Steve Jobs Y Su Más Grande Desafío.
Pienso
que Steve fue un líder de negocios transformacional que pensaba “fuera de la caja”. Tras saber de su muerte,
decidí averiguar más sobre Steve y compartirlo.
En
cierta manera, él no era distinto de usted y de mí. Fue criado (y adoptado) por
una familia de clase media. Al crecer era energético, bromista y divertido. Sin
embargo, era diferente.
Tenía
inteligencia por encima del promedio (se saltó un grado en primaria). Evidenció
el síndrome de hijo único, solitario con pocos amigos y sin saber cómo
compartir. En otras palabras, su cociente
emocional era más bien bajo. Esto era evidente en sus relaciones con amigos,
muchachas, familiares, empleados, colegas, socios y jefes.
La
única excepción pudiera ser su esposa que fue lo suficientemente fuerte como
para parársele y capear las altas y bajas de su personalidad. Fundó Apple, tuvo
un hijo fuera del matrimonio y llegó a ser rico y famoso. Su visión del mundo
era en blanco y negro… ó uno estaba bien ó mal; sus emociones fluctuaban entre
los dos extremos. La mayor diferencia entre él y nosotros era su pasión: pasión
por la excelencia.
En las
escuelas de negocios estadounidenses se nos enseña a satisfacer las necesidades
de los accionistas—accionistas, inversionistas, dueños, empleados, acreedores y
suplidores, maximizando el rendimiento de inversiones.
En
realidad, los gerentes generales satisfacen sus necesidades primero—obteniendo
salarios de 6 a 8 cifras, enormes opciones de acciones y paracaídas dorados al
separarse. Steve pensaba que aquello estaba equivocado; creyó en crear un
mercado basado en grandes productos y la innovación y lo probó con iTunes, iMac, iPod, iPhone, iPad, e iCloud.
En agosto
de 2011, Ordenadores Apple se convirtió en la compañía más valiosa del mundo.
Sin embargo, Steve no llegó a disfrutar el éxito porque su salud se había
deteriorado tras una larga lucha con el cáncer, que se regó de su páncreas a su
hígado. Por supuesto que cualquier otra persona con medios ordinarios no habría
podido pagar el mejor cuidado médico que tuvo él, incluyendo un trasplante de hígado.
Se
convirtió en el Gerente General de Apple nuevamente en 1997 cuando estaba al
borde de la quiebra. Él y su equipo A trabajaron día y noche para corregir
esto. A veces llamaba a alguien a medianoche sobre una gran idea que le había
venido. Era un trabajador determinado e incansable.
En
2004 se sometió a cirugía para remover un tumor pancreático; en 2005 se dio cuenta
de que pudiera haber sacrificado su salud en cambio. En 2009 se sometió a un trasplante de hígado. El 5 de octubre de 2011, falleció ante el dolor y
sorpresa del mundo de que un icono público había partido.
En el
verano de 2011, decidí conseguir un mapa financiero para mi eventual
jubilación; tenía 61 años. Tras investigar varias semanas en la Internet
buscando un asesor financiero, mi esposa y yo entrevistamos a dos sujetos
reputados en el área de la bahía de San Francisco.
Uno de
ellos se veía exitoso; manejaba bienes multimillonarios para sus clientes.
Tenía unos 12 empleados trabajando para él; era muy profesional y organizado.
Sin embargo, me impactó verle pálido y frágil para su edad, estando en sus 40s.
El
dinero no significa mucho si no tenemos salud. A menudo, mientras estamos en
esta “carrera de ratas”, perseguimos dinero
ó éxito pero descuidamos nuestra salud. ¿Será el éxito material más importante
que la salud… ó será al revés?
David
B. Lo, copyright 2012
Fuente: www.motivateus.com
Fuente: www.motivateus.com
La
narración de hoy nos debe llevar a una seria reflexión sobre lo que es
realmente importante. Su autor se pregunta al final si el éxito tiene sentido
personal si no está acompañado de la salud. Y agregaríamos que el concepto de
salud trasciende la buena condición del cuerpo y que necesariamente incluye
nuestra alma y espíritu, ya que fuimos creados por Dios de esa manera.
La
vida es mucho más que los logros personales y la salud física de la que podamos
gozar para disfrutarlos… tiene que ver con sabernos parte de una comunidad a la
somos llamados a bendecir, aunque algunos más y otros menos.
¿Cómo
nos vemos a nosotros mismos al reflexionar sobre esto? ¿Por qué no permitirle
al Señor guiarnos mediante Su palabra y Su Espíritu al respecto?
Raúl
Irigoyen
El Pensamiento Del Capellán.
El Pensamiento Del Capellán.
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