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Son seres
puramente espirituales, creados por Dios. Sin embargo, pueden tomar formas
visibles, como sucedió al Arcángel San Rafael cuando acompañó a Tobías en su
viaje (Tob.5-12) o como cuando después de la Resurrección y de la
Ascensión de Nuestro Señor, aparecieron Ángeles en formas humanas. (cfr.
Mc.16,5 y Hech.1,10).
Sin embargo, los
cuerpos que asumen los Ángeles no forman parte de su naturaleza; son meros
instrumentos necesarios para comunicarse visiblemente con los seres humanos,
y cualquier acción que parezcan estar realizando, son sólo apariencias.
"Ustedes me veían comer y hablar, pero sólo era apariencia"
dijo San Rafael Arcángel a Tobías al final de su jornada juntos cuando se le
identificó (cfr. Tob. 12, 19).
Los Ángeles
tienen inteligencia y voluntad, y son creaturas personales e inmortales.
(cf. Lc. 20, 36) (CIC 330)
Por ser puramente
espirituales e inmateriales, superan en perfección a todas las creaturas
visibles. (CIC 330) Así ocupan el primero y más alto lugar en la escala
del universo creado.
El ser humano
viene de segundo en la escala de las creaturas: "Lo hiciste poco
inferior a los Ángeles" (Sal. 8, 6). (Algunas traducciones dicen "poco
inferior a un dios", pues hubo un tiempo en que se hablaba de
los "ángeles" como "dioses").
Los Santos Ángeles
también poseen extraordinaria belleza y esplendor.
Cuando San Juan,
en una de las visiones del Apocalipsis, vio un Ángel en toda su gloria, creyó
que era Dios mismo y se postró para adorarlo, habiendo sido corregido en su
equivocación por el mismo Ángel (cfr. Ap. 22,8). Los Ángeles suelen
esconder su gloria cuando se muestran a los humanos.
Entre todos los
seres creados por Dios, los Ángeles son los que mejor reflejan las cualidades
divinas. (cfr. Catechism Explained, Spirago-Clarke, 1899)
Es bueno hacer
notar que los demonios o ángeles caídos, igual que los Ángeles
Buenos, son seres puramente espirituales que no han perdido ninguno de sus
poderes angélicos. Perdieron -sí- la gracia sobrenatural al oponerse a
Dios.
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