viernes, 22 de abril de 2016

LA HUMANIDAD ESTA RETROCEDIENDO A UN ESTADO PRIMITIVO DE CIVILIZACIÓN: REAPARECEN LOS SACRIFICIOS HUMANOS


A los “civilizados” habitantes del Planeta Tierra del Tercer Milenio, la sola idea de un sacrificio humano nos es repugnante y salvaje. Nos provoca escalofríos pensar en las ceremonias druidas o aztecas y nos sentimos agradecidos de vivir en siglo XXI. Qué alivio pensar que todo eso quedó atrás.

Pero si abrimos los ojos comprenderemos que la idea de “sacrificios humanos” en nuestros días no despareció. Feministas que luchan por la ley de aborto voluntario, familiares de un paciente con Alzhaimer, o de un enfermo con cáncer terminal, etc. Todos ellos engrosan la lista de los que ven la muerte – de otros, por supuesto – como algo que facilita la vida de los que quedan vivos.

Cuando leemos que un país aprobó una ley de interrupción de la vida, o que su parlamento la tiene a discusión, no llegamos a darnos cuenta inmediatamente de lo que esto significa.

Disfrazada detrás de la palabra “muerte misericordiosa”, se esconde la idea se sacrificar a seres humanos vivos. Pues resulta que a los centros médicos, hospitales, sanatorios, etc., les son muy onerosos los tratamientos de medicación, alimentación y locación destinados a pacientes que no tienen buen diagnóstico. Es como alimentar cadáveres, lo cual no sólo aumenta sus costos, sino que además amenaza sus beneficios anuales.

Ya sabemos quién está detrás de esto, el mismo que al no poder contra la mujer (María) vino a perseguir a sus hijos en la Tierra, como se expresa en el Apocalipsis 12:17

“Entonces el dragón se enfureció contra la mujer y se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, es decir, a los que observan los mandamientos de Dios y guardan el mensaje de Jesús”.

EL RIESGO DE ESTAR ENFERMO Y VIVIR EN PAÍSES DEL PRIMER MUNDO COMO HOLANDA, BÉLGICA, LUXEMBURGO

Bélgica tiene aprobada le ley de la eutanasia desde el año 2002. Y a partir del 28 de febrero de 2014 la extendió a los niños. Esta ley, fue aprobada en un tiempo récord para Bélgica; menos de un año llevaron las discusiones parlamentarias, porque se quería dejar aprobada esa ley antes de nuevas elecciones. Y se hizo ¡sin tomarse el tiempo para consultar expertos!

Pero, al enterarse de que no existen datos de que alguien haya solicitado para su hijo esa medida final, uno podría preguntarse a razón de qué se tomó esa medida y “quién” está detrás.

Y entonces la conclusión es fácil, la eutanasia se está convirtiendo en la norma y hay que extenderla a toda la sociedad. Los 235 casos de 2003 se dispararon hasta 1.816 en 2013. Un aumento de más del 600%.

En Holanda, la decisión se tomó antes, en 2001. Y al año siguiente entró en vigor una Ley que con determinados requisitos permite la Eutanasia a petición, como el auxilio al suicidio, que en el Código Penal de ese país están prohibidos.

Y hace poco extendió esa medida a los pacientes con Alzhaimer, o con otro tipo de demencias. En previsión de ello, se les hace firmar una autorización cuando aún ellos están con suficiente lucidez.

VOCES EN CONTRA DE LA DESHUMANIZACION

Paradójicamente, los médicos holandeses se niegan a ejecutar esa petición, ya que ellos mejor que nadie están en condiciones de afirmar que muchas veces esos pacientes no tienen sufrimiento.

Y dado que los responsables legales son los que tomarán la decisión por ellos, queda claro que esa medida se tomaría para comodidad de los familiares y para economía del centro de internación.

A su vez, los movimientos que se oponen a esta medida, dicen que en el caso de los niños se planteaba como esencial la claridad mental en el momento de decidir.

¿Por qué, se preguntan ahora, no se hace lo mismo con los que sufren de algún tipo de demencia?

En realidad, dicen, a nadie le importaba la voluntad de los niños y es por esa razón que más de 200 médicos y pediatras rechazaron públicamente la eutanasia infantil, señalando que es imposible determinar si un niño es capaz de entender lo que significa ser asesinado.

Los opositores a estas medidas en Bélgica señalan que este país tiene una fantástica cobertura de cuidados paliativos para tratar que los niños sin esperanza no sufran mientras llega su final. Reclaman que se invierta en establecimientos especiales para llevar a cabo estos fines humanitarios.

