martes, 26 de enero de 2016

¿CUÁL ES EL MOTIVO POR LOS QUE EL CIELO ENVIARÁ LOS TRES DÍAS DE OSCURIDAD [AL MUNDO]?


Profecías de la beata Ana María Taigi.

La Profecía de los Tres Días de Oscuridad ha sido dada por varios místicos y videntes de muchas épocas y causa fascinación, a la vez que una mezcla entre alivio -¡por fin llegó la purificación!- y temor.

Pero no deja de ser una hipótesis, como todas las profecías, aunque algunos las invisten de tal grado de certeza que les impide apreciar puntos de vista divergentes (incluso entre los propios profetas) que lleva a unos a convertirse en ‘fan’ de una profecía y ‘enemigos’ de otra, e incluso llegando a denunciar a quien meramente informa, acusándole de crear confusión.

Estimados lectores, cuando publicamos algo no estamos indicando “tienen que creer en esto al pie de la letra”, sino ejerciendo nuestro rol de informadores, ofreciendo material para discernir. Con esto queremos contestar a los que nos escriben furiosos porque publicamos algunos artículos con informaciones que ellos no están de acuerdo, nos estigmatizan como protestantes, herejes y muchas cosas más e incluso nos amenazan.


QUIEN FUE ANA MARÍA TAIGI

Ana María fue hija privilegiada de Luis Giannetti y María Massi. Nació en Siena, La Toscana, el 29 de mayo de 1769. En su bautismo recibió el nombre de Ana María Antonia Gesualda.

En 1775, se mudó a Roma con sus pobres y piadosos padres. A su debido tiempo Ana María se casó con Domenico Taigi, o más bien Taegi, un joven piadoso y virtuoso, pero de costumbres toscas y ásperas, lo que contribuyó mucho a la santificación de María Taigi.

Ella fue un modelo perfecto de esposa y madre cristiana. Tuvieron siete hijos. Aunque profundamente humilde y retraída, el perfume de su extraordinaria santidad se extendió a lo largo y ancho.

Ana María disfrutó de un regalo muy singular y maravilloso de Dios. Durante cuarenta y siete años, una luz sobrenatural misteriosa, una especie de sol, estaba siempre ante sus ojos.

Allí ella podía leer el estado de las conciencias, de las revoluciones, las guerras, los planes de los gobiernos, los objetivos de las sociedades secretas, las supersticiones y crímenes, la recompensa de los santos así como los castigos tanto temporales como eternos, preparados por Dios para todas las transgresiones humanas.

Durante su vida y después de su muerte ella obró muchos prodigios. Murió en Roma, en gran olor de santidad, el 9 de junio de 1837.

El proceso de su beatificación avanzó muy rápidamente y fue beatificada en 1920 en Roma.

Las previsiones proféticas de esta admirable vidente alcanzan hasta el día del juicio universal. La mayor parte de sus profecías se encuentran en los archivos secretos de la Congregación de Ritos en Roma.

Pero muchas de estas profecías fueron dadas a conocer por ella a un número considerable de personas eminentes en virtud y también a varios altos dignatarios. El Venerable Vicente María Strambi, obispo de Macerata, fue uno de ellos. También monseñor Natali, quien durante veinticinco años, disfrutó de toda su confianza.

El cuerpo de la Beata Ana María Taigi se encuentra incorrupto en Roma.

El Cardenal Salotti escribió su vida y profecías. Predijo la abdicación de Carlos IV de España, la caída de Napoleón, la liberación del Papa Pío VII, etc., con un lujo de detalles que se comprobaron todos.

Por ejemplo, cuando agonizaba el Papa León XII, piden oraciones a Ana María Taigi y ella contestó:

“El Papa no morirá, pero que se prepare Monseñor Strambi (su consejero) que ha ofrecido la vida por él, pues el Señor ha aceptado su generoso ofrecimiento

Y, para la sorpresa de todos, efectivamente León XII sale del peligro y de repente Monseñor Strambi -actualmente beatificado-, cae desvanecido y muere.

LA PROFECÍA DEL CASTIGO

El 31 de agosto de 1816, ella oye de Nuestro Señor:

“Oh Roma, Roma. Hijos criminales. ¿Ignoráis el bien que os hice?… Tomo nota de vuestra respuesta… Pero cuando Mi Padre Celestial dé la orden… Amada Mía: verás cómo terminará Roma.

Sabe que ahora caen como la nieve las almas en el infierno… que lloren y sollocen amargamente…

No se puede llamar ya a Roma la Santa… Tú los ves, lo ves claramente con tus propios ojos… Viven como bestias.

Los hombres… No buscan aquí abajo más que el lujo, placeres y satisfacciones… y se dejan llevar de toda clase de deseos culpables…

Y muchos se me quejan todavía de no poder llevar el peso de sus miserias. Pero si yo pudiera hablarte… quisiera abrirte Mi Corazón… Me vengaré… en ellos”

Según el Cardenal Sallotti, que tuvo acceso a todas las actas del proceso de beatificación, Nuestro Señor le mostró las tramas de las fuerzas secretas contra el alto clero.

