martes, 27 de octubre de 2015

RESULTADO FINAL DEL SÍNODO DE LA FAMILIA: EMPATE TÉCNICO QUE FAVORECE LA ACOMODACIÓN A LA MORAL MUNDANA


En los papeles no se cambió la doctrina…

Finalizó la segunda parte del Sínodo de Obispos sobre la Familia con un documento que obtuvo consenso en base a la ambigüedad.

Para unos el texto no se aparta de la doctrina oficial de la Iglesia. Pero para otros, aunque no se dice directamente en el texto, dejó legitimada la posición de los liberales que pretenden dar acceso a la eucaristía a los divorciados vueltos a casar y el reconocimiento de las familias homosexuales; a partir de ahora se puede sostener legítimamente lo que antes existía pero debía ser condenado oficialmente .

De ahora en adelante es legítimo que en las parroquias se hable de las dos posiciones y se trabaje sobre el plano pastoral en uno u otro sentido según sea la interpretación que se haga de las conclusiones.

PROFUNDIZACIÓN DE UN PROCESO

Se ha profundizado la apertura de un proceso, como le gusta decir al papa Francisco sobre la dinámica de los cambio en la Iglesia, queriendo expresar con esto que en la Iglesia no se pueden pretender cambios bruscos, sino abrir procesos que fructifiquen con el correr de las décadas.

Francisco convalidó el espíritu de renovación con su énfasis indiscriminado de la naturaleza infinita de la misericordia divina, diciendo: “El primer deber de la Iglesia es no dictar condenas o anatemas, sino proclamar la misericordia de Dios.”

Y el Obispo belga Johan Bonny, dijo en una conferencia separada el viernes que el documento final del Sínodo abre una “ventana pastoral”.

“El Sínodo es un momento. Estamos en un proceso. Si usted ve lo que ha sucedido en nuestra iglesia en los últimos dos años desde que Francisco ha sido electo, esto realmente es un proceso en curso”.

En concreto, el documento final ha recomendado suavizar la práctica de la iglesia (pastoral) hacia los divorciados casados ??de nuevo, diciendo esas personas deben discernir decisiones sobre sus vidas espirituales individualmente, en concierto con la guía de sus sacerdotes.
Mientras que documento final del Sínodo habla sobre las personas homosexuales en un solo párrafo, repitiendo más o menos las declaraciones de la iglesia, que las personas con “tendencias homosexuales” deben ser “respetadas en su dignidad y recibidas con respeto, con cuidado para evitar cualquier tipo de discriminación injusta”.

El documento también critica a las organizaciones internacionales, que condicionan la ayuda financiera a los países en desarrollo como contrapartida de leyes sobre el matrimonio del mismo sexo.

El lanzamiento del documento final se produce después que la reunión de tres semanas fue inusualmente polémica, incluso con la publicación de una carta privada escrita por 13 cardenales a Francisco quienes le dijeron que la reunión parecía “diseñada para facilitar resultados predeterminados en cuestiones disputadas importantes”. La organización del Sínodo rechazó esto.

Lo más seguro es – como los prelados sinodales han dicho – que se debe esperar que Francisco desarrolle estos temas en un documento en algún momento en el futuro.

El Cardenal canadiense Gérald Lacroix dijo que:

“Él sabe los acentos, los puntos difíciles. Puede que no tengamos un consenso en todo, pero sabe el peso de cada argumento”.

EL TEXTO SOBRE LOS DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR

Todos los 94 párrafos de la Relatio Finales han obtenido la mayoría de dos tercios (sobre 270), y los únicos que han logrado el resultado con estrechez fueron los relacionados con el tema del acompañamiento de los divorciados vueltos a casar.

En particular, el apartado 85 ha alcanzado los dos tercios a un solo voto, 177 contra 178 necesarios.

En este tema llama la atención que no hay mención a la eucaristía.

Los tres párrafos sobre los divorciados vueltos a casar, 84, 85 y 86, ocupan la mayor parte del trabajo del grupo de discusión germánico, en el que participaron pesos pesados como los cardenales Walter Kasper, Marx, Muller y Schonborn, y que desde el principio había identificado el camino de una posible mediación, de una manera asombrosa para los expertos pues preveían una lucha enconada.