Pero se enfrentan a la fría realidad de que, en tiempos de crisis, la eutanasia es menos costosa que mantener indefinidamente a un enfermo terminal.

A pesar de eso, y luchando contra el poder establecido, los movimientos humanitarios sostienen que hay que ayudar a las familias a cuidar de sus enfermos. Hay que ser creativos porque el asesinato no es una solución. Y si se toma esta medida de trivializar la muerte, toda la sociedad estará en peligro. Porque uno podría morir hasta sin quererlo, ya sea por errores administrativos, por comodidad del médico o algún tipo de necesidad de los familiares.

Ha habido un cambio de mentalidad promocionada desde los medios de comunicación, que proclaman las bondades de “morir sin sufrimiento”, que ha llevado a que los números se hayan elevado a máximos insospechados, a pesar que hay estudios que demuestran que la muerte asistida también es un proceso de sufrimiento.

Pero no son pocos los que se han dado cuenta de que la amarga y terrible realidad es que no hay fondos para cuidados paliativos ni camas disponibles para sostener enfermos sin esperanza. El cambio de mentalidad viene solo. Es cómodo y limpio. No hay culpables. Es al propio enfermo a quien la sociedad le incita a pedir su fin.

¿ESTARÉ OBLIGADO A PEDIR LA EUTANASIA AUNQUE NO QUIERA?

En esta nueva mentalidad la función de los médicos cambia, porque si uno entra en un sanatorio para que lo curen, ¿tendrá confianza en que los profesionales harán todo lo posible para curarlo o, por el contrario, lo irán llevando hasta que uno mismo decida que no hay vuelta y es mejor pedir la “muerte digna”?

Y si no lo haces, ¿muchos ojos acusadores no se fijarán en ti hasta que por fin lo hagas?

Entonces llegamos a que la sociedad entera se vuelve asesina. Hay dos autores materiales el propio asesinado y los médicos que asisten en este asesinato. Y un sinnúmero de cómplices, que son los familiares, las autoridades del hospital y del sistema de salud, lo medios de comunicación que ‘venden’ este nirvana y la opinión pública que asiente y aplaude.

HOY LA DISCUSIÓN SE INSTALA EN FRANCIA

Hoy Francia es noticia, porque a principios de 2016 aprobó la “ley del Final de la Vida”, que permite que los pacientes al final de su vida interrumpan el tratamiento médico y soliciten que se les sede hasta que mueran.

La Ley de “Sueño Profundo” permite a los enfermos terminales ser puestos en un estado de coma irreversible retirándoseles el soporte vital. Esta Ley (la Ley Leonetti), desea asegurarle al paciente con horas o días de vida, la posibilidad de ser inducido a un coma profundo e irreversible hasta que muera.

El político de derecha Jean Leonetti, autor de la Ley, señala que el paciente debe estar al final de su vida y con mucho sufrimiento a pesar del tratamiento, para que el médico pueda decidir la sedación y la cesación del soporte vital hasta la muerte. Esta sedación no debería permitir ninguna posibilidad de que el paciente pueda despertar.

Para algunos líderes religiosos, académicos de medicina y defensores pro-vida esta nueva ley es una forma de eutanasia camuflada.

UNA CARTA DE RELIGIOSOS QUE NOS CONCIERNE A TODOS

En una carta abierta publicada en Le Monde, los líderes de las tres principales religiones monoteístas de Francia, el cristianismo, el islam y el judaísmo, describieron el proyecto de ley como una amenaza a la dignidad humana, a pesar que se alzaron voces desde el Vaticano diciendo que se trata de una ley “equilibrada”.

Philippe Barbarin (Cardenal, Arzobispo de Lyon), François Clavairoly (presidente de la Federación Protestante de Francia), Monseñor Emmanuel (Metropolita de Francia y Presidente de la Asamblea de los obispos ortodoxos de Francia), Korsia Jaim (Gran Rabino de Francia) Mohammed Moussaoui (Presidente de la Unión de mezquitas en Francia y presidente honorario del Consejo francés del Culto musulmán) lanzaron un

“llamamiento conjunto, ansioso y apremiante”, para alertar sobre el hecho de que esta posible nueva ley no sea de ninguna manera violatoria del principio básico de que toda vida humana debe ser respetada en particular en el momento en que es más frágil”.

“Pero, si se utiliza la sedación no para aliviar al paciente, sino para causar su muerte, eso sería un acto de eutanasia solapada”, afirman.

Decían que la legislación daría a los pacientes moribundos el derecho de pedir un alto a tratamiento, para ser colocados bajo anestesia general hasta el momento de la muerte, que vendría pronto al cesar el sostén para la vida.