En una ocasión Él le dirigió palabras de fuego contra los sacerdotes que contaminaban los altares.

“Ella vio también el futuro castigo y al fin el triunfo de la Iglesia; Dios quiere purgar la tierra y su Iglesia, para lo cual está preparando una plantación nueva de almas desconocidas que operarán grandes y sorprendentes milagros (Mons. Sallotti, págs. 300-340).

Los castigos de la tierra serán mitigados, los del cielo serán universales y espantosos.

“Cinco años antes de la muerte de Pio VII – refiere Mons. Natali – me describió la gran prueba en preparación: las revoluciones se abatirán sobre Roma, los desastres disminuirán por las satisfacciones de los santos.

La cizaña será arrancada y luego la mano de Dios volverá a imponer orden allí donde será impotente el esfuerzo humano.

Los castigos de la tierra serán mitigados, pero los del cielo serán universales y espantosos. Millones de hombres morirán por el hierro, sea en la guerra, sea en las luchas civiles; otros millones perecerán de muerte imprevista.

Después, naciones enteras volverán a la unidad de la Iglesia, muchos turcos, paganos, judíos serán convertidos y su fervor llenará de confusión a los antiguos cristianos.

En una palabra, me decía que el Señor quería limpiar el mundo y su Iglesia, para lo cual preparaba un renacimiento milagroso, el triunfo de su misericordia”.

También describió la visión de la tierra rodeada de llamas, cubierta por tinieblas, que luego será especificada por la profecía de los tres días de oscuridad:

“La misma visión se presentará muchas veces a la beata. Ve a la tierra rodeada de llamas, la cubren las tinieblas, se hunden numerosos edificios, la tierra y el cielo parecen agonizar.

La prueba es seguida de un renacimiento universal. Y todo esto ocurrirá cuando parezca que la Iglesia ha perdido todos los medios humanos de hacer frente a las persecuciones (Mons. C. Sallotti, pág. 159).

“No obstante, ve un día que el sol se abre y da paso a torrentes de sangre, mientras la Virgen intercede para detener los castigos preparados. Símbolo de las grandes crisis mediante las cuales Dios iba a purificar a la Iglesia.

Parece desencadenarse un espantoso ciclón, el cielo arde, tiembla la tierra, se vislumbran pestes, revoluciones, revueltas, matanzas, batallas, negros aeróstatos recorren el cielo, cubriendo la tierra de fuego y de tinieblas…” (Mons. C. Sallotti, pág. 172).

En el proceso de la beatificación del Venerable Anna María Taigi, publicado en la Analecta Juris Pontificii, leemos lo que sigue depuesto bajo juramento por el cardenal Pedicini:

“Un día Ana María, mientras derramaba un torrente de lágrimas, oró y ofreció sus acciones y sufrimientos por la conversión de los pecadores, por la destrucción del pecado y para que Dios sea conocido y amado por todos los hombres.

Entonces, Dios le manifestó los horribles pecados de personas de toda condición, y cómo Él se sintió gravemente ofendida.

Al ver esto, la sierva de Dios experimentó un dolor profundo y suspirando exclamó: ‘¡Oh, amado Señor! ¿Cuál es el remedio para este desastre?’

Jesucristo contestó: ‘Hija mía, mi esposa la Iglesia, mi Padre y yo mismo deberemos remediar todo. Después del castigo… los que han de sobrevivir tendrán que comportarse bien’.

En este punto ella vio innumerables conversiones de herejes, quienes volvían al seno de la Iglesia. Vio también, la edificante conducta de sus vidas, así como la de todos los otros católicos”.

LA PROFECÍA DE LOS TRES DÍAS DE OSCURIDAD

¿Qué profetizó concretamente Ana María Taigi para nuestros tiempos sobre los tres días de oscuridad?

Dios enviará dos castigos: uno en forma de guerra, revoluciones y peligros, originados en la tierra; y otro enviado desde el Cielo.

Vendrá sobre la tierra una oscuridad total que durará tres días y tres noches. Nada será visible y el aire se volverá pestilente, nocivo, y dañará, pero solo a los enemigos de la religión.

Durante los tres días de tinieblas la luz artificial será imposible. Sólo las velas benditas arderán. (…)

Los fieles deben permanecer en sus casas rezando el Santo Rosario, y pidiendo a Dios Misericordia.

Los malos perecerán en toda la tierra durante esta oscuridad universal, con excepción de algunos pocos que se convertirán.”

En otra visión vio:

“La tierra envuelta en llamas, hundiéndose numerosos edificios. La tierra y el cielo parecía que estaban agonizando. Millones de hombres morirán por el hierro, unos en guerras, otros en luchas civiles; millones perecerán en los tres días de tinieblas. (…) Después de purificar al mundo y a su iglesia, y de arrancar de cuajo toda la mala hierba, Nuestro Señor operará un renacimiento milagroso”…

“Los cirios benditos preservarán de la muerte así como las oraciones a la Santa Virgen y a los ángeles”.

