"Jesús añadió:
- Os aseguro que el
que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que se mete por otro
lado, es ladrón y salteador. El que entra por la puerta, ese es el pastor que
cuida las ovejas. El guarda le abre la puerta, y el pastor llama a cada oveja
por su nombre y las ovejas reconocen su voz. Él las saca del redil, y cuando ya
han salido todas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen porque reconocen
su voz. En cambio no siguen a un extraño, sino que huyen de él porque no
conocen la voz de los extraños.
Jesús les puso esta
comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir.
Volvió Jesús a
decirles:
- Os aseguro que yo
soy la puerta por donde entran las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí
fueron ladrones y salteadores, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la
puerta: el que por mí entra será salvo; entrará y saldrá, y encontrará pastos.
El ladrón viene
solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida
y la tengan en abundancia."
Hoy Jesús nos indica las cualidades del Buen Pastor. El que entra por la puerta, llama a cada oveja por su nombre y estas lo conocen. Él las saca del redil, camina delante y ellas le siguen y reconocen su voz. Jesús se describe a sí mismo, pero a la vez nos indica cómo han de ser los pastores de la Iglesia.
Jesús se atribuye otro símbolo: la puerta. Una puerta abierta, acogedora. Una puerta que nos lleva a la vida.
Todo verdadero pastor ha de pasar por esa puerta, si no, es un ladrón. Y que el pastor pase por esa puerta significa que ha de ser como Jesús. Si nuestra vida no trata de imitar la de Jesús, no somos pastores. Cuando en la Iglesia se ha usado o se usa el puesto de pastor para tener poder, riquezas y dominio, no se es un buen pastor, sino un bandido. Y pastores no son únicamente la jerarquía. Todos somos pastores de alguien. Todos tenemos la obligación de ayudar a los demás a salir del corral, de conocerlos "por su nombre", de andar delante en el camino del compromiso y la entrega.
Hoy Jesús nos indica las cualidades del Buen Pastor. El que entra por la puerta, llama a cada oveja por su nombre y estas lo conocen. Él las saca del redil, camina delante y ellas le siguen y reconocen su voz. Jesús se describe a sí mismo, pero a la vez nos indica cómo han de ser los pastores de la Iglesia.
Jesús se atribuye otro símbolo: la puerta. Una puerta abierta, acogedora. Una puerta que nos lleva a la vida.
Todo verdadero pastor ha de pasar por esa puerta, si no, es un ladrón. Y que el pastor pase por esa puerta significa que ha de ser como Jesús. Si nuestra vida no trata de imitar la de Jesús, no somos pastores. Cuando en la Iglesia se ha usado o se usa el puesto de pastor para tener poder, riquezas y dominio, no se es un buen pastor, sino un bandido. Y pastores no son únicamente la jerarquía. Todos somos pastores de alguien. Todos tenemos la obligación de ayudar a los demás a salir del corral, de conocerlos "por su nombre", de andar delante en el camino del compromiso y la entrega.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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