"Después de esto, Jesús habló a
la gente y a sus discípulos, diciendo:
- Los maestros de
la ley y los fariseos son los encargados de interpretar la ley de Moisés. Por
lo tanto, obedecedlos y haced todo lo que os digan. Pero no sigáis su ejemplo,
porque dicen una cosa y hacen otra. Atan cargas pesadas, imposibles de
soportar, y las echan sobre los hombros de los demás, mientras que ellos mismos
no quieren tocarlas ni siquiera con un dedo. Todo lo hacen para que la gente
los vea. Les gusta llevar sobre la frente y en los brazos cajitas con textos de
las Escrituras, y vestir ropas con grandes borlas. Desean los mejores puestos
en los banquetes, los asientos de honor en las sinagogas, ser saludados con
todo respeto en la calle y que la gente los llame maestros.
Pero vosotros no os
hagáis llamar maestros por la gente, porque todos sois hermanos y uno solo es
vuestro Maestro. Y no llaméis padre a nadie en la tierra, porque uno solo es
vuestro Padre: el que está en el cielo. Ni os hagáis llamar jefes, porque vuestro
único Jefe es Cristo. El más grande entre vosotros debe servir a los demás. Porque
el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será
engrandecido."
El texto de hoy nos
pone en guardia para no utilizar la religión en nuestro provecho. Mientras la
Iglesia, la comunidad de los cristianos, fue perseguida, esta tentación era
prácticamente inexistente. Es a partir de Constantino, es decir a principios
del siglo IV, que la Iglesia toma una estructura jerárquica, los vestidos
sacerdotales copiados de los sacerdotes de Roma y Gracia. La religión se alía
con el poder y deja de ser aquella asamblea (eccesia, iglesia) de personas que
buscan seguir el evangelio. Empiezan los títulos, el carrerismo, la búsqueda
del poder.
Jesús indica un
camino muy distinto. Un camino en el que todos somos hermanos y en el que manda
ha de ser el servidor de todos. Utilizar la religión para medrar, para darse
importancia, aunque se hable muy bien y se explique perfectamente el evangelio,
no es sino hipocresía.
¿Diría hoy Jesús de nosotros que los
demás hagan lo que decimos, pero que no sigan nuestro ejemplo? Si nuestra vida
no se corresponde al evangelio, es inútil que asistamos a muchos actos
religiosos, que prediquemos muy bien, que seamos importantes. Simplemente,
somos hipócritas.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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