón”, como Babolin cita al filósofo Maurice
Blondel, “es el factor decisivo”, dice en la entrevista.
“Cuando yo era profesor, mi objetivo era unir la
cátedra (la razón) con el altar (la oración), y he considerado la enseñanza
como un ministerio. Ahora que estoy anclado al altar sé que debería seguir utilizando la razón, que es el único instrumento
que un hombre tiene para ejercer su discernimiento“.
El discernimiento contrasta con la cultura moderna
porque es “un grave riesgo
permanecer siempre en la superficie. Si apreciamos las sensaciones, si
hacemos colección de bellas experiencias, pero no hay razonamiento, se minimiza
el tiempo del discernimiento. Y esto es un desastre”.
Punto número dos: la libertad. Babolin la
conecta estrechamente con la cuestión de la razón. Vivir en un mundo que hace de la espontaneidad la
modalidad de acercamiento a todas las cosas, hace que, la libertad se
desvanezca.
“Porque la raíz de la libertad está en la razón. La
libertad es la razón de la razón, como afirma Blondel, influenciado por San
Bernardo, que ve en la libertad humana la imagen de Dios. Quien disminuye la razón va a disminuir la
libertad, significa ser irresponsable de la realidad en la que vivimos merced a
lo inmediato, el ‘yo siento’”
Este
es el gran engaño que se ha convertido el eje alrededor del cual
gira el nuevo concepto de la educación.
“Los jóvenes, pero cada vez más los adultos también
– nota
Babolin – dicen: ‘si lo siento lo hago’. Pero no es en el ‘yo siento’ en que
se basa la ley, la sociedad civil libre. Si hay un compromiso no tengo que
esperar ‘sentir’. No es mi dignidad como ser humano”.
Punto número tres: la dignidad.
Dice el exorcista:
“Todo está conectado: la razón, la libertad y la
dignidad. Mi dignidad como ser humano
se ejerce en el uso de la razón, en el discernimiento, en la conciencia
de lo que soy: una perfecta combinación de materia y espíritu”.
DÓNDE ESTÁ EL DIABLO Y QUE
ARMAS UTILIZA
En la confusión está el
maligno, dice el exorcista.
“Es típico
del diablo mantenernos lejos de la plenitud de nuestra identidad como seres
humanos. Su arma es la confusión más sutil, por lo que ya no sabemos
donde está la derecha como la izquierda, al igual que la gente de Nínive, a la
que se envió a Jonás. Aprendí que cuando hay confusión, siempre es el maligno
que opera”.
Y el arma que utiliza es la
seducción.
“La
atracción por lo inmediato, por lo fácil que se encuentra, por la
rapidez y sin esfuerzo”, son las falsas promesas del maligno.
“Pero no
podemos ser libres si estamos dominados por los sentidos y el instinto“, dice Babolin.
En otras palabras, el diablo se
aprovecha de nuestros actos que hacemos sin pensar, que nos alineamos a nuestra
razón.
“El instinto es lo que tenemos en común con los
animales. Pero el ser humano está llamado a manejar las cosas de acuerdo a la
razón. No es esclavo del instinto. Es libre de dar cada día una respuesta al
amor de Dios que se derrama sobre él… La
verdadera libertad se realiza por amor. Usted es libre para amar, no se es
libre para ser libre“.
EL AMOR, EL PERDÓN Y LA
SANTIDAD
He aquí, el amor. Aquí Babolin da esta respuesta en
la entrevista:
“Al maligno le molesta el amor
humano. En un exorcismo, el demonio me dijo con enojo: ‘No soporto que se
amen’. Se refería a una pareja casada. Esto me hizo reflexionar mucho
sobre el papel fundamental del matrimonio. Hay dos armas en nuestro poder, contra el diablo: la oración, es decir,
la relación de amor con Dios Padre y el amor al prójimo. El matrimonio
es el sacramento del amor. Es por eso que el diablo quiere destruirlo. Y muchos
de los problemas se solucionan mediante un acto de perdón, que pone knock out
al diablo”.
El
amor es el amor por la verdad:
“Es el amor por la verdad y junto a Cristo, el único exorcista; porque el único
exorcismo es la Cruz, que sin duda ha vencido al maligno”.
“Y, como hemos dicho, donde no
hay libre uso de la razón no puede haber amor y el diablo tiene el campo
abierto“.
Suena
muy lógico y simple ¿pero dónde queda la esperanza?
QUE EL MALIGNO NO NOS ROBE LA
ESPERANZA
Este
es un mantra que repite el Papa Francisco, lo mismo que Juan Pablo II repetía
“no tengan miedo”.
No dejes que el maligno te robe la esperanza, no le permitas alcanzar el
bolso de tus bendiciones, porque cuando lo hace, te está robando la oportunidad
de aprovechar el Poder que creó no sólo este planeta, sino el universo. Desata el Poder de Dios, no el del enemigo.
No te enganches con tus emociones que no estén tamizadas por la razón y la fe.
Si ves un tsunami que viene, ¿buscarás un terreno
más alto o se sumergirá en las aguas turbias para contemplarlo? Lo que tenemos que hacer es levantar nuestros ojos
al Señor por encima de las aguas. Lee la Biblia todos los días. Quédate
consumido por su Palabra, en lugar de por los susurros del diablo dentro tuyo.
Él susurra constantemente, “tú nunca serás capaz de hacer eso. Tu va a
fallar. Quedarás avergonzado. ¿Por qué tratarte? No es para ti. Tú no
puedes curarte. Tú vas a morir en agonía”.
Él está en cada esquina con un palo; se muestra
cada vez que puede. Sin embargo, nos caemos sólo cuando desviamos nuestra
atención. Él sólo nos puede vencer si
jugamos con sus reglas.
Juega con Dios. Mira hacia arriba, no hacia abajo,
mira hacia arriba a la Crucifixión. Mira
la forma en que Jesús depositó sus ojos en los cielos antes de morir. Y en la
gloria después. Mira la fe de Juan Pablo II, que cuando llegó la hora de
morir dijo sólo y con calma que era el momento de “ir al Padre.”
La Santísima Virgen ha dicho
que con suficiente oración, nosotros ni siquiera sentiremos el pasaje al Cielo.
Engrandece al Señor, no a la enfermedad, no a la
dificultad, no temas, usa la razón y la fe.
Foros de la
Virgen María
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