El Cardenal Schonborn reputado como progresista – en la rueda de prensa habitual del almuerzo dijo:

“No hemos hablado del acceso directo a los sacramentos sino de la forma de entendimiento para la integración en las comunidades cristianas de estas parejas”.


En el numeral 85 se hablaba de un atento discernimiento de las situaciones. Y dice que es deber de los sacerdotes acompañar a las personas interesadas en el camino de la comprensión según la enseñanza de la Iglesia y las directrices del Obispo”.

Más allá de estos “lineamientos del obispo” que podría resultar en una realidad muy heterogénea, el número 86 se expresa indicando que este discernimiento no podrá nunca prescindir de las exigencias de la verdad y la caridad del Evangelio propuesta por la Iglesia“.

Es bastante obvio que no se menciona específicamente el acceso a la eucaristía, lo cual ha sido un compromiso alcanzado con el fin de recoger el número suficiente de votos para llegar a los dos tercios.

Tenemos que entender que el Papa se expresará sobre el asunto, en algún documento. Pero sin embargo se sentaron las bases para un discernimiento más cuidadoso en el trato de los divorciados vueltos a casar que “no deben sentirse excomulgados”.

Como sugirieron los alemanes, el Sínodo sugirió el uso de lo que se llama el “fuero interno”; el documento dice que los sacerdotes pueden ayudar a los católicos vueltos a casar “en la toma de conciencia de su situación ante Dios  para decidir cómo seguir adelante.

Un conservador podría interpretarlo como que se ha cerrado el acceso a la Comunión, ya que no se menciona en el texto. Un liberal podría interpretarlo como que incluye la Comunión, ya que no se excluye de forma explícita en el texto.
La verdad es que la comunión no fue mencionada porque esa era la única forma en que los párrafos podrían obtener una mayoría de dos tercios. Al igual que el Concilio Vaticano II, el sínodo logra consenso a través de la ambigüedad.

Esto significa que están dejando Francisco libre de hacer lo que cree mejor, pero puede ser que Francisco no diga explícitamente nada y se los traslade a las Conferencias Episcopales de cada país.

Aquellos que esperaban una revolución se encuentran con que la Iglesia católica dice una vez más que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, abierto a la vida, que se comprometen a amar para siempre, y son el ladrillo sobre el que construir el presente y el futuro de la sociedad humana.

Además recuerda que el matrimonio cristiano no puede ser reducido a una tradición cultural o un acuerdo legal simple, sino que es un verdadero llamado de Dios que exige cuidadoso discernimiento, oración y maduración constante.

SOBRE LAS PERSONAS HOMOSEXUALES SÓLO UN PÁRRAFO

De esto sólo habla a numeral 76 y sólo se refiere a las familias que viven la experiencia de tener dentro de ellos una persona homosexual, por eso “la Iglesia reafirma que toda persona, independientemente de su orientación sexual, debe ser respetada en su dignidad y darle la bienvenida con respeto, para evitar todo signo de discriminación injusta.”

Pero no hay ningún tipo de alusión a alguna forma de reconocimiento de las parejas del mismo sexo.

“En cuanto a las propuestas al equivalente de matrimonio a las uniones entre personas homosexuales, no hay fundamento alguno para asimilar o establecer ni remotamente similitud de las uniones homosexuales y el designio de Dios para el matrimonio y la familia”.
“El Sínodo cree en todo caso totalmente inaceptable que las iglesias locales sufran presión sobre este asunto y que los organismos internacionales para condicionen la ayuda financiera a los países pobres a la introducción de leyes que establecen el “matrimonio” entre personas del mismo sexo“.


En definitiva el sínodo no progresó más allá que lo hicieron los obispos americanos en 1997 en el mensaje pastoral “Siempre Nuestros Hijos”.

ENTONCES, ¿QUIÉN GANÓ Y QUIEN PERDIÓ?

Hablemos del texto solamente.

Es evidente que ganó el comité de redacción, muy criticado de antemano, que se habría avergonzado si su texto hubiera sido rechazado.

También ganaron los alemanes que llegaron a un acuerdo en lugar de lanzar condenas el uno al otro.

