VATICANO, 27 Abr. 16 / 03:55 am (ACI).-La parábola del buen
samaritano centró hoy la catequesis del Papa
Francisco en la Audiencia General de este miércoles en la que invitó a actuar
como él y tener compasión hacia el prójimo ya que el sufrimiento del hombre no
se puede ignorar.
“Estamos todos llamados a recorrer
el mismo camino del buen samaritano, que es figura de Cristo: Jesús se
ha inclinado ante nosotros, se ha hecho nuestro siervo y así nos ha salvado
para que también nosotros podamos amarnos como Él nos ha amado”.
El Papa contó de forma breve la historia de cómo un hombre le pregunta a
Jesús “¿qué debo hacer para heredad la vida
eterna?” y Jesús le pide que la responda él mismo y dice este: “Amarás al Señor
tu Dios con todo tu corazón, con toda
tu alma y con todas tus fuerza y toda tu mente, y al prójimo como a ti
mismo”. Jesús le respondió a su vez: “Haz esto y vivirás” y le cuenta la
parábola.
Francisco comentó que en ella están representadas la figura de un
sacerdote, un levita y un samaritano. Los dos primeros se encuentran con un
hombre moribundo que ha sido asaltado por ladrones, quienes lo han herido. “La
ley del Señor en situaciones similares proveía la obligación de socorrerlo,
pero ambos pasan junto a él sin detenerse”, dijo.
El Santo Padre explicó que “no es automático que quien frecuenta la casa
de Dios y conoce su misericordia sepa amar al prójimo”. “Tú puedes conocer toda
la Biblia, puedes
conocer todas las normas litúrgicas, puedes conocer toda la teología, pero del
‘conocer’ no es automático el amar. Amar
tiene otro camino, con inteligencia, pero tiene algo más”.
En este caso “el sacerdote y el levita lo ven pero lo ignoran”, y sin
embargo “no existe un verdadero culto si no se traduce en un servicio al
prójimo”, destacó el Papa.
“No lo olvidemos nunca: frente al sufrimiento de mucha gente agotada por el hambre, por la violencia
y las injusticias, no podemos permanecer como espectadores”. “Ignorar el sufrimiento del hombre
significa ignorar a Dios”, añadió.
Por su parte, el samaritano, “cuando ve al hombre herido no pasó de él
como los otros dos que estaban unidos al templo, sino que tuvo compasión”. “Los
otros dos ‘vieron’, pero sus corazones
permanecieron cerrados, fríos, en cambio, el corazón del samaritano
estaba en sintonía con el corazón mismo de Dios”.
El Papa señaló que “la compasión
es una característica esencial de la misericordia de Dios” y el mismo verbo
indica “que las entrañas se mueven y tiemblan a la vista del mal del hombre”.
Francisco apuntó entonces que “en los gestos y en las acciones del buen
samaritano reconocemos el modo de actuar misericordioso de Dios en toda la historia de la salvación”.
Poco antes de concluir, el Santo Padre explicó que Dios actúa así con
cada hombre: “no ignora, sino que conoce
nuestros dolores, saber cuánta necesidad tenemos de ayuda y de
consuelo”.
"La compasión, el amor, no es un sentimiento vago, sino que
significa tomar cuidado de otro; significa comprometerse cumpliendo todos los
pasos necesarios para ‘acercarse’ al otro hasta quererle”.
Por
Alvaro de Juana
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