“Tinieblas pestilentes, pobladas de visiones horrorosas, envolverán la tierra durante tres días. Los demonios aparecerán bajo toda suerte de formas horribles”.

Quien quiera que abra la ventana por curiosidad y mire afuera, o bien salga de la casa, caerá muerto en el acto. En estos días todos deben quedar en su casa, recitando el Rosario e implorando la misericordia Divina…” (M. Servant, pág. 374).

En definitiva, una gruesa tiniebla envolverá la Tierra durante tres días. Esta horrible oscuridad se impregna con vapores pestilentes. Está llena de apariciones espantosas que van a provocar especialmente la muerte de los enemigos hipócritas y de los enemigos declarados de la Santa Iglesia.

Ana María anunció que muchos hombres impíos, enemigos de su Iglesia y de su Dios, serán matados por este flagelo divino, sus cuerpos sobre Roma serán tan numerosos como los peces que la inundación del Tíber hubo una vez llevado a la ciudad.

Todos los enemigos de la Iglesia, tanto los secretos como los bien conocidos, perecerán durante esa oscuridad universal, con la excepción de algunos pocos, que Dios hará convertir poco después. El aire se infectará de malos espíritus, aparecerán demonios de todas clases y de formas horribles.

Ana María contempló la oscuridad total de tres días sucesivos, esparciéndose por todo el mundo. Vio la caída en ruinas de paredes, acompañadas de mucho polvo, como si un gran edificio hubiese caído abajo. Este flagelo le fue mostrado en diversas ocasiones.

Esto podría indicar ruinas causadas por espantosos terremotos, o destrucciones efectuadas por terroristas.

Asumimos como bastante seguro, que esta oscuridad será física y concreta, similar a la sucedida en Egipto, mencionada en el Éxodo, capítulo décimo, y que será ininterrumpida durante tres días.

Se admite universalmente que Dios castigó a los egipcios con tinieblas materiales por su voluntaria ceguera interna, corrupción y obstinación.

Monsieur Nicolás Amadeus dijo respecto a esta profecía:

“Por mi parte, no voy a dar por confirmado que la oscuridad física vendrá; pero me parece que el tema es demasiado grave para reírse. Las profecías bíblicas y la historia y estado de la mente humana en la época actual, pueden justificar los temores de muchas personas sobre este tema. Una oscuridad física de tres días de duración tuvo lugar en Egipto, por lo mismo se deduce que es posible que tengamos otra vez el mismo fenómeno; pues si ya sucedió algo así, algo similar puede suceder de nuevo”.

La apertura del sexto sello, descrita en Apocalipsis, parece predecir una gran oscuridad cuando señala que después de un gran terremoto el sol se pondrá negro como ropa de luto.

“Vi cuando el Cordero abrió el sexto sello, hubo un gran terremoto, el sol se puso negro como tela de cilicio, la luna toda como sangre; las estrellas cayeron del cielo como la higuera malogra sus higos verdes cuando es sacudida por un fuerte viento; el cielo se retiró enrollándose como un largo pergamino y montes e islas fueron removidas de sus lugares. Los reyes de la tierra, los príncipes, los tribunos, los hombres ricos, los hombres fuertes y todo siervo y todo libre se escondieron en cuevas entre las peñas de los montes; diciendo a los montes y a las peñas: “Caed sobre nosotros y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono y de la ira del Cordero. Porque el gran día de su ira ha llegado, ¿y quién podrá sostenerse en pie?” (Apoc. 6:12-17)

TERMINARÁ CON LA VENIDA DE SAN PEDRO Y SAN PABLO

Una aparición celestial vendrá a tranquilizar a los fieles. San Pedro y San Pablo van a aparecer sobre las nubes, los hombres todos los verán y de una manera sobrenatural, la fe volverá a sus corazones. Innumerables conversiones de herejes causarán una gran edificación universal.

“Después de las tinieblas San Pedro y San Pablo descenderán de los cielos, predicarán en todo el universo y designarán al Papa. Una gran luz saldrá de su persona e irá a posar sobre el Cardenal futuro Papa”.
San Miguel Arcángel apareciendo, entonces, sobre la tierra bajo forma humana, tendrá al demonio encadenado hasta la época de la predicación del Anticristo.

En ese tiempo la religión extenderá su imperio ‘Unus Pastor’. Los rusos serán convertidos, así como los ingleses y la China, y el pueblo estará en júbilo contemplando el triunfo brillante de la Iglesia” (M. Servant, pág. 234).

Como vemos, los tres días de oscuridad son la culminación de una tribulación, pero quizás no la Gran Tribulación, sino la tribulación menor, porque a la salida de esta tribulación el demonio será encadenado y recién luego vendrá la predicación del Anticristo, de modo que esto avala la hipótesis de que aún falta mucho para la Segunda Venida de Cristo, ver aquí.

Foros de la Virgen María

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