Francisco también ganó que consiguió un sínodo en el que se intercambiaron y debatieron con apertura completa ideas, sin que la Iglesia hiciera un crack inmediato.

Y también las familias católicas de todo tipo, que recibieron toda la atención de los padres sinodales durante estas tres semanas.

¿Y quién pierde? Los que querían hacer hincapié sólo en la ley de la misericordia, y querían una apertura total y directa ya.

Y también perdieron quienes se oponían a poner sobre la mesa como temas de discusión las posibles aperturas.

En los próximos días, conservadores y liberales intentarán traducir a su favor la letra del texto, porque da para todo.

Los conservadores tratarán de demostrar que el texto dice formalmente que no hay cambio en la doctrina.

Mientras que los liberales dirán que no se prohíben expresamente cambios pastorales para cumplir las intenciones de la letra.

Y en todo caso, actuarán como lo han hecho hasta ahora, introduciendo los cambios de hecho a nivel de las parroquias.

Los reformadores liberales en la Iglesia han presionado durante años para eliminar del Catecismo y otros documentos de la Iglesia el lenguaje que enseña que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”, y que el divorcio civil y el nuevo matrimonio es “adulterio”.

Tres elementos principales del lenguaje se encuentran desafiados por los liberales:

-“Intrínsecamente desordenados para describir la naturaleza de los actos homosexuales

-“Adulterio” para describir la actividad sexual entre los divorciados vueltos a casar civilmente

-“Indisolubilidad para describir el carácter absolutamente vinculante de los votos matrimoniales

Esta agenda de cambio del lenguaje se ha ido convirtiendo en una parte pública de la discusión sinodal a partir del polémico informe de mitad de período del año pasado que insertó el concepto que había “elementos positivos” en las uniones homosexuales.

Estas controversias lingüísticas resurgieron como puntos desde el principio del sínodo de este año, cuando el P. Thomas Rosica de la oficina de prensa del Vaticano declaró que “debe haber un fin al lenguaje excluyente” y un nuevo “lenguaje de la misericordia”, especialmente al hablar de los homosexuales y los divorciados vueltos a casar.

Esta batalla la presenciaremos en los próximos meses.

¿CUÁL SERÁ EL ENTORNO GEOGRÁFICO DE ESA BATALLA?

En primer lugar los medios de comunicación.

Los medios de comunicación laicistas y algunos medios católicos apoyan esta agenda reformista. Aunque la novedad en este sínodo es que los conservadores no fueron tomados de sorpresa, como en el sínodo anterior y trabajaron mejor en los medios de comunicación.

Este campo de batalla es muy visible para todos.

El segundo lugar de batalla son las parroquias.

Creo que a quien vaya a misa asiduamente no le pasa desapercibido que la presión por la apostasía viene en este momento de las bases, en quienes se ha producido una fuerte corriente de opinión favorable a acomodar la doctrina de la Iglesia a la moral dominante en la sociedad.

Algunos párrocos la enfrentan, pero son los menos; otros tratan de no hablar de “temas conflictivos” para no contradecir a los fieles (“Padre no hable del infierno porque me asusta”, “Padre no se refiera que estoy en pecado porque yo soy divorciada”) y los demás que todos hemos oído. Y hay otros párrocos que estimulan la acomodación.

No es tan simple como algunos dicen que cardenales e incluso el Papa son favorables a una apertura porque son modernistas. Pueden serlo, pero hoy son las propias bases de la Iglesia que hoy están empujando hacia la apostasía, hablando de occidente.

Con buen tino dirán otros que esta apostasía comenzó por párrocos, obispos y cardenales que difundieron sus ideas a las bases; lo cual es cierto. Pero eso ya germinó y este proceso está anclado firmemente en las bases, en las parroquias.

No estoy haciendo ningún juicio de valor, sino simplemente describiendo la realidad para que nadie se lleve a engaño.

No nos podemos engañar, el resultado de este Sínodo ha sido un nuevo paso adelante en la acomodación de la Iglesia a la moral del mundo; la única forma en que no lo hubiera sido era que el Sínodo cortara toda apostasía de Raíz, y aun así llevaría décadas de contrarreforma.

Obviamente toda esta interpretación es opinable y para tu discernimiento.

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