“Nosotros, – continúa la carta – representantes de las tres principales tradiciones religiosas monoteístas, conscientes de que la evolución de nuestra sociedad, genera nuevas situaciones y la necesidad de buscar modificaciones o mejoras, así como legislación y reglamentos para acompañar esta evolución, consideramos que este tipo de acción debe ser el resultado de un debate sereno, democrático y respetuoso de la persona humana y de su dignidad”.

Hacemos un llamamiento a un nuevo debate, pidiendo que la ley sea civilizada y civilizadora, que haya un consenso de principios claros, para estar seguros de que se ayuda a vivir y a morir sin acortar la vida. La decisión de matar nunca puede ser una opción, porque de otra manera se generará con el tiempo, la muerte de un sinnúmero de personas indefensas”.

Ha surgido sin que sea admitida, una nueva tentación: la de la muerte, que puede llegar al abusar de la sedación. Asimismo, la línea entre la necesidad de sedar excepcionalmente a un paciente para aliviarlo y la que va dirigía a interrumpir su vida es muy delgada. Eso sería eutanasia, aunque no se la reconozca como tal. Pero, cuando se trata de la vida y la muerte, la conciencia humana no puede estar en paz si uno juega con las palabras. La propia democracia puede sufrir por el manejo de estos conceptos sensibles”.

Es por esta razón que nosotros exigimos que sea aconsejado el acompañamiento de las personas al fin de su vida, garantizando que sean claramente protegidas por la prohibición de matar. Es en la mirada puesta sobre los miembros más frágiles de la sociedad que se puede medir el grado de humanización de una sociedad. Nos preguntamos ¿En nombre de qué principio se puede legalizar un gesto de muerte?

¿En virtud de que la persona en esas condiciones ha perdido su dignidad humana?

¿Es tal vez porque ya ha terminado su tiempo de vivir?

¿Se le hará entender entonces que ya su vida es inútil, indeseable, costosa?

¿Por ventura cree el hombre que está en posición de discernir — para él mismo o para otro — la patente de humanidad?

“Este es un gran reto para nuestra sociedad, para el vínculo entre las generaciones, por la confianza que debe existir entre los que brindan cuidados y entre los que los reciben, y más profundamente, para servir a la grandeza de la medicina, al espíritu de la civilización”.

Paradójicamente el derecho francés, que excluye las terapias agresivas, condena la Eutanasia. En 1999, el Consejo de Europa la condenó, prohibiéndola, como sucede en casi todos los países del mundo. Pero en menos de diez años, Francia dio un giro a su política y aquello de “Nada puede justificar el derecho de matar a un hombre ni su salud, ni la inconsciencia, ni su extrema vulnerabilidad, o incluso el deseo de morir” parece ser dejado de lado y se autorizará a los médicos a suspender el tratamiento si así lo consideraban pertinente.

La inviolabilidad de la vida humana ha entrado en una nueva fase. Y es en este terreno común en el que se consolida la muerte como acto médico.

Lamentablemente la carta de los religiosos en Francia cayó en saco roto y el occidente sigue su marcha hacia la restauración de los sacrificios humanos.

LA CUESTIÓN SIGUE SIENDO ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

La eutanasia ha demostrado ser un tobogán descendente, porque una cosa es lo que los parlamentos aprueban y otra la que se aplica en los hospitales, que es mucho más ‘sanguinario’.

Bastaría con que nos pusiéramos a pensar que las muertes por eutanasia se denuncian sólo en un 20%, en Holanda a pesar de lo cual las cifras oficiales muestran que se han duplicado (de 1923 muertes en el año 2005, se elevó a 3695 en 2011). Artículos como Evidencias de que la eutanasia está fuera de control en los países en que es legal”, demuestran que aumentó ha sido casi exponencial en los últimos diez años.

Situación además grave teniendo en cuenta que la mayoría de las muertes por eutanasia no es solicitada, es decir que no se cuenta con la voluntad del paciente para terminar con su vida.

Estas muertes involuntarias cubren una amplia gama de condiciones: coma, presunta demencia senil, bebés defectuosos, peticiones familiares… Nada parece detener esta marea de insensibilidad.

La sociedad moderna, en aras de no perder sus logros económicos y su estatus social, ha llegado al punto que parece sin retorno, de regresar al tiempo de los sacrificios humanos para contentar a sus dioses, que ya sabemos quiénes son.

Fuentes:




Escrito por María de los Ángeles Pizzorno - De Uruguay, Escritora, Ex Secretaria retirada

Foros de la Virgen María

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